MST CONMEMORAMOS LOS 100 AÑOS DEL 8 DE MARZO EN LA LUCHA

Hace 100 años, Clara Zetkin, dirigente del Partido Social Demócrata Alemán, vio aprobada su propuesta de instaurar el 8 de marzo como Día Internacional de las Mujeres. Esta referencia histórica, por sí sola, ya sería suficiente para señalar la fecha con su sentido principal: la lucha. Fue en ese camino que las mujeres salieron a las calles en todo el mundo, numerosas veces: por el derecho al voto, a los salarios igualitarios, para denunciar la violencia cotidiana a la que están sometidas, desde la humillación doméstica a la más brutal violencia física.

En un país con una de las peores desigualdades sociales del mundo, con la concentración de la tierra, la renta y el poder en las manos de una élite, marcado profundamente por el latifundio y por la explotación imperialista, los impactos recaen de manera especial sobre las mujeres. Según una investigación de la UFRJ, el 80 % del total de personas sin acceso a la renta en Brasil son mujeres. Y son ellas mayoritariamente las que están sometidas a dobles o triples jornadas de trabajo, denominado muchas veces como de “ayuda” y sin remuneración.

En el campo, esa realidad aparece mucho más marcada. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), solamente el 1% de las propiedades rurales del mundo están a nombre de mujeres. Y en la Reforma Agraria el índice también es bajo: menos del 15 % de las tierras se registran a nombre de las mujeres. Casi 6,5 millones de agricultoras son analfabetas. El modelo de producción priorizado por el Estado brasileño – revelado con detalles por el último Censo Agropecuario – hace que existan 15 millones de sin tierra en el país. De estos, por lo menos el 50 % son mujeres. Por detrás del gran número de personas sin acceso a la tierra, un dato del Censo expresa la contradicción : sólo el 1 % de los propietarios de tierras en Brasil posee el 46 % del territorio agrícola.

El agro negocio – que recibe la mayor parte de las inversiones públicas para la producción – acumula un nuevo y vergonzoso título para Brasil. Nuestro país, además de ser el principal consumidor de agro tóxicos, es ahora, el segundo país del mundo con áreas cultivadas de transgénicos. Mientras los países desarrollados siguen el camino opuesto , preocupándose por la calidad de la alimentación, nuestra población se envenena para garantizar los beneficios de las transnacionales. Y esto ocurre porque intentaron convencer al mundo que los transgénicos acabarían con la necesidad de usar pesticidas. Entonces, ¿ cómo se puede entender la cantidad de pesticidas que se necesitan para mantener la producción transgénica? El Censo demostró que casi el 80% de los propietarios rurales usan muchos más agro tóxicos de lo que sería necesario. El inmenso volumen de herbicidas aplicados en Brasil contamina los suelos, los manantiales y hasta el mismo acuífero Guaraní. La contaminación llega hasta nosotros a través del agua que bebemos y por los productos agrícolas regados con agua contaminada.

No faltan datos que constaten los inconvenientes sobre la salud humana que producen los agro tóxicos y los transgénicos, muchas veces sobre la mujer, como la contaminación de la leche materna y los impactos en la fertilidad. Pero nada de todo esto es motivo para que el perverso modelo de agro negocio varíe su rumbo.

Por eso las mujeres campesinas se movilizan, enfrentan la opresión y la explotación. No aceptamos el silencio. Todos los años, asumimos la responsabilidad histórica legada por las socialistas. Este año, nos organizamos en la Jornada de Lucha contra elo Agro negocio y contra la Violencia: por la Reforma Agraria y la soberanía Alimentaria. Vamos a salir a la calle en todo el país para explicar a la sociedad nuestro proyecto, nuestra alternativa para la salud, para la autonomía, para la igualdad, por el fin de la explotación. Nos sumamos con las mujeres de las ciudadeds, que también realizan luchas fundamentales desde hace décadas para toda la sociedad brasileña. Sabemos que éste es el único camino posible para conquistar nuestros derechos.