El drama de los "restavek", la trasienda hitórica del tráfico de niños en Haití. Hay unos 300.000 "restaveck", entre los de 5 y los 17 años, el 70% niñas, que viven en semiesclavitud.
Félix Flores
El gobierno imaginario de Haití le ha molestado la atención de los medios sobre el caso de los diez estadounidenses presuntos secuestradores de 33 niños porque "desvía la atención" de la emergencia nacional. Tal vez inconscientemente, el Gobierno asumía un estado natural de cosas porque, como dice el padre Miguel Jean Baptiste, "todo el mundo sabe en este país que se trafica con niños; están las mafias de abogados, los responsables de las iglesias...". Este tráfico internacional arranca en Haití de los tiempos de la colonia francesa, y es común, a fin de cuentas, a todo país pobre.
En Haití se llama restavek (del francés rester avec, quedarse con alguien) a los hijos de familias pobres del campo que son entregados a familias de la ciudad, para las que trabajan en régimen de semiesclavitud.
"Comen poco, duermen poco, trabajan mucho", dice Baptiste. "Desde la independencia, hace 200 años, el Estado no se ha preocupado del campo; no hay escuelas, no hay nada de nada, y esa gente no duda en dar sus hijos a quien sea, y ni siquiera a cambio de promesas". Así se comprende que los padres de algunos de los niños captados por los norteamericanos a través de un intermediario religioso (figura habitual) hayan dicho que los volverían a entregar de buena gana, ya que no los pueden mantener. El padre Miguel los califica, no obstante, de criminales por aprovecharse de la situación tras el seísmo.
El sacerdote, que tiene su parroquia en lo alto de un cerro polvoriento de mal acceso en el que se encaraman viviendas miserables, creó un refugio para los restavek en Carrefour, pegado a Puerto Príncipe, y Leogane.
El centro de Carrefour atiende a 350 niños. Les ofrece comida caliente, alfabetización y juegos de dos a cinco de la tarde, después de su trabajo doméstico. Las familias de acogida deben ser persuadidas de que los dejen acudir.
El padre Miguel calcula que hay unos 300.000 restavek, con edades entre los 5 y los 17 años. El 70% son niñas, cenicientas trágicas sujetas a todo tipo de abusos. La organización Solidaridad de las Mujeres Haitianas documentó 238 violaciones entre enero del 2007 y junio del 2008. Sus explotadores no son familias ricas, porque estas pagan por su servicio doméstico. Los restavek, dice Baptiste, "son los pobres de los pobres". "Muchas familias de acogida pasaron por la experiencia de ser restavek", dice. Es un fenómeno que se reproduce mecánicamente, porque "desde la independencia de Haití no ha habido un esfuerzo para liberar a la gente de una mentalidad esclavista, y los Duvalier, a su manera, la cultivaron". Según el padre Baptiste, no todos los restavek son víctimas de malos tratos, pero este periodista no había visto miradas más tristes en Haití.
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