sábado, 2 de agosto de 2014

¿Puede la mujer heterosexual no ser el único sujeto de la lucha por el aborto?

 de comunicarigualdad.com.ar

El 3 de julio se realizó en el Centro Cultural de la Cooperación una charla sobre varones y aborto que puso en cuestión el rol que éstos tienen acompañando, o no, a las mujeres –tanto en situaciones de aborto como en la lucha por el acceso legal al mismo-, pero también se debatió si las mujeres heterosexuales deben ser el único sujeto de la lucha por el aborto legal o ésta debe ampliarse a mujeres lesbianas y varones trans también como protagonistas del mismo. Un debate riquísimo que tiene como eco de fondo la discusión sobre cuál es el sujeto del feminismo actual.
Por Sandra Chaherva
COMUNICAR IGUALDAD- ¿Puede la mujer heterosexual no ser el único sujeto de la lucha por el aborto? ¿Puede el feminismo integrar a otros sujetos –que no sean las mujeres heterosexuales- en el análisis de las desigualdades de género y en la lucha por la igualdad? Estas fueron las preguntas que sobrevolaron el jueves 3 de julio la pequeña sala Laks del Centro Cultural de la Cooperación, a pleno de personas ávidas por debatir inquietudes que hace tiempo rondan tertulias menos públicas.

La actividad “Varones y Aborto. Decisión de ellxs. Conquista de Todxs” fue organizada fundamentalmente- aunque no solamente- por Mabel Bellucci y Alejandro Aymú. Bellucci acaba de publicar meses atrás el libro Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo, y a partir de las reflexiones y movimientos que el libro viene generando se pensó en realizar una actividad que abordara la forma en que diferentes tipos de varones se acercan a las prácticas del aborto.

Expusieron la propia Bellucci –integrante del Grupo de Estudios sobre Sexualidades (GES) del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires (UBA)-, Alejandro Aymú –integrante de Varones Antipatriarcales/CABA-; Blas Radi –integrante del Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género de la UBA y quien se dedica a profundizar teoría trans en la Facultad de Filosofía y Letras-; y Mario Pecheny, también del GES.
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El primero en hablar fue Alejandro Aymú, quien aclaró que su relato estaría hecho desde la experiencia de un varón cisexual (término utilizado desde el activismo trans para referirse a personas no transexuales). Observó la necesidad de “pensar nuestros cuerpos masculinizados” como “cuerpos preparados para roles específicos como el de la producción, la conquista del espacio público, los grandes desafíos, una sexualidad reducida a una hipergenitalidad y poco placentera”, un cuerpo cuyo fin es “explotar los cuerpos feminizados, ejercer el control y violencia sobre las mujeres y las identidades no normativizadas y sobre otros varones inferiorizados, cuerpos para el control y también cuerpos para otrxs”.

Desde estas reflexiones sobre esos cuerpos normativizados, propuso “ser críticos de algunos de nuestros posicionamientos, como el de ‘solidaridad para con las mujeres’, motivo por el que a veces muchos varones nos acercamos a la lucha por el derecho al aborto”. “Este posicionamiento –señaló-, da cuenta una vez más de la tradicional indiferencia con que los varones hemos atendido a este reclamo, entendiendo que no existe allí una implicancia necesaria, ni problematización que nos permita a los varones abrir una puerta de entrada a ‘politizar lo personal’ y preguntarnos acerca de nuestras prácticas en clave feminista”.

Blas Radi, desde su propia experiencia de varón transexual, planteó lo que sería el eje de debate de la noche: “Se habla del derecho de las mujeres a va3decidir sobre sí mismas, pocas veces desde las lesbianas y menos de las personas trans. Los proyectos de legalización del aborto, aunque se presentan como de avanzada, mantienen el mismo compromiso ontológico de las normas patriarcales: las personas trans no somos personas reproductibles. Sin embargo, hay varones trans que quieren gestar, que tienen prácticas de las que puede surgir un embarazo. Si no queremos pensar a las mujeres como reproductoras obligadas, deberíamos preguntarnos por qué se sigue considerando que las mujeres son las únicas que pueden parir”.

Por último, se dirigió directamente al feminismo: “Tanto el activismo trans como el activismo por el aborto legal hablan de autonomía sobre los cuerpos; sin embargo sigue surgiendo la pregunta de por qué hay que hablar de varones trans en relación al embarazo. La agenda del feminismo no puede marginarnos. Desde el feminismo a menudo se ha considerado a los varones trans como una afrenta a la causa, lo mismo a los varones embarazados”.

Pecheny –quien investiga temas vinculados a salud sexual y reproductiva desde hace 20 años- se refirió al status legal señalando que “hay un movimiento social en torno al aborto cada vez más visible” y que los “estudios de opinión publicas muestran un mayoritario apoyo a los derechos sexuales y reproductivos” y a que el embarazo pueda ser interrumpido en forma legal. En relación al vínculo entre varones y aborto observó: “El varón es como un actor que entra y sale de escena en situaciones de aborto, forma parte de algunos momentos, pero no todo el tiempo. Sin embargo, en la subjetividad del varón también se inscribe esta experiencia como significativa, como un hito que marca el pasaje a la adultez o rompe una pareja”.

va4Debates

Luego de las exposiciones se abrió el debate y las preguntas al público. Luli Sánchez –integrante de Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto, organización que atiende una línea telefónica en la que se brinda información sobre la utilización del misoprostol como método abortivo- se refirió al “cisexismo que impera en el discurso sobre el aborto”. Blas Radi, respondiendo, señaló que esperaba un cambio de dirección en el discurso del aborto legal de tal forma que comenzara a incluir a varones trans y otras subjetividades distintas a las mujeres heterosexuales.

En respuesta a este planteo, Pecheny hizo una observación que detonó el debate latente en la sala. Señaló que para decidir “qué tipo de discurso es más eficaz en la lucha por el aborto legal hay que analizar el contexto; cuando se debatió matrimonio igualitario, por ejemplo, fue central la articulación con romanticismo, capitalismo y familia”. “¿Qué discurso nos conviene tener con la senadora de Salta?” se preguntó, dejando implícito que quizá en esa argumentación –y debido al conservadurismo de la interlocutora- no fuera conveniente la mención a otros sujetos del aborto que no fueran mujeres heterosexuales.

Martha Rosemberg -integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto que estaba presente en la sala- recogió el guante del debate que se abría señalando que “hay un conflicto entre una política focal, y enfocada con un objetivo muy preciso, que es lograr la despenalización del aborto, y otra que tiene que ver con un sujeto que está en momento de invención de una definición. Creo que aparece el conflicto de si estamos hablando de una política de legalización del aborto o de, cómo denominarlo, la política de la subversión del sistema sexo-genero”.

La respuesta a esta intervención vino de Mauro Cabral, militante trans, quien argumentó: “Hay muchísimas mujeres en Argentina y en el mundo que son asignadas al sexo femenino al nacer y que luego crecen y se identifican como hombres y para quienes el derecho al aborto nos corresponde, nos interese o no subvertir estereotipos de género”.

Días después, como reflexión de la jornada, Bellucci sintetizaba “como trasfondo del debate, presente pero tácito, se movía el problema de base sobre cuál es el sujeto del feminismo”.

Foto de izquierda a derecha: Mabel Bellucci, Blas Radi, Alejandro Aymú y Mario Pecheny.

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