domingo, 7 de febrero de 2010

Madre de niños haitianos secuestrados: "La mujer blanca me dijo que no me preocupase"

Los diez misioneros baptistas de EEUU descubierntos cuando pretendían sacar de Haití a 33 niños aseguran que creían que los pequeños eran huéfanos y que únicamente buscaban darles una vida mejor. Los padres de los pequeños aseguran que no los habían dado en adopción, sino simplemente irían a la República Dominicana para criarse allí y más adelante volver a Haití. Maggi Moise es la madre de dos de estos niños.

Calebasse, Haití). Cuando los misioneros baptistas de Estados Unidos vinieron a esta pequeña localidad, Maggie Moise entregó gustosa a sus gemelos de 9 años. Dice que creía que a los niños les iría mejor creciendo en República Dominicana, tal y como prometieron los misioneros. Les dijo adiós con la mano mientras se subían al autobús con otros 20 niños de aquí.

“El país va a estar mal un tiempo. No puedo ayudar a mis niños. Así que los entregué a esta gente blanca”, cuenta Moise, madre de ocho hijos, a GlobalPost.

Los 10 misioneros, arrestados la semana pasada cuando trataban de llevarse a 33 niños, incluidos los dos hijos de Moise, a la República Dominicana sin documentación ni permiso, han sido acusados de secuestro infantil y asociación criminal este jueves. El cargo por secuestro puede acabar con una condena de cárcel de 5 a 15 años y el de asociación criminal tienen precedentes con sentencias de 3 a 9 años de prisión en un país donde el Gobierno apenas funciona después del terremoto.

Las intenciones que -presuntamente- tenían los misioneros con los niños y la manera en la que les recogieron ha suscitado preguntas preocupantes en un país que lleva sufriendo el tráfico de niños mucho tiempo. Según UNICEF, sólo en 2009 las bandas criminales pueden haber traficado con 2.000 pequeños. El miedo es que este caso no sea más que la punta del iceberg, con muchos niños –incluidos huérfanos- vulnerables y expuestos a la explotación, al mercado negro de adopciones o redes de prostitución infantil.

El pueblo de Calebasse se encuentra en las colinas de Puerto Príncipe, mirando hacia los escombros en los que se ha convertido la capital. Moise y otros habitantes de este lugar han descrito a GlobalPost lo que pasó cuando renunciaron a sus hijos a cambio de una promesa de una vida mejor para los pequeños.

Moise dice que los misioneros baptistas de EEUU se llevaron a sus hijos, Volmy y Kimley, creyendo que los niños volverían a Haití cuando se hicieran mayores. Moise, como otros padres de Calebasse, asegura que no creía que estuviera dando a sus hijos en adopción.

Los misioneros, la mayoría de una congregación de Idaho, afirman que ha habido un malentendido. Ellos dicen que estaban salvando niños desesperados y abandonados que se habían quedado huérfanos tras el terremoto. El caso ha llegado a las más altas esferas del Gobierno estadounidense, incluida la secretaria de Estado Hillary Clinton, que ha intentado interceder en el caso, pero la Justicia haitiana parece decidida a juzgarles en su país.

Moise cuenta que un hombre llamado Isaac, que trabaja en el orfanato del pueblo, se puso en contacto con ella y le dijo que “unas personas blancas” querían ayudar a su familia, para proporcionarles una vida mejor. Después de negociar con los misioneros, con Isaac como intermediario, Moise firmó un papel en el que permitía a sus hijos marcharse con el grupo:

“Nos dijeron ‘no os preocupéis, todo irá bien’. Escribieron los nombres de los niños en un papel y me pidieron que lo firmara como confirmación. La mujer blanca me dijo ‘no se preocupe, podrá ponerse en contacto con sus hijos’ y me enseñaron un folleto del sitio donde iban a vivir mis niños”.

Moise dice que los misioneros estadounidenses le enseñaron imágenes de un verdadero paraíso donde los niños podrían crecer seguros antes de regresar para ayudar a sus padres. La madre niega las acusaciones de haber recibido dinero por los niños.

Chesner es uno de los 33 niños que se llevaron los misioneros, junto a cuatro de sus hermanos. Chesner dice que los misioneros vinieron a ver a su madre y le dijeron, a través de intermediarios, que él estaría mejor con ellos en la República Dominicana, por “todos los problemas con la salud que hay ahora, con las moscas de los cadáveres”.

GlobalPost encontró a su madre, Anna, en un área seriamente dañada de Puerto Príncipe cerca del aeropuerto, pero prefirió no hablar y negó conocer a un pastor de nacionalidad haitiana y estadounidense que presuntamente ayudó a los misioneros baptistas en la capital. “No le conozco”, dijo, mientras una muchedumbre inquisitiva se arremolinaba alrededor de la escuela destrozada que ahora es su casa. Algunos entre la multitud le dijeron que no hablara. “No puedo hablar, porque la policía está investigando [el caso] y me dijeron que no hablase con los periodistas”.

Los habitantes de Calebasse y los familiares de los niños dicen que todos se reunieron en un campo de fútbol sucio mientras los estadounidenses se llevaban a cuantos niños podían en el autobús. “Cuando la mujer blanca vino a llevarse a mis gemelos, dijo que se quería llevar incluso a más niños”, recuerda Moise. “Querían llevarse a tantos consigo… Pero no cabían más en el autobús”.

En un campamento cercano al aeropuerto, un grupo de huérfanos vivía en unas chozas construidas con cartón. El orfanato donde vivían antes del terremoto, el Children’s Foundation de Haití, quedó destruido y acabaron aquí. Los dos hombres que dirigían el orfanato, padre e hijo, dicen que se les acercó un estadounidense ofreciéndoles dinero por los niños y les dijo que era un sacerdote.

El director del orfanato, Joseph Marcel, cuenta que el pastor donó dinero y comida y preguntó si podría llevarse a tres niños a Estados Unidos. Eligió específicamente a tres chicas. No les dijo su nombre completo o algún otro detalle, pero prometió volver para llevárselas al cabo de dos semanas, según Marcel.

Marcel dice que pensó que el hombre sólo estaba tratando de ayudarles: “Me dijo que sentía mucho lo que había pasado y que sólo quería ayudar. Si alguien se los quiere llevar a Estados Unidos, estaría bien, pero hagámoslo en condiciones”.

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