SOBRE LOS BRIGADISTAS DETENIDOS EN EL PAÍS VASCO
Cualquiera que haya viajado con calma por Latinoamérica se los ha encontrado alguna vez. Son brigadistas vascos, jóvenes que acuden a numerosos países del mundo a mostrar su solidaridad con procesos políticos y sociales que consideran afines. Van allí a aprender, y también a intentar explicar su punto de vista sobre la situación en el País Vasco.
En las ocasiones en que me he encontrado con ellos: en Chiapas, en Oaxaca, en Bolivia... no pude dejar de enternecerme con el candor de su mirada y la determinación de su voluntad, actitudes caras de ver en estos tiempos de cinismo y desesperanza. Llevan años de trabajo internacionalista, público y notorio.
Por las brigadas de Askapena, que no son las únicas procedentes de Euskalherria, han pasado centenares de personas que han utilizado su tiempo de vacaciones en desarrollar tareas solidarias. Desde luego, sus planteamientos sobre la solidaridad no son los mismos que los de las ONGs, pues proponen una concepción política de la solidaridad. Cualquiera en el País Vasco sabe esto.
Hace un tiempo que están en el punto de la mira de las distintas policías del Estado Español. También en el de algunos medios de comunicacióm que se han dedicado a publicar las "informaciones" que les servían en la bandeja las primeras. El objetivo de ambos parece claro: criminalizar las actividades de las brigadas y sembrar la duda sobre sus actividades.
La La teoría del "todo es ETA" ha servido de base para esa tarea, y sobre esa base se puede sostener -a pesar de lo ridículo de la acusación- que los jóvenes brigadistas son parte importante del aparato internacional de ETA. Una vez más se confunden intencionadamente las cosas. Claro que los brigadistas de Askapena se han reunido con miembros del gobierno de Chaves o de Evo Morales, lo mismo que con las comunidades zapatistas o con organizaciones palestinas. ¿Hay algo de malo en ello? Desde luego que han compartido con esas organizaciones su manera de ver el llamado "conflicto vasco" ¿Es eso un delito?
A Walter Wendolin, una persona sobradamente conocida en Euskadi por su actividad pública internacionalista, se le acusa de trasmitir en Latinoamérica el documento de la izquierda abertzale Zutik Euskalherria, donde se apuesta por las vías exclusivamente pacíficas y democráticas en la consecución de objetivos políticos. Deducir por ello que es un enviado de ETA, es simplemente una perversión de la lógica y el sentido común. Una acusación que sólo puede sostenerse si damos por buena la falsa premisa de que cualquiera que defienda los objetivos de la independencia y el socialismo -y trate de difundirlos allá donde considere oportuno- es parte de una organización armada.
El pesado mazo de la justicia política española estaba en alto esperando el momento oportuno para caer sobre las cabezas de los internacionalistas vascos, la maquina mediática engrasada para justificar la redada. Hay que ser muy ingenuo para no darse cuenta de que esta actuación responde a los movimientos de los soberanistas vascos de izquierdas -agrupados en la declaración de Gernika- a favor de la paz, la democracia y la soberanía para Euskalherria.
Parece que hay que no se siente a gusto con el nuevo escenario que abre poco a poco en el País Vasco. Da la impresión de que todo vale para conseguir acabar, no ya con ETA, sino también con la posibilidad de que, trás su fin,
surja un movimiento democrático de izquierda soberanista; algo que al parecer incomoda a los grandes partidos estatales y a los que quisieran ser ostentadores del monopolio nacionalista vasco
Juan Ibarrondo (Escritor)
Fuente: Eutsi
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