sábado, 27 de marzo de 2010

Panamá: José Raúl Mulino, un personaje ruin

Cobardía, desprecio a los pobres y cinismo son sinónimos de "José Raúl Mulino". Este triste peón de la oligarquía es el mismo que estudió gracias a una beca que le otorgó la dictadura militar a la que posteriomente se opuso sirviendo otros intereses también indignos. Ha vivido toda su vida maldiciendo sus orígenes. Escaló posiciones a nivel político y empresarial gracias al servilismo que siempre ha mostrado a la oligarquía.

Es el mismo que, junto a otros apátridas disfrazados de "civilistas", estuvieron piidiendo la invasión gringa a Panamá, mientras se escondía en las faldas y pantalones de los representantes de los organismos de los derechos humanos y de la sociedad civil a los que hoy ataca por que osan criticar sus desmanes y los del Gobierno.

Cuando no está en el Gobierno, anda por allí de paella en paella. Sea que las organice el Toro Pérez Balladares o gente cercana al propio Ricardo Martinelli, como ocurrió hace exactamente un año.

Llama con desprecio «maleantes de mierda» a los obreros de la construcción, pero está rodeado de verdaderos delincuentes de cuello blanco, los que han salido con un ingenio del Gobierno, los que abusan de las compras directas para beneficiar a familiares y amigos, los que especulan en supermercados con los precios de la canasta básica familiar, y los que estafaron al Estado con 400 millones de dólares producto de la Ley Banistmo.

Gracias a los servicios que ha ofrecido a estos estafadores de Banistmo, ocupó los cargos que tenía en la Junta Directiva del Partido Solidaridad y luego en Unión Patriótica, ambos propiedad del Presidente de Banistmo, Samuel Lewis Galindo, según Martinelli su mentor político y suegro del Ministro de Economía y Finanzas, Alberto Vallarino quien fue a su vez Vicepresidente Ejecutivo del banco en mención.

A partir de estas relaciones políticas, trató de ocupar la Vicepresidencia en la nómina presidencial de Martinelli, pero éste al final le dio una patada en el trasero, luego de pactar una alianza con el Partido Panameñista de Juan Carlos Varela, misma que se fraguó en enero del año pasado en la residencia de la Embajadora gringa.

Tuvo que conformarse con el Ministerio de Gobierno y Justicia. Desde allí derrama todas las bilis de sus complejos y frustraciones políticas y personales contra los trabajadores, contra los indígenas, ambientalistas, educadores, periodistas, grupos de la sociedad civil, y todo aquel que se oponga a las arbitrariedades del Gobierno y sus políticas de hambre y miseria.

Desde allí ha lanzado toda clase de ofensas de contenido racistas y de clase. Es el que ordenó tirar a matar a los reos que intenten fugarse. Dijo que entre los periodistas impera la «ética del billete». Frente a la muerte de menores inocentes dijo, «…ningún hijo muere por salir de la iglesia». Sobre el caso de 56 repatriados de origen africano señaló: «Aquí no se quedan. Son personas con diferencias de todo tipo que no tienen nada que hacer aquí». «No nos conviene ni nos interesa».

Aplica el «pele-police» a personas sin casos pendientes con la justicia que son arrestadas por varios días como ocurrió en Carnavales y dice que eso no le importa. Así ordenó reprimir y arrestar a obreros por el simple delito de distribuir volantes contra el 7%, y con ello se llevó a prisión a casi 500 ciudadanos, más de 70 ellos sin ninguna relación con el SUNTRACS, manteniéndolos en La Joyita por más de 72 horas, en abierta violación a los derechos humanos y las garantías constitucionales.

Desde ese cargo ha venido entregando al país a los designios imperialistas. Cumpliendo órdenes de su amo imperialista, ha iniciado la instalación de 11 bases aeronavales para uso yanqui. Viene involucrando a Panamá en el conflicto armado de Colombia permitiendo la participación del Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT) de la Policía Nacional en operaciones conjuntas con el ejército colombiano. Y además, permite la actuación en nuestro país del tenebroso organismo de Israel, Mossad, y de empresas de seguridad conformadas por mercenarios de ese país.

Fue uno de los artífices de la «Ley Pinchazos» y su prioridad es sofocar la protesta social, para lo cual ha revivido al G-2 de Noriega, a través del Centro Nacional de Coordinación de Crisis (CNCC), cuyo primer ensayo, según el propio Mulino, se puso en práctica el 18 de marzo, durante la marcha convocada por la Coordinadora de Lucha por el Respeto a la Vida y Dignidad del Pueblo.

En medio de todo esto, es duramente cuestionado por la opinión pública por sus actuaciones y por su manifiesta incapacidad para enfrentar el alto índice de criminalidad que azota al país.
Los obreros han sabido darle lecciones de dignidad a personajes como éste que tarde o temprano deberán tragarse completos todos sus insultos y se verán obligados a responder ante los tribunales por la violación a los derechos humanos. Entonces, no habrá ningún oligarca que lo defienda de su miserable y ruin conducta.

Frenadeso Noticias

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