viernes, 7 de enero de 2011

Amnistía denuncia cientos de violaciones en los campos de refugiados de Haití

La falta de seguridad propicia los asaltos nocturnos a mujeres y niñas, que en la mayoría de los casos no pueden identificar al agresor.

Aministía Internacional (AI) pidió ayer al próximo Gobierno de Haití que salga de las urnas en febrero y a los organismos internacionales que están presentes en el país para aliviar las consecuencias del catastrófico terremoto de hace un año que «traten el asunto de la violencia contra las mujeres como una prioridad en el esfuerzo humanitario y de reconstrucción».


En un informe de 36 páginas, el secretariado internacional de AI describe las condiciones de los campos y el contexto de indiferencia de las autoridades ante los ataques a mujeres, ofrece testimonios de las víctimas y emite una serie de recomendaciones para paliar un problema que ha sido endémico en la isla antillana pero que la situación actual ha agudizado.

El documento no ofrece una estimación del número de abusos que se han producido a lo largo del año, pero grupos de mujeres locales dedicados a la asistencia a víctimas -formados en un momento agudo de violencia sexual en las disputas políticas de los años noventa- cifran en más de 250 las violaciones en campos durante los primeros cinco meses de 2010.

Gerardo Ducos, que fue el investigador de Amnistía en el paupérrimo país entre marzo y en junio del pasado año, afirmó ayer en Londres que «se ha producido desde el terremoto un colapso total del ya frágil sistema de orden público en Haití, con mujeres viviendo en campos inseguros y sobrepoblados. No hay protección para mujeres y chicas en los campos. Se sienten abandonadas y vulnerables a los ataques. Bandas armadas atacan a su gusto, sintiéndose seguras porque hay muy pocas posibilidades de que se les lleve ante la justicia».

Condiciones precarias

Más de un millón de personas viven aún en 1.199 campamentos de tiendas de campaña y refugios ínfimos. En el área de Puerto Príncipe, a final de agosto, solo tres de los 891 campos tenían condiciones mínimas de habitabilidad y seguridad. Acogen a 12.000 personas y se estima que en la región hay 1.140.000 desplazados por el terremoto. Entre ellos, un 53% son mujeres y un 38% menores.

Amnistía recogió testimonios de cincuenta mujeres que fueron víctimas de violaciones y publica una muestra en su informe. Las agredidas relatan la brutalidad de grupos armados, particularmente formados por jóvenes, que atacan a las mujeres en la oscuridad, en el interior de sus tiendas o cuando salen para cumplir con alguno de los requerimientos indispensables de su vida en la nueva situación.

Violan a adultas delante de sus hijos, a niñas de once años, a adolescentes que antes acudían a la escuela y que ahora no tienen adonde ir, y a quien siguiendo el consejo de su madre intenta abandonar los campos y marchar hacia algún lugar donde vive un familiar que pueda protegerlas. Con frecuencia, las víctimas perdieron a sus padres, maridos o hermanos en el seísmo.

El documento describe las condiciones de los campos como facilitadoras de los ataques. No hay policías, ni luz, y ni las tiendas ni las letrinas ofrecen privacidad. Los atacantes perpetran sus actos en grupo y embozados. Las mujeres no les denuncian porque no podrían identificarles y porque no confían en las autoridades. Con frecuencia carecen de información siquiera sobre los precarios servicios médicos que estarían a su disposición.

AI pide a las autoridades que se de prioridad a esta situación y que se elaboren informes, que se disemine información, que se dicten protocolos para la actuación de la Policía... Pero también recuerda que el representante de la ONU para los derechos humanos de desplazados, Walter Kälin, ha indicado que «la falta de progresión hacia un abrigo más seguro se debe al fracaso del Gobierno de Haití para formular un plan sobre los campos».
 
Las Provincias. se

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