Reseña
RAÚL SENDIC. EL TUPAMARO
Según el autor, "desde la muerte de Raúl Sendic en 1989, los tupamaros han quedado huérfanos de pensamiento revolucionario". Su reflexión tiene mucho de desencanto, en la medida que interpreta su postura crítica con el actual posicionamiento de sus ex compañeros de peripecia y del Frente Amplio, tanto en lo que atañe a la gestión de gobierno como a la evolución de la interna partidaria.
Zabalza, que tiene un pasado de lucha armada y cárcel en condiciones infrahumanas durante la dictadura en situación de rehén, ha publicado "El miedo a la democracia" (1986), "El tejazo y otras insurrecciones" (1995) y "La estaca" (1998).
Este, que es su cuarto libro, está íntegramente dedicado a analizar las ideas de Raúl Sendic, que, a su juicio, mantienen plena vigencia en los tiempos contemporáneos.
La obra se nutre de notas de opinión del evocado en publicaciones del pasado y el presente, reportajes, documentos y otras no menos esclarecedoras fuentes de información.
Algunos de los escritos fueron elaborados por Sendic en situación de reclusión, lo cual constituye un cabal testimonio de su inclaudicable entereza física, emocional e intelectual.
El capítulo inicial, que tiene un fuerte sesgo autobiográfico, se retrotrae a 1989, cuando el autor recibió la infausta noticia de la enfermedad terminal de Sendic, que estaba siendo sometido a diversos tratamientos en Francia.
Este relato condensa la sensación de amargura de Zabalza, por la muerte de quien considera como el padre de la revolución. Hay una esclarecedora descripción del velorio y el cortejo fúnebre, que condujo los restos del héroe caído hacia su última morada.
Renunciando a la tentación de reconstruir minuciosamente la vida y lucha de Sendic, que ha sido recreada en otros títulos de la literatura testimonial, el narrador concentra particularmente su atención en algunos acontecimientos clave de su peripecia vital.
En ese contexto, el ensayista se aventura en ese rico y vasto territorio que es, sin dudas, el periplo de Sendic: su crucial aporte a las epopeyas obreras, su prematura defensa de los peones rurales inmoralmente explotados por el latifundio, su fundamental participación en la fundación del Movimiento de Liberación Nacional, su prisión y su indomeñable ética revolucionaria.
En el capítulo 2, Jorge Zabalza apunta todas sus baterías críticas contra el sistema hegemónico, ensayando una suerte de revisionismo histórico que es ciertamente muy compartible.
El escritor demuele mitos largamente arraigados en el imaginario colectivo, al afirmar que nuestro país es un invento del imperialismo inglés, en connivencia con la oligarquía nativa.
Este modelo de dominación, que fue fruto de la traición y de espurias conspiraciones, barrió literalmente el proyecto político de José Artigas y fue precisamente engendrado por sus enemigos.
El analista alude al desmantelamiento del Reglamento de Tierras artiguista de 1815, que institucionalizó la oligopólica concentración de la propiedad y el latifundio, devenido, con el tiempo, en un auténtico flagelo y en responsable del estancamiento del agro.
Lamentablemente, este statu quo regresivo, concentrador y especulador se mantiene hasta el presente, con el agravante del creciente proceso de extranjerización.
Zabalza denuncia los privilegios de un grupo de familias que detentan virtualmente la propiedad de la economía de nuestro Uruguay, tanto de la producción agropecuaria como de la industria, el comercio y el sector financiero. Coincidentemente, los nombres de esos patricios trascienden a las generaciones.
El autor extrapola sus reflexiones sobre el sistema acumulador y excluyente con la lucha de los sindicatos de peones rurales, a cuya concientización contribuyó precisamente Raúl Sendic.
Obviamente, el ejemplo más explícito fueron los cañeros de Bella Unión, que, en la década del sesenta, protagonizaron las recordadas marchas en reclamo de su legítimo derecho a la tierra. Los heroicos "peludos" fueron violentamente reprimidos por un aparato estatal funcional a la clase dominante.
Con oportunos apuntes que aterrizan estos cruciales temas en el presente, Jorge Zabalza reexamina la propuesta de reforma agraria promovida por Raúl Sendic, que proponía diversas herramientas para socializar la tenencia de la tierra, radicar a la población en el campo, fundar cooperativas con auspicio estatal y construir un modelo productivo con y para el pueblo.
Con permanentes referencias al ideario del guerrillero evocado y al Plan por la Tierra y contra la Pobreza, Zabalza fustiga ácidamente al "capital pirata" que se apropia de las riquezas y del producto del trabajo de todos los uruguayos y condena a vastos sectores de la población a vegetar amargamente en la periferia del sistema.
Empero, el autor no se limita a reexaminar el legado de Sendic en materia de políticas agrarias. También alude a su proyecto de estatización de la banca para recuperar el ahorro nacional, a la necesidad de fiscalizar el comercio exterior, al repudio a la inmoral deuda externa y al control y rebaja de los precios de la canasta básica, compensada con la suba de los artículos suntuarios.
En este libro, Zabalza recupera la materia teórica de la ética revolucionaria, como sustrato de los radicales cambios que viabilicen la emancipación nacional y la construcción del socialismo.
Abrevando de los textos del propio Sendic y hasta de aportes de Ernesto "Che" Guevara, el autor ensaya una nueva relectura del socialismo de extracción marxista adecuado al presente, sugiriendo que, para operar los cambios, debe imperar una nueva moral.
La propuesta se desmarca claramente del denominado socialismo real, que fracasó en Europa Oriental por promover una fuerte concentración del poder y vaciarse de contenido revolucionario.
El libro recuerda naturalmente la propuesta de conformación de un Frente Grande anunciada por Raúl Sendic durante el histórico acto del estadio Luis Franzini. Allí quedó plasmado el ideario de un ex guerrillero y preso político, que dejó atrás la pesadilla de la reclusión y la tortura, para ¬ya en libertad- reasumir sus responsabilidades de combatiente por una sociedad más justa e incluyente.
Su novedoso proyecto comprendía varios niveles de alianzas políticas y sociales que encolumnaran a todos los sectores que aspiraran a grandes transformaciones estructurales, para luchar contra el capitalismo concentrador, extranjerizante y funcional al imperialismo hegemónico.
En el epílogo, el trabajo incluye una completa nómina de los guerrilleros tupamaros caídos en la lucha contra el autoritarismo liberticida, que incluye desaparecidos y asesinados, tanto en nuestro Uruguay como en la Argentina.
Este libro reivindica el ideario de una de las figuras más significativas de la izquierda nacional, cuyo aporte teórico debería ser reanalizado a la luz de los nuevos desafíos contemporáneos.
"Raúl Sendic: el tupamaro" recupera la memoria viva de una de las figuras emblemáticas de la escena política nacional del último medio siglo, cuya ética revolucionaria y épica combativa pervive en el imaginario de quienes sueñan con un modelo de convivencia más justo, incluyente y superador de las crónicas asimetrías del capitalismo concentrador.
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