jueves, 21 de octubre de 2010

Basura tecnológica, ese dilema del progreso

Se ha advertido sobre el alto precio que paga muchas veces la humanidad a cambio de los beneficios del hiper-desarrollo. Uno de ellos es no saber qué hacer con los desechos que produce.

El progreso ha poblado la historia de maravillosos artefactos técnicos, inventados para aligerar nuestra estada en la tierra. Un mundo artificial prodigioso nunca antes visto constituye hoy el entorno del homo sapiens.

Pero se trata de una conquista ambivalente, que en un punto hace pensar que la acumulación de bienestar material no se hace sino a expensas de desequilibrios que, a la corta o a la larga, socavarán la propia existencia humana.

Al respecto las voces a cerca de un eminente estallido ecológico son conocidas. Dichas advertencias se asientan, entre otros argumentos, en lo ruinoso del proceso actual en el que la producción de bienes amenaza ya con ser inferior a la producción de desechos.

¿Qué hacer con tanto material no degradable? Hoy uno de los dilemas más apremiantes de las sociedades contemporáneas, que disfrutan de la revolución informática, es qué destino darles a los chiches tecnológicos ya en desuso, como computadoras, celulares, cámaras digitales, reproductores de MP3 y televisores, entre otros.

La basura tecnológica que actualmente se produce en el mundo conlleva dos peligros. Por un lado, su magnitud va in crescendo a medida que más gente consume este tipo de aparatos. Por otro, es altamente contaminante.

El problema, incluso, ya está siendo debatido en nuestras comunidades. En Paraná, por ejemplo, se está discutiendo de qué manera reutilizar las computadoras obsoletas y descartar así la disposición final de los elementos contaminantes.

Hace poco la ONU advirtió que las ventas de equipos electrónicos domésticos aumentarán en gran medida en la próxima década, lo que causará un desastre ambiental si no se crean estrategias nuevas para procesar tantos televisores, como celulares y computadoras de desecho.

Los riesgos ambientales y sanitarios que presenta la creciente cantidad de basura electrónica en todo el mundo son especialmente urgentes en los países en desarrollo, ya que algunos reciben los desechos de las naciones ricas, dijo el estudio del Programa Ambiental de la ONU (UNEP en inglés).
Los desechos se están acumulando en todo el planeta a un ritmo de 36 millones de toneladas por año, dijo el informe, que aclaró que los datos disponibles no son suficientes.
Los EE.UU. producen 3,3 millones de toneladas de basura electrónica por año y China lo sigue con 2,3 millones de toneladas, afirmó.
El director ejecutivo del programa, Achim Steiner, dijo que el mundo no estaba preparado para enfrentar la explosión en el consumo de artefactos electrónicos que sucedió en la última década.

“El mundo enfrenta ahora una ola masiva de basura electrónica que volverá y nos golpeará, en particular a los países menos desarrollados, que podrían convertirse en un basurero”, dijo Steiner.

Algunos estadounidenses y europeos, aseguró, han enviado a países africanos computadoras rotas declaradas falsamente como donaciones. Las computadoras terminaron siendo descartadas cerca de barrios pobres y se convirtieron en un peligro para la salud de los habitantes, dijo.

El informe predijo que en 2020 la cantidad de computadoras viejas que descarta China se cuadruplicará respecto de 2007. En India, los refrigeradores viejos, que contienen gases peligrosos, se podrían triplicar para esa fecha. Como se ve, la cuestión de los residuos electrónicos es un problema del presente y del futuro, que ciudades como Gualeguaychú deberían encarar resueltamente.

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