Me pareció oportuno y necesario el siguiente artículo pensando justamente en Uruguay; donde en estos momentos se sigue discutiendo sobre la Ley de Caducidad y el destino de la misma en el Parlamento.
En una de la paredes de Bogotá, alguien escribió después del asesinato de Mario y Elsa: No nos mitifiquen, pero no nos olviden.
Aquella mano anónima hablaba con una voz compartida y desafiaba la memoria como objeto de admiración.
Ejercía una rebeldía contra la indiferencia y contra el miedo. Pero también es una huella de la mano que la mueve. Hace tiempo, en un encuentro con Darío Fo, bufón y premio Nóbel de Literatura, él señalaba que una de las victorias más grandes del poder era haber convertido la historia en un armario lleno de polvo y aburrido por el que nadie se interesaba.
Pero no. Aquí reivindicamos la memoria como proceso y como práctica. La reparación es parte del reconocimiento de la responsabilidad del Estado en las violaciones de derechos humanos, un compromiso por restaurar los derechos y reconocer la dignidad amenazada. Y no se trata de sustituir el papel o la responsabilidad del Estado. Pero la reparación no es sólo una exigencia o una reivindicación. También es una práctica en la que el proceso, la empatía y la participación social pueden abrir espacios para que la gente retome el control de su vida en sus manos, permitir retejer las relaciones, desafiar fracturas y acercar desgarros.
Y también aprender a manejar todas sus ambivalencias, porque no hay un escenario final en el que los logros dejen de tener sus desafíos. Estos días de reflexión y de compartir experiencias, sobre la reparación y las prácticas sociales de la memoria, volvemos a la de Martín Baró, que nos presta su nombre y su compromiso, para hacerlo, y renovarlo, como nuestro.
"Hacia una Psicología Social de la Liberación" (La contribución de Ignacio Martín-Baró, asesinado por el ejército salvadoreño).
Por: Jon Sobrino
Las grandesfiguras de la Psicología lo son sólo porque encuentran formas creativas de integrar saber nuevo al cuerpo del conocimiento psicológico y a las metodologías que se utilizan para generarlo, sino porque han logrdo una integración de las mismas que va más allá de la disciplina. De esta manera, la Psicología deja de ser para ellos una ciencia a la que se dedican con entusiasmo, seriedad y honestidad y se convierte en un horizonte desde donde se articula un proyecto de vida tan hondo y comprometido como esencial para el científico, proyecto íntimamente ligado al entorno social en el que se encuentra Los formalismo tan necesarios para las sistematización de los hallazgos y las formulaciones teóricas dan paso al compromiso que penetra la temática misma y su abordaje conceptual y el significado que ésta tiene en el proyecto intelectual. Tal es el caso de Ignacio Martín-Baró, sacerdote jesuíta, psicólogo social, pensador profundo y analista asesinado por el ejército salvadoreño en la madrugada del 16 de noviembre de 1989 en el predio de la universidad donde se desempeñaba como Vicerector Académico y Jefe del Departamento de Psicología.
Leer más: http://www.eutsi.org/kea/cultura/la-memoria-historica-como-proceso-y-practica.html
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