miércoles, 17 de marzo de 2010

Ante políticas de muerte, alternativas de Vida - ELN

Los jóvenes deambulan en las calles de concreto sin futuro, en una sociedad de muerte donde el sistema como única alternativa les deja sucumbirse en la droga y destruirse como seres. Los Elenos no desconocemos tan atroz ignominia, pues sabemos que la droga no sólo está acabando con la juventud de nuestras ciudades; sino que también ha destrozado nuestros campos.

El campo del oriente colombiano desde la década del ochenta, empieza a ser invadido por los cultivos de (marihuana y coca); ello no solo trajo la destrucción de nuestro sistema agroalimentario, sino una cultura de la vida fácil y los vicios mafiosos del trago y las apuestas, destruyendo muchos hogares y nuestras raíces campesinas y llaneras.

Desde ese mismo momento el Frente de Guerra Oriental, otrora Frente Domingo Laín, plantea su erradicación, buscando que el campesino vinculado a esta actividad la abandonara y mejorara su condición de vida, y principalmente, fuese efectuando su sustitución por productos de pan coger como plátano, yuca, cacao, impulso de la ganadería, etc. Posición que es asumida por las Fuerzas Revolucionarias en la Primera Cumbre de Comandantes Jacobo Arenas, de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar.

Entonces, ya sabíamos que detrás del fortalecimiento de este tipo de cultivos, lo que se pretendía por parte del Estado y otros actores, no era más que la destrucción de la economía campesina, que se había gestado en la región e impedía la contra-reforma agraria que ya venían desatando en el resto del país. Sabíamos que tras de esa actividad, vendría la expansión narco-paramilitar y la expropiación de las tierras productivas para ponerlas al servicio de los mega-proyectos transnacionales o el narcotráfico.

Y nuestro pronostico resultó cierto; con las ganancias del narcotráfico en el país y los recursos del Plan Colombia, el Estado financia su política guerrerista, intenta instaurar el paramilitarismo en la región -asesinando, encarcelando y desapareciendo miles de campesinos-, envenena el ecosistema con el glifosato, de la mano del imperio norteamericano, en el objetivo de destruir los cultivos de pan coger, la ganadería, el hábitat, aumentar el destierro masivo y la descomposición de algunos habitantes, y así lograr instaurar la contra-reforma agraria.

En el contexto del narcotráfico, el Estado colombiano y el imperio norteamericano, han buscado avanzar en su política contrainsurgente. Por eso, desde sus medios de reproducción ideológica, pretenden hacernos ver como un cartel y desdibujarnos ante el pueblo, en la intensión de mancillar la dignidad de los revolucionarios del E.L.N. Incapaces de contener nuestro avance, implementan la política anexionista de los Estados Unidos, a través de la extradición, con lo que no solamente se pisotea la dignidad y soberanía colombiana, sino que sirve de instrumento en la agenda de guerra regional contra los países bolivarianos: Venezuela, Ecuador, Bolivia, etc.

Pero el tiro les salió por la culata, y frente a esa dinámica de terrorismo de Estado, el pueblo comprendió su deber ético revolucionario, dando paso en el año 2007 a la erradicación manual de cultivos ilícitos; aún así, el Estado no se ha interesado en ello, y tampoco los otros actores que se beneficiaban de este negocio, por lo que ha sido la población la que ha asumido los costos económicos y sociales que implica una lucha social tan valerosa. P or supuesto la vanguardia del E.L.N. se pliega a esta Iniciativa Popular Positiva1 y de la mano del pueblo la acompaña y respalda.

Mientras en la década anterior, un 40 % de las tierras productivas del departamento de Arauca estaban plagadas con ese cultivo, hoy se puede asegurar que no queda en la región ni un 10% de él; lo cual demuestra que en un 90% se ha erradicado el cultivo de la coca.

¿Qué más prueba para demostrar nuestra posición radical y la de nuestro pueblo en contra del narcotráfico y la siembra de cultivos ilícitos? ¿Con qué argumentos el Estado colombiano puede intentar aplicar la extradición contra miembro alguno del E.L.N. o llamarnos narcotraficantes?

Estamos seguros que el llanero y campesino del oriente colombiano seguirá afianzándose en sus tierras con los productos agro-pecuarios que le han permitido construir un sistema agroalimentario digno y ejemplarizante; y sabemos ya, que serán muchos los desterrados que retornen nuevamente al piedemonte y sabana para seguir labrando en libertad. A ellos, les ratificamos, que el E.L.N. seguirá por siempre acompañándolos para ser ese rayo de sol que nos permita reencontrarnos con el amanecer Rojo y Negro Socialista.


ELN Frente de Guerra Oriental

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