sábado, 20 de agosto de 2011

Dos décadas después, los rusos recuerdan el fallido golpe a la URSS

El 19 de agosto de 1991, el ejército relevó a Gorbachov e impuso un Comité de Emergencia. La asonada fracasó al tercer día.
Moscú. Rusia recordó ayer con sentimientos encontrados el 20º aniversario del comienzo del fallido golpe contra el presidente Mijail Gorbachov, que selló la caída del comunismo soviético y precipitó la desintegración de la Unión Soviética (URSS).

Para algunos, ese hecho marcó el fin del socialismo y sus ventajas; para otros, el comienzo del camino de Rusia hacia la democracia; para unos pocos, una oportunidad perdida para reformar el país.
En un artículo publicado en Moskovski Komsomolets, el periódico ruso de mayor tirada, el escritor Vladimir Voinovich aseguró que “el golpe continúa y proseguirá hasta que la verdad se imponga a la mentira”.
“Tras perder la primera batalla, los golpistas de 1991 aprendieron la lección, cambiaron de táctica y entendieron que no se pueden aplastar con tanques las barricadas y que se pueden reconquistar muchas posiciones de manera casi incruenta utilizando la vieja arma bolchevique: la mentira”, escribió.
El 19 de agosto de 1991, una junta de altos cargos soviéticos anunciaron al mundo que Gorbachov había sido relevado de su cargo por enfermedad y reemplazado por el vicepresidente de la URSS, Guennadi Yanaev, y que un Comité Estatal de Emergencia asumía el poder.
Para el líder del Partido Comunista de Rusia (PCR), Guennadi Ziuganov, “el intento de salvar el país mediante la creación del Comité resultó una acción digna y desesperada con medios inservibles”.
Según Ziuganov, hubiera sido suficiente “convocar dos o tres manifestaciones multitudinarias en Moscú y otras grandes ciudades, lo que hubiera sido muy fácil para acabar con la contrarrevolución liberal”.
La asonada fracasó al tercer día por la resistencia popular pacífica liderada por el presidente de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, Boris Yeltsin.
Sociedad de espectadores. Dos décadas después, los acontecimientos que durante tres días mantuvieron en vilo al mundo y cambiaron la historia son considerados entre los 10 más importantes en la historia del país sólo por el nueve por ciento los rusos, según una encuesta de Levada Center.
Ello obedece a “la insatisfacción por los resultados de la victoria obtenida en agosto de 1991”, explicó el jefe de investigaciones sociopolíticas de Levada Center, Boris Dubin,.
“Nuestra sociedad hoy es, insisto, una sociedad de espectadores”, escribe el sociólogo en un artículo en Nezavisimaya Gazeta , al señalar que el pueblo ruso renunció abiertamente a su propio papel histórico.
El diagnóstico de Dubin es demoledor: “La mayoría, según la vieja tradición rusa, está dispuesta a aceptar todo, con tal de que no sea para peor”.
Con motivo de la efeméride, líderes de los partidos comunistas de antiguas repúblicas soviéticas se reunieron ayer en la ciudad ucraniana de Donetsk bajo el lema “Una unión renovada, el camino para la salvación de los pueblos hermanos”.
El Partido Liberal Democrático de Rusia (PLDR, ultranacionalista), recordó que en agosto de 1991 fue la única formación política que “tomó la decisión acertada de respaldar las acciones del Comité”.
En su opinión, lo que ocurrió en agosto de 1991 fue “una provocación, una profanación”, que tenía un objetivo: “Traspasar el poder de Gorbachov a Yeltsin de manera bella y creíble”.
Fuente: lavoz.com.ar



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