jueves, 7 de octubre de 2010

Vargas Llosa el Premio Novel y los intereses europeos fascistas

Después de Obama, ahora Vargas Llosa.
Premido por literatura o por agente del Departamento de Estado de los Estados Unidos y sus colegas españoles de PRISA?

Luis Ortega
El Diario, Nueva York

El arte de escribir memoránums

En el mundo de habla hispana y portuguesa de hoy hay más escritores que lectores. Es decir, todos somos escritores. Todos hemos publicado algún libro, alguna vez, y estamos proyectando otro que saldrá en cualquier momento. Inclusive, gentes de otras profesiones, por ejemplo, médicos y abogados, hasta dentistas, por lo general siempre están proyectando un libro sobre algo.

Usted entra, por ejemplo, en la librería de España, en la Gran Vía de Madrid, y va de piso en piso, que son bastantes, y descubre que hay millones de libros. Y no hablemos de otras librerías, en otros países.

Por ejemplo, Buenos Aires, Santiago de Chile, Río de Janeiro. Cualquier autor de hoy, por ejemplo Mario Vargas Llosas, casi que ha publicado cien libros o está llegando a eso. Y no se detiene. Sigue publicando libros, sigue viajando de pueblo en pueblo, promocionando sus novelas. No se cansa. ¿De qué vive Vargas Llosa? Me niego a pensar que vive de la venta de sus libros. No es posible.

Lo mismo ocurre con su socio, Carlos Alberto Montaner, que ha tenido algo de mala suerte, porque no tiene muchos lectores. Pero Montaner ha descubierto la válvula de escape de las conferencias y recorre el mundo dando conferencias en defensa de los Estados Unidos, de la economía de mercado, hablando mal de Fidel Castro y contando cómo fue que él, cuandochiquito, vio a Fidel en calzoncillos. Yo estoy casi seguro de que tiene muchos admiradores. Es un especialista en memorándums.

Yo menciono a estos dos autores, entre los miles que existen en nuestro mundo hispano-portugués, porque son representativos. Siempre los tenemos a mano, en los periódicos, en las ferias de libros, en las conferencias de escritores, y cosas así. Y yo me pregunto, si todos somos escritores, si apenas sí hay verdaderos y puros lectores que compren los libros y nos lean, ¿cuál es el destino de los libros en el futuro? ¿Qué destino aguarda a los millones de escritores de habla española y portuguesa en un mundo que cada vez se vuelve más complejo? ¿Quién le va a hacer caso a lo que diga un escritor, como ocurría en las pasadas centurias? En otros tiempos, siglos atrás, los escritores estaban adscriptos a las cortes reales.

Eran como parte del equipaje de la realeza. Los reyes cultivaban la amistad de los escritores y poetas y los alimentaban. Y a cambio de la protección del soberano el escritor decía cosas interesantes, hacía
comentarios agudos que provocaban admiración y hasta risas en la Corte. Goethe siempre disfrutó de la
protección de los reyes. Lo cual se explica, no existía un mercado editorial, no había compradores de
libros.

¿De qué viven los escritores de hoy en el mundo hispánico? Que no me digan que de la venta de los
libros. Vargas Llosa, por ejemplo, es infatigable, a pesar de que está entrando en años. Viaja
constantemente promoviendo sus novelas, y supongo que en cada pueblo logra convencer a otros doscientos escritores para que compren cada uno un libro. Y él se
sienta en una mesita y les firma los libros. Y, además, tiene que dar una conferencia hablando de
cosas inútiles. Yo creo que eso es humillante. Un escritor que se respete, que sea de verdad un
individuo que dice cosas interesantes, o que escribe una novela que valga la pena, no debe meterse en las ferias de libros a meter charlas intrascendentes para promocionar sus libros y lograr que alguien los
compre. Eso es inadmisible. Yo nunca he visto, por ejemplo, a García Márquez, hacer el ridículo en una feria de libro. Sí he visto a Zoe Valdés, encaramada en una mesa, en una feria, promocionando sus novelitas de relajo.

Me vuelvo a preguntar lo mismo. ¿De qué viven los escritores, cómo pagan sus viajes, cómo se hospedan en hoteles de lujo? Yo tengo la sospecha de que en estos tiempos la mayor parte de los escritores son agentes de algún gobierno. Por ejemplo, es posible que el gobierno americano, que dispone de tanto dinero, lleva años utilizando a los escritores del mundo hispano-portugués como agentes. Pero estamos claros.

No como agentes clandestinos o subversivos. Sino como observadores agudos y como agentes que tienen buenas relaciones en los países de la América y en España.

Los ponen a viajar con el propósito de que escriban memorándums. Es una manera de ayudarlos a vivir y tenerlos siempre a favor del imperialismo, de un modo más o menos discreto. Estados Unidos tiene infinitos recursos y una burocracia enorme que puede manejar alos miles de escritores que viajan de un lado a otro, como hormigas, observando y escribiendo memorándums.
Siempre convencidos de que son los únicos.

Pero ocurre algo muy curioso. Es un secreto en el que muy pocos participan. Los escritores, tanto los que se vuelven adoradores del imperio, como los que presumen de ser sus críticos, tienen que vivir de algo. Por lo general, los escritores, aún los más inteligentes en sus ensayos y novelas, suelen ser gentes de ánimo muy caído, hombres de pocos recursos, anémicos de espíritu, un poco ajenos a las durezas de la vida, cosas así, y entonces se conectan con alguno de los miles de funcionarios americanos que están dispersos por el mundo latinoamericano y en España, siempre como funcionarios de embajadas y consulados, y hasta corporaciones, y a cambio de un sueldo se les pide que escriban memorándums.

Que viajen, que observen, que analicen las distintas situaciones, que conversen, yque escriban memorándums y hagan pronósticos y cosas por el estilo. El escritor entonces arranca, con gastos pagados, visita países, habla con sus colegas, vende unos diez o doce libros, por lo general a otros
escritores, y al final escribe un memorándum. Y lo hace con entusiasmo, con fervor, creyendo que está
participando en algo importante, trascendental, que su memo va a generar una política importante del
Departamento de Estado.

Es una ilusión. No sabe que el mismo encargo se lo han dado a otros diez o doce intelectuales, que hay, tal vez, cincuenta otros memorándums con el mismo tema.
Que nadie va a leer su memo. Que lo van a archivar.

Que se trata solamente de una política encaminada a ayudar a vivir a los pobres escritores y mantenerlos contentos con el imperio. El escritor o escritora, cree que está tratando con un Richelieu americano y forjando una política y no se entera de que lo ayudanpor algo de compasión y para que no joda mucho.

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