Antonio Peredo Leigue
Marzo 10, 2010
El general Efraín Ríos Montt, en marzo de 1982, dio un golpe de estado en Guatemala. Durante el año y medio que duró su régimen, organizó más grupos paramilitares que asesinaron a un número no determinado de opositores, delito por el cual se le siguen procesos en su país. Sun Myung Moon, líder de la oscura secta que lleva su nombre, abiertamente favoreció ese golpe y sostuvo al dictador; los negocios que hicieron sus empresarios en Guatemala, le reportaron pingües ganancias con las que financia la expansión de su secta.
En Bolivia, el año 2005, el entonces candidato Manfred Reyes Villa tuvo contactos con esta secta, lo que le causó más de un problema electoral. Para evitar consecuencias graves, el ex prefecto ahora prófugo se reunió con el Cardenal Terrazas e hizo otras demostraciones públicas de repudio a la secta. Los activistas de este grupo religioso-empresarial, una vez más, debieron salir del país. Ya a finales de los años ’90, la secta Moon fue expulsada de Bolivia, precisamente por lo oscuro de sus actividades. En ese entonces, se estableció que hacían proselitismo con visas de turismo.
Ahora, de nuevo, la secta intenta entrar por la ventana al país. Se ha anunciado que el propio presidente Evo Morales asistiría, la semana próxima, a una reunión con empresarios surcoreanos en Santa Cruz. Ese grupo empresarial estaría presidido nada menos que por el mismísimo Sun Myung Moon. Es decir que, poniendo como carnada negocios, Moon busca entronizarse en Bolivia.
La aparición y expansión de esta agrupación tiene como base una supuesta revelación divina. Estas son las informaciones que se conocen al respecto: “Moon es el ‘Tercer Adán’ y el ‘nuevo Cristo’, proclamado por Dios como ‘más sabio que Salomón y más caritativo que Jesús’, como el padre verdadero de la nueva humanidad, y el señor del segundo advenimiento.
“Para lograr su ‘nuevo paraíso’ en el cual él y su esposa serán una suerte de pareja primordial, Moon se ha dedicado a amasar una de las fortunas más importantes del mundo, mediante la compra de compañías productoras de armas, de productos farmacéuticos como el revitalizante Gin-seng, astilleros coreanos, bancos en América Latina, periódicos y revistas en Estados Unidos y América Latina, hoteles y extensas haciendas ganaderas.
“Las enseñanzas de Moon, a pesar de los ‘puentes’ que pretende tender hacia los cristianos, son contrarias al cristianismo, pues suponen una ‘nueva revelación’ opuesta a la fe: según Moon, el primer Adán fracasó en el Paraíso al caer ante la tentación; el segundo Adán, Jesús, fracasó también al morir en una cruz y no tener hijos.
“Moon niega la divinidad del Señor Jesús y sostiene que el cristianismo es también ‘un fracaso’; además, señala que Estados Unidos es la esperanza para el mundo actual y éste debe servir a Moon como brazo secular que ayude en su lucha contra el marxismo y contra el Islam”. Cualquier persona que acceda a las numerosas páginas de Internet que hay sobre esta secta, tendrá una información muy amplia respecto a los oscuros negocios y la también oscura actividad seudo religiosa que ésta tiene.
Oficialmente, la secta Moon, no desarrolla actividades en el país. La libertad de cultos no es un permiso abierto para cualquier tipo de actividad que se oculte bajo un manto religioso. Pero es casi imposible que, ocultamente, no desarrolle determinadas misiones en Bolivia. Si ya en los años ’90 fue formalmente expulsada de las ciudades en que sus misioneros actuaban públicamente, lo probable es que se hubiesen quedado, manteniendo en reserva su actividad. La han reactivado en varias oportunidades. A principios de este siglo, justamente cuando se denunció la relación de Reyes Villa con esta secta, sus activistas acostumbraban instalarse en el atrio de la Universidad para distribuir panfletos y hojas de reclutamiento. Con bastante demora, pues la Universidad estaba en situación interna crítica, fueron expulsados del atrio; no intentaron trasladarse a otro sitio y, aparentemente, desaparecieron.
La osadía que demuestra ahora la secta, al hacerse anunciar con tanto entusiasmo por un candidato, es una muestra de la falta de escrúpulos que tiene Moon. Ofreciendo inversiones en un momento en que éstas son necesarias en Bolivia, pretende abrir sus actividades y comenzar a complotar en contra del proceso de cambio.
La secta Moon, con tales antecedentes, debe ser expulsada. No se trata solamente del señor Sun Myung Moon, sino de sus empresarios. No hay que engañarse. Un trato con esas empresas, es un acta de reconocimiento a la secta Moon.
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