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Su presencia en esta nación isleña y colonia estadounidense del noreste del Caribe se produce cuando el país está con las manos llenas tratando de recuperarse del paso de la tormenta Irene, que a punto de salir del territorio se convirtió en huracán y ha azotado las costas de República Domicana, Haití y Cuba, así como las islas Turcos y Caicos y las Bahamas, para enfilar hacia del noreste de EEUU.
Si bien en Puerto Rico se registró una sola muerte y no llegaron a mil los refugiados, Irene dejó pérdidas que podrían sobrepasar los 400 millones de dólares, así como decenas de carreteras en mal estado, inundaciones e interrupciones masivas en los suministros de agua y energía eléctrica que se han ido atendiendo con una movilización de más de 15.000 trabajadores del Estado.
Ante la inmediatez de la emergencia, quedan casi como notas al calce los problemas estructurales para la seguridad y las comunicaciones con EEUU que salen a flote con las tormentas de este año. Pero se trata de asuntos de importancia para el sostenimiento del dominio de este punto estratégico, equidistante de Guantánamo y de Caracas.
Por ejemplo, los vientos y lluvias asociadas a la tormenta Emily –que también se convertiría en huracán saliendo de la vecindad de Puerto Rico- dejaron sin funcionar el radar doppler, ubicado en las alturas de la Sierra de Cayey, situación que volvería a repetirse semanas después con el paso de Irene, por lo que hubo que descansar en un radar de baja altura de la costa norte, insuficiente para vigilar todo el territorio.
Poco después de Emily, con apenas el aviso de una onda tropical, se hizo estallar como supuesta medida de seguridad el aerostato del suroeste, que sirve para vigilar el tráfico aéreo hasta cerca de las costas de América del Sur, así como la vecindad de los canales de Anegada por las Antillas Menores, de la Mona entre Puerto Rico y República Dominicana y el Paso de los Vientos, entre Haití y Cuba. Se trata de la única instalación en el Caribe del escudo de radares en aerostatos cautivos que tiene la Fuerza Aérea para vigilar las fronteras sureñas de EEUU.
Como si eso fuera poco, durante el paso de Irene se interrumpió el suministro de energía en la base del cable submarino de telecomunicación entre Puerto Rico y EEUU, con lo que ese recurso también dejó de funcionar por un período de tiempo.
Pero los especialistas en ingeniería eléctrica del Batallón 249, adscritos al Quinto Ejército, tuvieron un recibimiento bastante frío y contradictorio. Una fuente usualmente al tanto de los asuntos gerenciales y laborales de la Autoridad de Energía Eléctrica dijo por lo claro "aquí no los queremos”, mientras el Secretario de Estado, Kenneth McClintock, advertía que de inmediato no se sabía si había "misiones” para los soldados.
De hecho, aunque un grupo avanzado del 249 llegó casi de inmediato a Puerto Rico, la salida de casi todo el contingente desde el Fuerte Belvoir, ubicado en Virginia cerca de Washington, se retrasó debido al sismo de 5,8 que tuvo su epicentro precisamente en esa zona.
La movilización del 249 había sido solicitada de manera insistente por el Gobernador, Luis Fortuño, dentro del marco del sistema de simulacros y preparaciones para la costa este de Estados Unidos y Puerto Rico, como el de abril pasado coordinado por el Quinto Ejército desde el Fuerte Belvoir en el que se trabajó con el escenario virtual de dos huracanes que subían desde el Caribe y azotaban a la vez a EEUU entrando por la costa este y la zona del Golfo. En ese contexto, a principios de este mes se hizo un simulacro en Puerto Rico en el que se ensayó el manejo de un evento catastrófico con decenas de miles de muertos.
McClintock y el Gobernador se mostraron dispuestos en todo momento a dar detalles sobre la operación militar de socorro y el segundo en particular enfatizó que consideraba que Puerto Rico tiene derecho a solicitar ese tipo de ayuda.
En contraste, fuera por desconocimiento o con intención, otros funcionarios obviaron en todo momento hacer alusión directa al ya legendario Fuerte Belvoir, cuya controversial historia incluye programas de vigilancia de comunicaciones privadas de la gente por parte de los servicios de espionaje. Cuando durante una rueda de prensa se preguntó por la base a la que estaba adscrito el contingente, un funcionario contestó de forma lacónica que "su base es Estados Unidos”.
Las fallas estructurales de seguridad no se limitan a asuntos de interés directo para la inteligencia militar, sino que son mucho más generales. Tal es el caso del fallo de las estaciones de bombeo que provocó la inundación de vecindarios cerca del Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, al igual que las líneas eléctricas en vecindarios de clase media alta que habían sido soterradas precisamente para prevenir la interrupción del suministro en casos de tormenta pero cuyos conductos se inundaron y resultaron más difícil y peligrosas las reparaciones.
Inclusive en materia militar, las deficiencias son también más amplias.
Uno de los asuntos potencialmente explosivo es el uso de Puerto Rico para el entrenamiento de grupos paramilitares. Ya se han descubierto y hecho públicos en medios de prensa nacional informes detallados sobre dos de los varios campamentos de presunto entrenamiento paramilitar en la Cordillera Central. La existencia de ese tipo de actividad hasta con nombres de funcionarios involucrados había sido denunciada desde hace meses por la división de inteligencia militar del Ejército Popular Boricua-Macheteros, sin que hasta ahora ninguna autoridad competente se haya responsabilizado por esas operaciones.
Adital
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