sábado, 6 de marzo de 2010

Hillary de gira por Sur América, cambia telefonitos por permisos para invasiones humanitarias

Evocando lo bien que lo pasaron los españoles nobles y decentes cuando le cambiaron espejitos a nuestros indígenas por perlas, oro y diamantes durante la colonizacion humanitaria con la que nos obsequio la Corona Española, la bondadosa Hillary Clinton, viaja a Sur América con un avión Hércules repleto de telefonitos satelitales muy coquetos.

Los telefonitos, vienen previamente equipados con detector de chavistas, rastreador de uranio y localizador de laptops con pruebas de los delitos de Chávez, entre otras bondades.

Durante la estadía en Chile, la todavía aturdida presidenta Bachelet cayó irremediablemente en la trampa al aceptar de Hillary uno de sus telefonitos. No se dio cuenta de lo que decía la hábil señora Clinton, " esta telefonita es a cambio de que usted señor presidento me autoriza para bajar de la avión 5000 marines, 800 tanques de guerra, 15600 misiles y un planta potalizadora de water para las chilenos que pelar gajo en la terremoto..."

Una llamada del nuevo presidente de Chile al avión privado de Hillary, cerró con broche de oro la oportuna propuesta, ya que Chile, habiendo quedado destruido por el fatal sismo, lo que más necesita es de una invasión humanitaria yanky, para recuperarse lo antes posible tal como ha sucedido en el no menos afortunado Haití.

A su paso por el continente, la inocente Hillary repartió y repartió a todos los presidentes -telefonitos claro...- mientras aseguraba en todas las entrevistas que sigue muy preocupada por la falta de democracia que sufre Venezuela y por la terquedad del desobediente de Miraflores, que no admite que es un dictador y se deja invadir de una buena vez..." cuanta fastifia" exclamó la impaciente Clinton.

Todos los países que han tenido la fortuna de ser visitados por Hillary, están confundidos ya que por momentos no saben si es Codolencia Arroz o Margaret Thatcher, cuando repite y repite su profunda preocupación por la democracia y libertad.

De Brasil, la flamante secretaria de estado del mundo se fue muy triste por no lograr que el terco del viejo barbón de Lula le firmara un papelito titulado "Invasión a Irán", con lo cual el gigante brasilero se coloca automáticamente dentro del eje del mal.

Así culmina una travesía colmada de telefonitos satelitales y algunas invasiones acordadas, lo cual garantiza el pronto retorno a la normalidad en este izquierdodo y rebelde continente.

Debajo de la escalerilla del Jet de Hillary, esperando por si se le cae uno de esos maravillosos telefonitos, reporto.

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