martes, 26 de octubre de 2010

Editorial FDLP
Bajo la consigna “la paz es una opción estratégica”, los gobiernos y pueblos árabes no deben permanecer “en el cuadro de la espera”.


Estamos ante dos opciones: levantarnos nuevamente para superar el estado de la derrota y la retracción o permitir el continuo avance colonial en Cisjordania, las Granjas de Shebaa y el Golán sirio, así como la judaización de Jerusalén para convertirla en la capital eterna del estado de Israel, como condición anticipada impuesta a los palestinos y árabes por el gobierno de Netanyahu-Lieberman.

Los líderes árabes están convocados a una nueva política práctica y concreta que convierte las consignas y esperanzas en hechos fundados sobre una estrategia que salve a Jerusalén y los territorios ocupados, así como elimine las huellas de la agresión de 1967, en virtud del derecho árabe a recuperar sus territorios ocupados, reconocido por las resoluciones de legalidad internacional.

Esta estrategia debe ser sementada sobre los siguientes elementos:

1- Establecer un presupuesto dirigido a la construcción y la inversión en Jerusalén con el fin de enfrentar la judaización y el colonialismo, proteger el sello árabe de la ciudad y los lugares sagrados y fortalecer la resistencia de los habitantes en esta ciudad sagrada.

2- Crear una instancia árabe para reformular las relaciones árabes-internacionales, basadas en las posiciones y medidas tomadas por los bloques y países frente al gobierno de Netanyahu-Lieberman para poner fin a todo tipo de colonialismo en los territorios ocupados durante la agresión de junio de 1967, en virtud del derecho árabe contraído en las resoluciones de Naciones Unidas.

3- Trazar una estrategia defensiva peculiar y económica de los países árabes colindantes con Palestina ocupada (Egipto, Siria, Líbano y Jordania) para fundar una nueva correlación de fuerzas entre la capacidad de defensa árabe y la militar y económica de Israel.

4- Apoyar a la OLP y a los destacamentos de la resistencia nacional y consolidar la firmeza del pueblo palestino frente a la pobreza y el desempleo, además de detener el trabajo de los palestinos en la construcción de los asentamientos en Jerusalén y Cisjordania.

5- Poner fin a todo tipo de financiamiento árabe y de injerencia negativa en los asuntos internos palestinos que trae como consecuencia la profundización de la división.

6- Lograr entre los árabes un acuerdo práctico respecto a la situación palestina, semejante al firmado en el Líbano (mayo 2008), para finalizar con la división interna y adoptar el Documento egipcio, como base para reconstruir la unidad nacional entre todas las organizaciones palestinas que asistieron, el 26 de febrero y 19 de marzo del año 2009, al diálogo realizado en El Cairo. Reanudar el diálogo interno para reconstruir la unidad dentro del marco de la OLP y realizar elecciones legislativas y presidenciales en la patria y la diáspora, así como llevar a cabo elecciones para un consejo nacional unido de la OLP, basadas en la total representación proporcional acordada, unánimemente, durante el diálogo de los meses de febrero y de marzo de 2009 en El Cairo.

7- Trasladarse al Consejo de Seguridad y convocar a una plenaria excepcional de la Asamblea General, bajo la consigna “unidad por la paz” con el fin de aprobar una nueva resolución que sancione a Israel, en caso que no acate la decisión. Todo ello, en virtud del articulo VII del Documento de Naciones Unidas y al igual que ocurrió con el gobierno de la Sudáfrica racista, el cual fue finalmente derrumbado y tuvo que aceptar la Resolución internacional, a través de la realización de nuevas elecciones para un “Sudáfrica democrático unido” de todos sus hijos, sin discriminación racial, étnica, género, color, religión ni secta.

8- Rechazar las negociaciones directas e indirectas sin detener totalmente el colonialismo en Jerusalén y Cisjordania.

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