lunes, 2 de agosto de 2010

No miren tanto las experiencias del Frente Amplio en Uruguay sino coloca la mirada hacia Cuba y Nicaragua


Por Jorge Capelán*

"Me resulta un poco extraño el que se tome como referente al Frente Amplio de Uruguay (FA) para el proyecto de resistencia del pueblo hondureño más allá de la opinión que se pueda tener de su gestión de los espacios del poder político logrados desde 2005. En lo personal cre que el FA actual deja mucho que deser, aunque me parece que también a menudo se sobreestima su capacidad de acción real en las condiciones actuales de Uruguay.

Primero que nada quisiera decir que el FA es muchas cosas y tiene muchos períodos históricos tras de sí (se formó a finales de los 60s). El FA puede verse como un movimiento unitario de la izquierda, como un movimiento de resistencia a una dictadura (y, justamente en este aspecto, es en el que la actual Resistencia hondureña tiene mucha más fuerza interna de lo que jamás tuvo la resistencia a la dictadura en Uruguay), o como un frente electoral de izquierdas (en unas épocas, más radical que en otras).

Habría que definir qué dimensión y de qué período de la historia del FA es la que se quiere tomar como fuente de inspiración.

Por otro lado, las formaciones sociales uruguaya y hondureña sólo tienen dos aspectos en común, que son la agroexportación y la "dependencia". En todo lo demás son totalmente diferentes.

El Uruguay: un país "europeo", objeto del colonialismo blando de Gran Bretaña, que hasta llegó a ejecutar proyectos de desarrollo para el país, tardía e indirectamente subyugado por los EE.UU. (no ocupado repetidas veces como lo fue Honduras), urbanizado, con un reformismo y una democracia burguesa que verdaderamente funcionaron durante los primeros 60 años de este siglo dando espacio a importantes conquistas progresistas, con un vasto movimiento sindical de fuertes raíces comunistas, socialistas y anarquistas en una sociedad en la que la mitad de la población vivía (y aún vive) en una capital cuyo referente más cercano en Centroamérica y el Caribe son San José o La Habana) y no precisamente Managua o Tegucigalpa. Las diferencias con Honduras son un poco evidentes ¿no les parece compñer@s?

Otra cosa que no se dice: Ahora parece como que jamás hubo guerrillas en el Uruguay, o que fueron producto de alguna locurita juvenil del Pepe Mujica de la cual él ahora se arrepiente. Lo cierto es que el nacimiento del FA estuvo íntimamente ligado al surgimiento de la guerrilla tupamara, tal vez hubiesen muchos que deseasen que el FA fuese una forma de neutralizar a la guerrilla, pero para muchos el FA fue una expresión cívica y de masas de un movimiento popular muy grande y amplio que puso sobre el tapete la cuestión del poder, de la liberación nacional y del socialismo, y también como un movimiento contra la fascistización de la sociedad promovida por los EE.UU., son cosas que no se pueden separar (y al mismo tiempo relacionar) sin cometer una grave violencia contra la historia.

El movimiento fue derrotado con el golpe de 1972. La guerrilla fue desarticulada, sus dirigentes fueron declarados rehenes por la dictadura. El FA no sobrevivió sino a través de estructuras clandestinas de muy limitada capacidad operativa, los sindicatos fueron destruidos. Lo que sí se desarrolló en más de 10 años de dictadura fue un movimiento internacional de solidaridad mucho más fuerte de lo que la Resistencia Hondureña tiene hoy en día, pero eso era en las condiciones de aquella época y no en el mundo de hoy en día.

No fue el FA el que botó a la dictadura en el Uruguay, el que diga eso pinta un cuadro falso. Otra cosa es decir que algunas de las estructuras que sobrevivieron la represión lograron reactivarse y recomponer el movimiento, pero la caída de la dictadura uruguaya, junto con la del resto de dictaduras latinoamericanas que cayeron por aquellos años - inclusive la "democratización" hondureña, con su constitución de "artículos pétreos" - es en el fondo hija de la decisión del Departamento de Estado de dejar de apoyar regímenes autoritarios en favor de un régimen de democracias vigiladas neoliberales.

Originalmente el FA tenía en su programa la reforma agraria y una importante socialización de la economía. Esas demandas jamás se discutieron cuando se negoció el fin de la dictadura uruguaya. El FA tuvo que seguir luchando como un partido político más, lo cual no critico, y más bien constato que el FA dio duras batallas por defender lo poco de sector público que iba quedando durante el neoliberalismo. Durante mucho tiempo el FA fue un buen movimiento político amplio de izquierda. No estoy tan seguro hoy en día, sobre todo cuando escucho muchas de las barbaridades que dice Pepe Mujica.

Pero en todo caso, a lo que voy, el punto que quiero hacer, es que los cr@s hondureñas deberían entender, es que aún esa experiencia del FA, pertenece a una etapa que el pueblo hondureño ya ha superado.

En Honduras ya ha habido frentes electorales de izquierda, la última vez legitimaron la farsa de las elecciones golpistas. ¿Para qué volver atrás? El FA se fundó a finales de los 60s; la dictadura uruguaya cayó en 1985; el FA llegó al gobierno a fines de 2004. La pregunta es: ¿Tiene Honduras 40, 25 años más para perder? Recién hoy en día se esta poniendo tras las rejas a algunos de los más connotados fascistas, muchos de los cuales y a estas alturas ya son viejos carcamales. La reforma agraria todavía es un sueño lejano. Me pregunto: ¿Tiene Honduras, o Centroamérica, 40 años más de vida, o tan sólo 25, al ritmo que vamos?

Nada más lejos de mi intención que el pretender enseñarle a los y las hermanas hondureñas cómo llevar adelante su lucha, qué métodos aplicar, qué consignas levantar, etcétera. Sin embargo, el compromiso de la solidaridad también entraña el deber de alertar acerca de situaciones sobre las que se tiene cierto conocimiento.

Lo que les señalo son las evidentes limitaciones de la experiencia uruguaya. Del FA seguramente podrán aprender tantas cosas útiles como de cualquier otro movimiento político de la izquierda latinoamericana, pero seguramente ninguna de ellas será de carácter estratégico para su lucha.

En ese sentido, considero mucho más productivo mirar a dos grandes experiencias históricas exitosas en el entorno cercano caribeño y centroamericano: Cuba y Nicaragua. La historia de ambos pueblos esta, como en el caso hondureño, inextricablemente enlazada con el imperio yanqui. Nicaragua era la sede del CONDECA, mientra que Cuba - como Honduras - tenía (y aún tiene) hasta una base militar yanqui en su territorio. ¿Qué vemos en esas experiencias?

Vemos unos programas políticos con amplísimo arraigo popular (en Cuba, el Programa del Moncada, en Nicaragua, el Programa Histórico del FSLN). Vemos instrumentos políticos (el 26 de julio y el FSLN) que jamás se subordinaron a los marcos políticos impuestos por otras clases sociales que no fuesen los sectores populares de la ciudad y del campo. Vemos un total rechazo a la legitimidad de los sistemas políticos írritos, nulos e ilegales diseñados por las oligarquías genocidas y sus amos los EE.UU. para perpetuarse en el poder. En ambos casos, la contradicción entre un ilegítimo poder constituido y el nuevo poder constituyente se resolvió por medio de la abolición del primero a través de la masiva participación de la población”.

Un abrazo
Jorge

* Jorge Capelán es uruguayo, escritor, periodista y analista. Vive actualmente en Nicaragua. Salió como centenares de miles de uruguayos de su país después el golpe de estado en junio 1973 con rumbo a Venezuela. Vivía en el país de Bolívar hasta el 1979 cuando triunfó la revolución sandinista. En el país de Sandino vivía hasta 1990 y partió para las tierras de los vikingos suecos. Y ahí quedó hasta el 2008.
Colabora con varios medios como “Tortilla&Sal”, la Revista Correo, entre varios medios. Y ahora opina sobre el interesante debate sobre si es factible y deseable de copiar el modelo del Frente Amplio en Uruguay a la construcción del Frente Nacional de Resistencia Nacional. Constata, que solo tienen común la agroexportación y la dependencia. Sugiere ver las experiencias más cercanas como la construcción del Movimiento 26 de Julio de Cuba y los lineamientos orgánica y política del Frente Sandinista.

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