afrol News Angola celebró sus 25 años de independencia, pero esta fecha señala asimismo más de 25 años de guerra entre el gobierno de Angola y Unita. Desde 1998, el conflicto ha atravesado una fase particularmente violenta. A pesar de ello, el gobierno de Angola intenta mostrar al mundo que la situación se ha normalizado, y sostiene que controla más del 90% del territorio.
Este discurso de normalización no sólo lo mantiene el gobierno. La comunidad internacional y las Naciones Unidas también se hacen eco de estas palabras relativas a la estabilidad recién conseguida. Por consiguiente, las agencias de las Naciones Unidas, y en particular el Programa de Alimentación Mundial (PAM) van a variar el sistema de distribución general de alimentos para ajustarse a la "reubicación" de personas que ha planificado el gobierno. El apoyo de la comunidad internacional en forma de inversiones económicas intensivas (inversiones cuyos resultados sólo son visibles en Luanda y la costa atlántica) posibilitan esta apariencia de normalidad.
La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF), presente en Angola desde 1983, ha desarrollado nuevos programas médicos y alimenticios para la población que sufre la reanudación del conflicto. Estas referencias a la "normalización" se alejan mucho de la realidad observada por los equipos de MSF que viven y trabajan con la población civil angoleña.
Desplazamientos forzados y aumento de la violencia
A finales de 1998, después de algunos años de relativa paz tras los acuerdos de Lusaka, la guerra se inició de nuevo en Angola. Desde entonces, los desplazados acuden en masa a las ciudades controladas por el gobierno, mientras que otros buscan refugio en países vecinos. Estos movimientos de población producen en diversas oleadas, y cada una de ellas marca los episodios de enfrentamientos más violentos entre las Fuerzas Armadas de Angola (FAA) y Unita.
Este movimiento masivo de desplazados ha incrementado considerablemente el número de población en las ciudades en las que está presente la organización.
Según las autoridades angoleñas, los desplazados que se encuentran en zonas bajo el control del gobierno huyeron de sus hogares debido a Unita. Ciertamente, es difícil que las poblaciones desplazadas nieguen públicamente esta afirmación: hablan de haber escapado del "enemigo" o de "los que están en el mato" (el campo). Sin embargo, las historias individuales de los desplazados, recopiladas por MSF en Kaala, Kuito y Malange de abril a octubre de 2000 muestran que esta toma de partido a favor del gobierno se percibía como la única solución, una elección de supervivencia más que una elección deliberada para unirse a una u otra de las partes enfrentadas o huir de ellas. Estos desplazamientos masivos se llevaron a cabo de forma forzada, en un clima de violencia creciente
Desplazamientos forzosos
Las poblaciones desplazadas no sólo huyeron de las zonas en las que se luchaba. También fueron utilizadas y manipuladas por las dos partes enfrentadas, que querían eliminar a la población de una zona controlada por la otra parte o limpiar completamente una zona de cualquier presencia del enemigo.
Por lo tanto, el desplazamiento de civiles se utiliza como una estrategia de guerra. Esta intención de controlar a la población suele ir acompañada de actos de castigo y represalias para los individuos que permanecen en zonas controladas por el enemigo.
Con cada ofensiva del gobierno, Unita se trasladaba y se llevaba a toda la población. ¡Es la táctica que emplea Unita! Cada vez, íbamos al lugar que nos decían. De hecho, nadie podía quedarse atrás porque cualquier persona perdida era una persona más para el gobierno.
Persona desplazada de la provincia de Huambo
Unita iba a llevar a la gente de mi pueblo hacia la "mata" cuando llegaron las FAA. Las FAA nos dijeron que les acompañáramos a Loquembo, y fuimos. Al anochecer, nos indicaron una zona y nos ordenaron que durmiésemos allí. Entonces, Unita atacó y las FAA huyeron. Unita me capturó junto con otros 19 hombres jóvenes y cinco mujeres. Nos ataron los brazos detrás de la espalda y se nos llevaron. Cuando llegamos a un puente sobre un río de aguas turbulentas, nos dispararon (no a las chicas; a ellas se las llevaron) y nos echaron al agua con los brazos aún atados. Me dispararon por la espalda, y de algún modo pude salir del río. Fui el único superviviente. Conseguí desatarme y seguí huyendo hasta Loquembo.
Persona desplazada de la provincia de Malange
Estaba durmiendo en casa con mi familia, cuando alrededor de las 4 de la madrugada entraron 12 hombres de Unita y me llevaron con ellos. Caminamos durante media hora. Yo no dije nada ni intenté resistirme. Me dijeron que me arrodillara y que colocara una mano sobre un tronco de árbol que había en el suelo. Tres hombres me sostenían mientras un cuarto me golpeaba en el antebrazo con un machete. Al segundo golpe, mi antebrazo cayó al suelo. Me dijeron que me levantara e hicieron lo mismo con mi hermano. Los soldados dijeron: "Lo hacemos porque las tropas del gobierno han llegado a Belo Horizonte y queríais uniros a ellas. Ahora que os hemos cortado las manos, no podréis". Después de haber mutilado a mi hermano, nos dijeron: "Ya podéis ir donde queríais. ¡Uníos al MPLA!"
Persona desplazada de la provincia de Bié.
La "tropa" (como se suele llamar al ejército del gobierno) volvió a la ciudad y ordenó a la gente que se metiera en los coches si no quería morir asesinada. Hicimos lo que nos dijeron. Había varias familias. en las furgonetas de la 'tropa' y a todos nos condujeron hasta Kaala. Persona desplazada de Huambo
Civiles atrapados entre las dos facciones que luchan
Desde la reanudación del conflicto, la población civil ha sido hostigada constantemente por las dos partes enfrentadas. Los relatos de los desplazados revelan que sus pueblos natales se encuentran en áreas muy inestables que las dos partes han conquistado y vuelto a conquistar durante los últimos años. Para los habitantes, esta inestabilidad es doblemente peligrosa. La población sufre combates frecuentes y saqueos de las reservas de alimentos en los pueblos. Además, padecen las represalias de una u otra facción, que acusan a los habitantes del pueblo de colaborar con el enemigo. Para esta gente, escapar es la única opción para sobrevivir.
Nos marchamos a causa de la muerte y el hambre. Trabajábamos pero casi no nos quedaba nada: cultivábamos los campos, aunque todo se lo llevaba el gobierno o Unita. Si no eran las FAA las que venían de día para realizar "batidas", era Unita la que venía de noche. En un momento dado, ya no teníamos casi nada que comer, por lo que decidimos huir a través de la maleza con la esperanza de llegar a Kuito. Persona desplazada del distrito de Kuito
Nos marchamos a causa de la muerte y el hambre. Trabajábamos pero casi no nos quedaba nada: cultivábamos los campos, aunque todo se lo llevaba el gobierno o Unita. Si no eran las FAA las que venían de día para realizar "batidas", era Unita la que venía de noche. En un momento dado, ya no teníamos casi nada que comer, por lo que decidimos huir a través de la maleza con la esperanza de llegar a Kuito. Persona desplazada del distrito de Kuito
Acompañado por mi primera mujer y por nuestros cinco hijos, huimos de nuestro pueblo por los ataques de Unita, seguidos de ofensivas del gobierno que se volvían cada vez más frecuentes y violentas. Por una parte, Unita amenazaba con aniquilar a los habitantes del pueblo y, por otra, las tropas nos amenazaban con la muerte si no les seguíamos. La situación se volvió insostenible, por lo que, junto con otras 180 familias, decidimos pasarnos al bando del gobierno en enero de 1999. Todos nos fuimos a pie a Kaala.
Persona desplazada de la provincia de Huambo
Cuando era joven, huía al corazón de la mata con el resto de los jóvenes para que no me reclutasen. Los adultos no venían, y Unita pegaba a nuestros padres para averiguar dónde estaban sus hijos e hijas. Persona desplazada de la provincia de Malange
Si Unita te encuentra cocinando, prueban la comida y, si contiene sal, te acusan de estar del lado del gobierno. Se ensañaron a golpes con mi hermana sólo porque dijo que tenía sal en casa y que la había comprado en Kuito. La golpearon con palos y también la azotaron. Fue a finales de febrero, y decidimos marcharnos. Persona desplazada de la provincia de Bié
Aumento de la violencia
La población desplazada relata casos de violencia extrema, no sólo contra los hombres que se negaron a incorporarse al ejército o a realizar trabajos forzados, sino también contra las personas más vulnerables: mujeres, niños y ancianos. La mayoría de estos actos de violencia (asesinatos, mutilaciones, violaciones, etc.) fueron perpetrados por Unita, pero las FAA también llevaron a cabo prácticas similares. Existen relatos de prácticas de las FAA denominadas "batidas" en la provincia de Bié, los soldados, al llegar a un pueblo, eligen a un número determinado de sus habitantes y los obligan a transportar la comida y el armamento saqueado a la población. Si se niegan a ello, corren el riesgo de morir o ser apaleados.
La violencia indiscriminada aumentó enormemente desde la reanudación del conflicto a finales de 1998. Los desplazados suelen referirse al período anterior del conflicto como "Antes" (antes del acuerdo de Lusaka). Afirman que los asesinatos que han visto o vivido han aumentado en intensidad y mencionan actos de gran crueldad. Ya no se trata de matar para saquear o debilitar al enemigo, sino de ejercer una verdadera política de terror sobre la población civil.
Un día, a finales de diciembre de 1998, Unita llegó a las cinco de la madrugada e incendió el pueblo. O bien mataban primero a la gente y acto seguido la quemaban o bien ponían a todas las familias dentro de sus casas y las quemaban vivas. Mataban con sus machetes a cualquier persona que intentara escapar. Mi tía, mi tío y su hijo murieron de este modo.
Persona desplazada de la provincia de Huambo
Antes, las FAA no solían violar a las mujeres. Han empezado a hacerlo en esta nueva guerra. No les importa que sean solteras o casadas. Irrumpen en las casas, amenazan a los hombres a punta de pistola para que se marchen y violan a las mujeres. No conozco ningún caso de mujeres violadas por varias tropas, pero conozco muchos de mujeres violadas por un soldado.
Persona desplazada de la provincia de Bié.
En la actualidad, los crímenes son meticulosos y nunca se dejan a medias. No sé como son las guerras en otros lugares, pero aquí ya no basta con matar. Es necesario aniquilar. Y aunque sobrevivas, siempre tendrás el recuerdo grabado en la mente.
Persona desplazada de la provincia de Huambo
En mi grupo había un hombre mayor, de más de 60 años, que tenía que llevar una bolsa muy pesada. Por ello, siempre quedaba rezagado del grupo y un soldado le pegaba por ello. Llegó un momento en el que ya no podía acarrear la bolsa y fue golpeado hasta morir.
Persona desplazada de la provincia de Bié
Deterioro de la situación médica y alimenticia
Aparte de la violencia, la reanudación del conflicto a finales de 1998 también ha tenido graves consecuencias en la situación médica y alimenticia de la población angoleña. El desplazamiento de la población a gran escala provocado inicialmente dio lugar a una grave crisis alimenticia, que afectó a los residentes y a los desplazados. En las ciudades y, especialmente, en los campos de desplazados, las condiciones de vida precarias dan lugar a unas tasas de mortalidad especialmente elevadas. Para demostrarlo basta con comprobar el gran número de admisiones en las instalaciones sanitarias y servicios de urgencias donde trabajan los equipos de MSF. MSF observa especialmente un importante aumento de las cifras de heridos de guerra y víctimas de minas.
Los desplazados dicen que no hay instalaciones sanitarias en funcionamiento en las zonas de Unita desde que se reanudaron los combates en 1998. Ante la falta de acceso a las poblaciones y, por lo tanto, a la asistencia médica internacional y a los datos sanitarios, es imposible documentar con certeza la situación sanitaria, pero lo más probable es que sea similar a la alarmante situación de las zonas controladas por el gobierno.
Tasas de mortalidad elevadas
Las condiciones precarias de saneamiento en las ciudades, las dificultades para conseguir atención médica y los problemas de alimentación tienen graves repercusiones en el estado de salud de la población. Varios estudios retrospectivos de mortalidad efectuados por MSF revelan tasas de mortalidad muy superiores a los valores umbral de alerta aceptables.
Un estudio de MSF efectuado en marzo de 2000 en Kaala reveló elevadas tasas de mortalidad: 1,68 de cada 10.000 personas al día en la población desplazada, una cifra mucho mayor que el valor umbral de alerta de 1/10.000/día. La tasa de mortalidad entre los menores de 5 años también es alarmante, con una media de 3,1/10.000/día, una cifra mucho mayor que el valor normalmente aceptado para esta edad (2). La situación de la población residente es casi igual de grave, especialmente entre los menores de 5 años, cuya tasa de mortalidad es de 2,13/10.000/día.
Un estudio de MSF en Lombe en julio de 2000 reveló una tasa de mortalidad de 1,4/10.000/día en la población general y de 2,66/10.000/día en los menores de 5 años.
Una investigación llevada a cabo en junio de 2000 en Kuito mostró tasas aún mayores entre los menores de 5 años: 4,3/10.000/día en los niños desplazados y 2/10.000/día en los niños residentes. La tasa de mortalidad entre la población adulta era de 1,7/10.000/día.
Aumento continuado del número de heridos de guerra
Los equipos de MSF han observado un incremento importante en el número de admisiones en los servicios de urgencias, un elevado número de civiles heridos de bala o por la acción de minas y un gran número de muertes provocadas por actos violentos.
En Kuito, las admisiones de urgencia en el hospital en el que trabaja MSF han aumentado de manera constante durante los últimos dos años. En 1999, el 75,4% de las operaciones efectuadas fueron casos de urgencia. El número de operaciones quirúrgicas pasó de 649 en 1998 a 804 en 1999 y a más de 1.200 en los 9 primeros meses del año 2000. El número de operaciones de víctimas de accidentes con minas también está aumentando: 13 en 1998, 35 en 1999 y 138 en los 9 primeros meses del año 2000.
En agosto del 2002, en la ciudad de Menongue, de las 29 personas ingresadas en el hospital 18 eran víctimas de bala, 1 de mina y las otras 10 sufrían quemaduras.
En Kaala, una investigación de MSF de la mortalidad retrospectiva en el mes de marzo de 2000 reveló que, entre el total de la población, (la residente y la desplazada), la tasa de mortalidad debida a la violencia era del 23%. De enero a julio de 2000, los equipos de MSF recibieron a 226 pacientes graves en la sala de urgencias del hospital, de los cuales 143 (un 63%) eran heridos de guerra.
Por otro lado, MSF ha calculado que el Ministerio de Sanidad angoleño sólo cubre el 1,2% de las necesidades del hospital de Kuito 3. En Kaala, MSF proporciona casi todos los medicamentos y materiales médicos para el hospital de la ciudad y para los 3 centros de atención sanitaria.
Por otro lado, MSF ha calculado que el Ministerio de Sanidad angoleño sólo cubre el 1,2% de las necesidades del hospital de Kuito 3. En Kaala, MSF proporciona casi todos los medicamentos y materiales médicos para el hospital de la ciudad y para los 3 centros de atención sanitaria.
En Menongue, el gobierno sólo realiza tres envíos anuales de suministros; uno de ellos llegó tres meses tarde y faltaba un 60% del material. En Matala, los suministros médicos entregados a las instalaciones sanitarias eran insuficientes. En la provincia de Zaire, las autoridades médicas angoleñas declararon que no había paracetamol ni aspirinas disponibles en el hospital provincial, sólo en el hospital del distrito al cual MSF suministraba material.
MSF ha estado presente en Angola desde 1983. Desde esta fecha hasta 1997, los equipos de MSF han asistido a las poblaciones de Angola tanto en las zonas controladas por el gobierno como en las que controla Unita, y en 1997 bajo el control del GURN (el Gobierno de la Unidad y la Reconciliación Nacional). La reanudación del conflicto en 1998 y el aumento de los problemas de seguridad obligaron a MSF a cerrar muchos programas: en Chicomba, Caconda y Quilenges (provincia de Huila), Songo y Maquela do Zombo (provincia de Uige), Quiculungo (provincia de Kwanza Norte), M'Banza Congo, Noqui y Cuimba (provincia de Zaire), Calandula, Massango, Mucari, Quela y Cambundi-Catembo (provincia de Malange), Camacupa y Chitembo (provincia de Bié), Lumege y Luau (provincia de Moxico). El cierre de estos programas ha dejado a la población de estas áreas sin asistencia.
Estos distintos elementos demuestran la envergadura de las necesidades en Angola y lo lejos que está la situación de haber vuelto a la normalidad. Las autoridades angoleñas muestran desinterés por la salud de la población. Las inversiones en el sistema sanitario son insuficientes, los suministros médicos y de medicamentos son insignificantes y el personal sanitario recibe una salarios escasos e irregulares y no está motivado
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