Rafael Alegría y Miguel Fúnez Molina, del Muca, desmintieron a La Prensa.
Intentan vincular al movimiento campesino y a la Resistencia con las FARC
San Pedro Sula
Honduras
Apoyo de movimientos de izquierda, entrenamiento de la guerrilla colombiana y financiamiento estratégico del narcotráfico están detrás de grupos campesinos que mantienen tomadas varias fincas de palma africana en el Bajo Aguán, Colón, según un informe de inteligencia en poder de LA PRENSA.
“Varios miembros de estos gremios organizados, los más radicales, han hecho una alianza estratégica con el narcotráfico de la zona para obtener protección, recursos económicos y armas para sus actividades; a cambio, los narcotraficantes invierten en un proyecto político que de triunfar les dará completa libertad de maniobra en Honduras”, dice el informe de inteligencia militar.
El apoyo y adoctrinamiento de estos grupos campesinos armados viene de “una estructura montada en la región que va desde organizaciones no gubernamentales de corte socialista, sacerdotes de la orden de los jesuitas que pregonan la teología de la liberación en cada comunidad, dirigentes magisteriales y maestros radicales de izquierda, hasta medios de comunicación locales parcializados con las ideologías comunistas”.
El documento explica que durante el proceso de la reforma agraria varias cooperativas campesinas fueron organizadas en esta región despoblada del país la más grande fue Coapalma, creada en 1981 y dedicada a la producción de palma africana.
“Esta cooperativa campesina en su mejor momento monopolizó este rubro en todo el país aglutinando 54 cooperativas campesinas hasta que la corrupción interna y la incapacidad administrativa los llevó a venderla por pedazos en 1993. Coapalma se vendió en su gran mayoría a las empresas Agropalma del nicaragüense René Morales y a la Exportadora del Atlántico de Miguel Facussé. Desde recientes años, debido al gran éxito de este cultivo subiendo su precio en un 500 por ciento en los últimos 15 años, algunos miembros de las antiguas cooperativas campesinas pretenden recuperar sus tierras aduciendo que se les pagó muy poco por ellas”.
Lo que sucede
“Desde el mes de diciembre en el ocaso de la crisis política, los grupos campesinos, en particular los que conforman el Movimiento Unido de Campesinos del Aguan, Muca, apoyados por la denominada resistencia, retomaron sus intenciones de recuperación de tierras e invadieron una veintena de fincas que pertenecieron a la antigua Coapalma, de las cuales algunas de las más importantes son: Despertar, San Esteban, Trinidad, Suyapa, Guanchías, Buenos Amigos y Tarros”, explica el informe que revela una serie de datos acerca del conflicto que se vive en el Bajo Aguán.
“Es un hecho que poseen armas de grueso calibre y que están dispuestos a usarlas como se ha comprobado en algunos enfrentamientos con las fuerzas del orden. Toda esta situación ha afectado la economía regional causando pérdidas de miles de dólares diarios a las empresas, ahuyenta la inversión extranjera e incrementa la sensación de inseguridad y fragilidad política en la región y el país”. De acuerdo con la información, estos grupos de campesinos mantienen puestos de vigilancia en las entradas a las fincas y puestos de observación dentro de las plantaciones de palma y poseen escopetas 12, fusiles calibre 308 y pistolas de varios calibres.
Según lo establece el documento “se obtuvo información que Miguel Fúnez Molina, quien pertenece al grupo campesino Muca y reside en la cooperativa Los Leones del Bajo Aguán, expresó que están obteniendo armas para organizar una subversión con instrucciones de Rafael Alegría y que esperan unos instructores de las FARC para recibir adiestramiento en granadas y armas”. Fúnez Molina tiene varias órdenes de captura por suponérsele cabecilla de una banda de secuestradores que opera en la región.
Las organizaciones
“Debido al asesoramiento que tienen los directivos del magisterio en el departamento y su afiliación a la llamada “resistencia”, el magisterio ha sido el principal ariete contra el Gobierno. Ahora, algunos amenazan con no comenzar clases hasta que se les agilicen los pagos retrasados a los maestros. También el fracaso de las negociaciones por el salario mínimo podría detonar una nueva crisis. Sin embargo, se ha detectado que existen serias divisiones dentro del gremio magisterial y que una importante cantidad de maestros están parcial o totalmente en contra de sus dirigentes. En conclusión, creemos que se mantendrán al margen de la lucha campesina”.
Las agrupaciones sindicales en el departamento de Colón son coordinadas por el Comité de Organizaciones Populares del Aguán, Copa, que durante la crisis política se mantuvo muy activa a favor de la resistencia pero desde el comienzo del proceso eleccionario han cesado sus manifestaciones públicas. Hasta el momento han apoyado, a través de medios locales de comunicación, las acciones de Muca, pero no se han concretado en acciones. Sobre el sector religioso, el informe indica que: “Autoridades de la Iglesia Católica del sector tienen fuertes lazos con las agrupaciones campesinas en el departamento, oficialmente con el propósito de promover grupos ambientalistas y étnicos, pero se cree que también para fortalecer su partido (la Democracia Cristiana)”.
“Es importante recalcar que la orden católica dominante del departamento es la jesuita, adeptos a la teología de la liberación, la cual es una visión marxista del evangelio. De esta orden han salido todos los sacerdotes guerrilleros de la Iglesia incluyendo a Guadalupe Carney”, apunta el informe que ya está en poder de las autoridades superiores de Gobierno.
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