miércoles, 20 de octubre de 2010

Más de 34.000 incendios han arrasado los bosques de Bolivia

La fuerte sequía y la costumbre de quemar la tierra, chaquear, han provocado este año en Bolivia más de 34.000 incendios con graves consecuencias ambientales, como la pérdida de bosques.
QUEMA DEL BOSQUE: Este verano en Bolivia se hab quemado
 más de dos millones de hectáreas. Foto: Fernando Molina

“Este podría ser el desastre forestal de mayor trascendencia histórica en Bolivia”, declaró el director de la Autoridad de Control de Bosques y Tierras de Bolivia, Cliver Rocha, después de que ardieran en el país andino más de dos millones de hectáreas (ha) este verano.

Los responsables son pequeños campesinos y ganaderos y grandes empresarios agrícolas. La quema es parte de un sistema de producción que no tiene en cuenta el coste ambiental. “Es un modelo depredador para lograr una expansión agrícola” añade Rocha. Los chaqueos realizados por grandes productores de soja afectan especialmente. Según el Sistema de Regulación de Recursos Renovables, la producción de soja y su creciente demanda internacional está deforestando 25.000 hectáreas por año. Casi tanto como se pierde en un año ‘normal’ de incendios

Entrevista a Ancko Stilma: "sin bosque, las lluvias generarán inundaciones".

DIAGONAL: ¿Por qué este año ha sido tan elevado el número de incendios?

ANKO STILMA: Ha sido un año muy seco. Pero en los últimos 30 años, el impacto de la sequía está incidiendo con más fuerza en los incendios, y eso no es normal. Se debe a que se pierden grandes superficies de bosque, que son los que mantienen la humedad del terreno. Cuando se pierde la cobertura forestal no hay manera de retener la humedad, por lo que el terreno se seca más rápido y hay más riesgo de incendios. Por eso es clave la reforestación.

D.: ¿Quiénes son los responsables de estos incendios?

A.S.: La mayoría se producen por la intervención humana aunque no todos son intencionados. Se han quemado dos millones de hectáreas, pero no todo es bosque. En Bolivia se chaquea: se queman pastizales para que los brotes de pasto salgan con fuerza y aumente la producción temporalmente y además se quema bosque para ampliar el cultivo. Esto, sumado a la sequía y días de fuerte viento, hace que las quemas deriven en fuertes incendios. En Bolivia el sistema agrícola está basado en la mínima inversión. Y si uno no tiene fondos para hacer cortafuegos o tomar medidas, es lógico que exista este riesgo de incendios. Los pequeños campesinos no tienen más alternativas para renovar sus pastos, para cambiar esto hay que darles más opciones aportando fondos para renovar sus terrenos. Los grandes productores, como los de soja, también chaquean porque es una forma de abaratar costes.

D.: Este ‘ahorro’ supone un alto coste ecológico...

A. S.: A costa de nuestros bosques, de la biodiversidad y del suelo. Se están utilizando las tierras como si fuera un producto desechable: producimos en un terreno un par de años y después le quitamos terreno al bosque. Además, cuando llegue un año lluvioso también habrá problemas, porque el bosque es el único que puede absorber las lluvias. Si no hay cobertura forestal que retenga la lluvia, el agua bajará con más fuerza y provocará inundaciones. La regulación estatal debería ser más fuerte, con más multas, porque las que hay son bajas y a muchos empresarios agrícolas les compensa pagarlas. No se trata de cómo apagamos los incendios, sino de cómo los evitamos.

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