Ecuador: Sucumbios |
Se suman a los cerca de 300 dirigentes indígenas, campesinos, estudiantiles y magisteriales procesados bajo el mismo argumento, por levantar sus voces de protesta y defensa de sus derechos fundamentales.
Es importante reiterar la denuncia de los orígenes de este grupo llamado los Heraldos del Evangelio y los objetivos que el Vaticano pretende con esta acción, en una provincia de abrumadora pobreza 7 de cada 10 habitantes se encuentran en esas condiciones, el desborde del conflicto interno colombiano y la profusión de desplazados y refugiados resultado del mismo.
“Los Heraldos del Evangelio se identifican como Caballeros de la Virgen porque quieren ocultar su pasado, que consideran santo al doctor Plinio y a su madre Lucila, este jurista Brasilero fundó la organización Tradición, Familia y Propiedad para oponerse a la reforma agraria en Brasil, impedir el acceso a la educación para indígenas y campesinos, además fue denunciado por la Conferencia Episcopal de Brasil y también investigados como secta fundamentalista en Francia (donde vivió Ibarguren) por sus prácticas de reclutar en colegios religiosos a jóvenes, para disciplinarlos, alejándolos de sus familias y enseñándoles a respetar y obedecer jerárquicamente en sus seminarios clandestinos (el de Ecuador estaba en Loja y fue cerrado). Sin embargo Joao Cla acaba de develar su admiración y sometimiento a las ideas anti-evangélicas de Plinio al hacer su tesis doctoral sobre la vida y obra de su maestro “Don de Sabiduría en Plinio Correa de Oliveira”, donde se sostiene que Plinio poseìa el Don de Sabidurìa como el Niño Jesùs…Ibarguren, el Obispo nombrado por el Vaticano para Sucumbíos, es ordenado como sacerdote en el 2005 a los más de 50 años, luego de 30 años de ser de Tradición, Familia y Propiedad”
Una no tan santa decisión la del Vaticano que a todas luces pretende con este nombramiento generar un proceso de control social de la población, que se ha caracterizado por su solidaridad con el pueblo colombiano, su capacidad de organización y lucha en defensa de sus derechos.
La ABP Ecuador acciona por la solidaridad con las comunidades eclesiales de esta provincia y su justa lucha en defensa de sus espacios conquistados de solidaridad y trabajo en beneficio de los más pobres. llamamos para que desde las distintas organizaciones, comunidades y sectores sociales se levante la solidaridad y el apoyo.
Adjuntamos algunos materiales, para una mejor comprensión de la problemática, puestos a circulas por los grupos de apoyo, comisiones y organizaciones.
Agencia Bolivariana de Prensa
CARTA DE MONSEÑOR GONZALO LÖPEZ MARAÑON
Mayo 24. 2011
A los herman@s en la fe y ciudadan@s de Sucumbíos y de todo el Ecuador
A todas las personas de buena voluntad.
PAZ EN EL SEÑOR: Quiero notificar a todos ustedes que en el día de hoy (mayo 24. 2011, 5pm), estaré iniciando un ayuno público por tiempo no determinado, en el parque de la Alameda de Quito frente a la Iglesia de El Belén. Esta inusual decisión en un obispo, me impone el deber de presentar ante ustedes las razones personales que tengo para ello.
Llegué a Ecuador desde España, mi patria nativa, a fines de 1970. Y desde entonces trabajé como misionero en lo que hoy es provincia de Sucumbíos, ejerciendo de responsable de la misma, primero como Prefecto Apostólico y desde diciembre de 1984 en calidad de obispo – Vicario Apostólico. Dejé mi cargo el 30 de octubre pasado, muy agradecido a Dios de ver una provincia organizada y una Iglesia en camino y en PAZ .
Pero ese ambiente tranquilo, llenó de esperanzas y de amigable convivir, en estos momentos aparece ultrajado y desecho a solos seis meses de mi salida, debido a innumerables quebrantos y divisiones en la comunidad cristiana y ciudadana, que cada día se agravan más y más. Hay, pues, que accionar determinadamente y con urgencia para que se dé la reconciliación entre herman@s, se curen las heridas abiertas y vuelva la PAZ a aquella tierra. Y ante esto me he preguntado como cristiano y como obispo, qué debería hacer por ese nororiente e Iglesia tan queridos, por los que di y quiero seguir dando la vida ..! Y éste es una buen argumento, me parece, para este ayuno público, que he decidido realizar ante mi conciencia y ante Dios.
La otra razón igual o más inaplazable aún, viene del propio Jesús – el Maestro, con su ejemplo y su palabra. Nos pidió ÉL: “ QUE TODOS SEAN UNO, COMO TÚ, PADRE, ESTÁS EN MÍ Y YO EN TI; QUE TAMBIÉN ELLOS SEAN UNO COMO NOSOTROS, PARA QUE EL MUNDO CREA QUE TÚ ME ENVIASTE … YO EN ELLOS Y TÚ EN MÍ, PARA QUE SEAN PLENAMENTE UNO.” (Jn 17, 21-22) No es suficiente este mandato apremiante, salido del corazón del buen Jesús, para que el pastor dé la vida por sus ovejas? Pues éste es para mí el motivo mayor para embarcarme en este ayuno con plena disponibilidad y confianza.
Pido su oración y su comprensión
Fr. Gonzalo López Marañón, Carmelita Descalzo
Reseña del Conflicto que ocasionan los Heraldos del Evangelio en Sucumbíos
Equipo de documentación
Síntesis de la información
24 de Mayo de 2011
Sucumbíos es una provincia del Ecuador ubicada en la Amazonía, fue reconocida como tal en 1989. Originalmente estuvo habitada por Sionas, Secoyas, Cofanes, Shuaras y, más tarde, también por los Kichua que llegaron en la época de la explotación de caucho. Esta provincia se pobló en mayor medida desde que comenzó la actividad petrolera, y como resultado del proceso de reforma agraria y colonización de tierras “baldías” desde la década del setenta del siglo pasado que impulsó la actividad maderera y agrícola. Por ser frontera con Colombia, las autoridades lidian permanentemente con contrabandistas, traficantes de armas, narcóticos, combustible, etc., así que está militarizada y se ve precisada a brindar acogida a miles de desplazados por la violencia en Colombia.
En medio de estas condiciones, desde 1929, surgió y creció la Iglesia de Sucumbíos. Desde hace cuarenta años, esta Iglesia le ha dado forma al tejido social que cultiva un sentido de futuro, de solidaridad, de acción de paz activa en la conquista de los derechos personales y colectivos, y, de convivencia pacífica, siguiendo lo que establece el Concilio Vaticano II, las Conferencias de Medellín, Puebla y Aparecida.
Hace dos años, Mons. Gonzalo López Marañón renunció a sus funciones como Vicario Apostólico de Sucumbíos cuando alcanzó el límite de edad, tal como lo establece el derecho canónico. Conforme a ello también, presentó dos ternas a las autoridades eclesiásticas con los nombres de los que él veía como posibles reemplazos.
Pasaron dos años de silencio sin respuesta, cuando tras una visita apostólica fugaz a Sucumbíos del Cardenal Iván Días (de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos), se anuncia en octubre del 2010 y de forma sorpresiva que se encomienda la misión evangelizadora del Vicariato de Sucumbíos a la Sociedad Clerical Virgo Flos Carmeli, y al P. Rafael Ibarguren Schindler como su Administrador Apostólico. En la carta del Cardenal Días a Mons. López Marañón, donde le informa de su decisión, se le dice también que el Administrador tiene la tarea de “implantar” un nuevo trabajo pastoral conforme a las recomendaciones del informe de la visita apostólica.
El Administrador Apostólico, P. Ibarguren, se posesionó a finales de Octubre del 2010 y con él llegaron los sacerdotes de su Sociedad Clerical, no reconocida en el Ecuador, y varios integrantes de la Asociación Internacional de Fieles de Derecho Pontifico Heraldos del Evangelio, rama legalizada por el Vaticano de la Sociedad para la Defensa de la Tradición, la Familia y la Propiedad. Llegaron vestidos a la usanza medieval, con botas hasta la rodilla, aire marcial, estandartes, cadenas al cinto y la espada de Santiago bordada en el hábito de color marrón.
Los y las integrantes de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos, luego de haber realizado reiterados e infructuosos esfuerzos para acercarse, conocerles y dialogar con ellos en los meses de noviembre y diciembre del 2010, comprendieron que el Administrador Apostólico y los Heraldos del Evangelio debían irse de la provincia. También comprendieron que era necesario alertar al Gobierno ecuatoriano sobre el riesgo que implicaba la presencia de estos sacerdotes para la provincia y la seguridad del Estado. Tal ha sido su convicción respecto a la gravedad de la situación que iniciaron una vigilia el 7 de enero en la catedral de Nueva Loja, capital de Sucumbíos. Sin importar el esfuerzo, el agotamiento, las provocaciones y las dificultades que están soportando desde el principio, la vigilia se mantiene.
En la reunión extraordinaria de la Asamblea Diocesana del 7 de enero, se pudieron escuchar testimonios que confirmaban que los Heraldos del Evangelio son una sociedad clerical que impulsa ideas, creencias y prácticas pre-Concilio Vaticano II, que sus miembros realizan una labor disociadora, orientada a dividir, desmantelar y destruir a la comunidad cristiana que cobró forma en los cuarenta años de trabajo pastoral anteriores, y que son una amenaza para la paz social por su estilo de acercamiento que aviva fanatismos, solivianta a las personas y familias económicamente poderosas y a figuras políticas, policiales y militares reconocidas varias de ellas como corruptas.
Pocos días después de la reunión de la Asamblea Diocesana (que reúne a laicos, curas diocesanos, misioneros y misioneras, comunidades eclesiales de base, etc. y que es el órgano máximo de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos), la situación trascendió los límites eclesiales. Las organizaciones sociales, personalidades y autoridades de la provincia constataron por sí mismas el riesgo que representan los Heraldos del Evangelio para la paz y la seguridad del Estado, cuando vieron su forma de actuar en barrios, comunidades y cuarteles militares; y cuando les escucharon en las misas y en un programa de evangelización que trasmitían a través de la Radio Sucumbíos. Observaron también el comportamiento agresivo y violento que adoptaron algunos miembros del Movimiento de Renovación Carismática en Sucumbíos que se unieron a los Heraldos del Evangelio.
Desde enero y en los meses siguientes, organizaciones sociales de la provincia, alcaldes y Asamblea Diocesana le piden al Gobierno ecuatoriano que, en representación de la ciudadanía y en uso de las atribuciones que le confiere la Constitución, solicite al Estado del Vaticano que retire a sus funcionarios y, que de no escucharle, aplique la potestad de veto para que se vayan de Sucumbíos.
Unas tres mil quinientas personas exigieron la salida de Los Heraldos del Evangelio marchando por las calles de Nueva Loja el 11 de marzo y, apenas nueve días después, el 20 de marzo, se concentraron aproximadamente dos mil ochocientas personas, por decisión espontánea de los radioescuchas de Radio Sucumbíos, en el Parque Central de la ciudad, en una manifestación de respaldo a la Radio amenazada por el Administrador Apostólico con despidos de sus trabajadores por estar junto a la Asamblea Diocesana.
El mismo día 20 de marzo, el Administrador Apostólico, los Heraldos del Evangelio y sus adeptos realizaron una caravana motorizada de unas dos mil personas por las calles de Nueva Loja. Al frente de la marcha ondeaba flamante la bandera del Vaticano, haciendo ostentación del poder económico de sus seguidores y evidenciando sus nexos con sectores conservadores recalcitrantes de la provincia. Ese día, las autoridades gubernamentales y municipales tuvieron que aplicarse a fondo para prevenir e impedir actitudes de provocación y posibles confrontaciones.
El 9 de marzo, en la Condecoración a Mons. Gonzalo López Marañón con la Orden al Mérito en el Grado de Caballero, el Presidente de la República, luego de que su gobierno constatara lo que ocurría y haber tenido que intervenir previniendo enfrentamientos, manifestó públicamente su pedido al Vaticano de que sea sensible a lo que esta congregación está ocasionando en una zona muy delicada del territorio e insistió en que no debería forzarse al Gobierno a vetar la presencia de estos funcionarios en el Ecuador, haciendo uso, para ello, de la potestad que le da el Modus Vivendi suscrito entre el Ecuador y el Vaticano en 1937.
Diez días después, el Gobierno ecuatoriano recibió la respuesta del Vaticano. El Papa había designado a Mons. Ángel Polibio Sánchez, Obispo de la Diócesis de Guaranda y Secretario de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, como su Delegado para representar a la jurisdicción eclesiástica del Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos ante la Autoridad civil y para coadyuvar en la acción pastoral del mismo Vicariato. Es decir, se reconoce que hay un conflicto y se nombra un mediador.
La Asamblea Diocesana de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos agradeció la decisión del Vaticano porque con ella estaría reconociendo que hay un conflicto en la Iglesia y con el Estado Ecuatoriano. Pero la Asamblea también advierte, a través de comunicados públicos, que la medida es insuficiente dada la gravedad del conflicto al momento. La Asamblea anunció que dialogará con el Delegado Pontifico una vez que los Heraldos del Evangelio se hayan marchado de la provincia, con el objetivo de superar las heridas que se han abierto y orientar la actividad pastoral tomando en cuenta las lecciones que deja esta situación.
La Semana Santa fue un momento en que se pudo ver el grado de fractura de la sociedad sucumbiense. Según el relato de las personas, la procesión de Viernes Santo convocaba en promedio a unas 10 mil personas hasta hace un año atrás. Esta vez, hubo dos programaciones, una liderada por la Asamblea Diocesana y otra por los Heraldos del Evangelio. En la primera estuvo la gente de a pie, sencilla y pobre pero en todas las comunidades urbanas y rurales. En la segunda, estuvo sobre todo la gente de dinero concentrada en la ciudad de Nueva Loja. Dos estilos, dos modos de vivir y hacer Iglesia.
El 2 de mayo pasado, el Papa Benedito XVI dio la orden de expulsión de los seis Padres Carmelitas de Sucumbíos, en la idea equivocada de que son aquellos quienes azuzan la desobediencia a su autoridad y expulsados ellos, el conflicto terminaría. Además, lo hizo en contracorriente al pedido del Gobierno Ecuatoriano. Los Carmelitas obedientemente iniciaron su salida de la provincia, pero esta decisión papal hirió a la población profundamente. La población llevaba meses soportando en silencio la campaña difamatoria en contra de sacerdotes, misioneros, agentes de pastoral y en contra de dirigentes sociales a través de los medios de comunicación locales. Así como estaban soportando pacientemente las acciones divisionistas en las comunidades que realizan dichos sacerdotes.
El lunes 16 de mayo los Heraldos del Evangelio entran en Radio Sucumbíos, con una orden de despido para todo el personal y tratan de tomar el control de las instalaciones, amparados en una autorización firmada por el Delegado Pontificio –el mediador- pero sin respetar el debido proceso. A pocos minutos de este hecho, varias personas de las organizaciones sociales llegan a la Radio y se presencian los hechos de allanamiento. Un grupo, sin pensarlo dos veces, sacan por la fuerza a los Heraldos del Evangelio y se toman las instalaciones demandando la presencia de autoridades del gobierno ecuatoriano para que saque a los Heraldos de Sucumbíos antes de que la propia gente los saque por sus propias manos.
En menos de media hora, la calle de acceso a la Radio se abarrota de personas que van a defender su emisora, y que exige la expulsión de los Heraldos del país. Al atardecer del día siguiente, como los ánimos no bajaban, las organizaciones sociales canalizaron la toma pacífica de la Catedral y las instalaciones de la parroquia para que la población no cayera en la espiral de violencia que estaba cobrando forma y amenazaba con irse de las manos.
En este momento, el gobierno ecuatoriano exige a las autoridades eclesiásticas que resuelvan la situación en las siguientes 24 horas, antes de que estalle la violencia. Por su parte, la Policía dispone un contingente en varios puntos de la ciudad de Nueva Loja para impedir enfrentamientos violentos, así como un dispositivo frente a la radio para impedir el desalojo de los trabajadores, que ya para entonces se habían declarado en huelga
El jueves 19 de mayo, los Heraldos del Evangelio son expulsados de Sucumbíos y salen escoltados por la policía y acompañados por unas 100 personas del Movimiento Carismático. La caravana llega hasta el puesto militar de Santa Cecilia que controla el paso de personas. Más allá, enterados de que se iban, la población asentada al pie de la carretera, se volcó sobre ella para confirmar y reconfirmar que se iban y gritarles a su paso que se fueran para siempre.
Los Heraldos del Evangelio dejan tras de sí una iglesia y una sociedad dividida y enfrentada. La Asamblea Diocesana de San Miguel de Sucumbíos continúa la vigilia, la Coordinadora de Organizaciones Sociales de Sucumbíos se mantiene en alerta hasta cuando se perfile una situación saludable. Por su parte, el Movimiento Carismático redobla su campaña de difamaciones, calumnias, amenazas, amedrentamientos, agresiones incluso físicas en las que las autoridades judiciales han intervenido violentando derechos, en contra de los animadores de las comunidades y dirigentes de la Coordinadora de Organizaciones Sociales de Sucumbíos. Las autoridades gubernamentales mantienen sus dispositivos de seguridad activados las veinticuatro horas.
El Delegado Pontificio se ha puesto al frente de la administración del Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos. Los Heraldos del Evangelio se van de Sucumbíos definitivamente. Los seis Carmelitas Descalzos también se van, otros llegarán en su reemplazo.
Monseñor Gonzalo López Marañón, consternado, inicia el 24 de mayo un ayuno indefinido por la reconciliación en Sucumbíos, una provincia que ha vivido en carne propia los intereses cruzados de la iglesia y su jeraquía.
INFORME DE LAS ORGANIZACIONES SOCIALES DE SUCUMBÍOS E ISAMIS
SOBRE HECHOS OCURRIDOS EN LA NOCHE DEL 22 DE MAYO DE 2011 EN NUEVA LOJA, COMO PARTE DEL CONFLICTO VIVIDO DESDE OCTUBRE DE 2010
En la mañana del domingo 22 de mayo se divulgó el manifiesto de las organizaciones sociales de Sucumbíos a la ciudadanía del Sucumbíos y el Ecuador, ante la salida de los miembros de la asociación privada internacional de fieles de derecho pontificio, HERALDOS DEL EVANGELIO, de la provincia de Sucumbíos el día 19 de mayo del 2011 y ante el pronunciamiento oficial de las autoridades del gobierno el día 21 de mayo.
En este pronunciamiento entre otras cosas agradecíamos a las autoridades provinciales y nacionales por haber impedido que la situación desencadenara en enfrentamientos violentos, hoy no podemos decir lo mismo. Anoche las organizaciones sociales y las personas de ISAMIS, NO fuimos suficientemente protegidas: los seguidores de los Heraldos del Evangelio hicieron una marcha que se permitió pasara por la vigilia permanente en la Catedral cerrada de Nueva Loja, en su día 136 y por el salón parroquial, donde seguíamos desde el pasado el martes 17, algunas personas de las Organizaciones Sociales de Sucumbíos, haciendo presencia. Esto favoreció que entrara un grupo de unas 100 personas de la marcha, por asalto en el patio del salón parroquial, con la habitual agresividad verbal y física que les ha caracterizado, al igual que actuaron los Heraldos del Evangelio en la radio el día 16. Armados de palos, golpearon a algunas de las pocas personas que se encontraban en ese momento en el patio donde funcionaba y a quienes desde la vigilia vinieron a auxiliar a los/as agredidos/as, encontrándose entre estos/as señoras mayores. Algunos de ellos alcanzaron a protegerse encerrándose en el salón parroquial: eran cuatro adultos, una joven y tres niños.
Desde el inicio el patrullero presente no quiso hacer nada porque: “¿qué podemos hacer tan pocos ante tanta gente?” En la presencia inactiva de los pocos agentes de policía, la marcha entró al patio golpeando por la puerta pequeña, sacándola de la pared y por encima del portón grande de reja.
Se fue dando una situación anunciada de amenaza apoyada y animada por los gritos de los seguidores de los HE, de que se abriera la puerta y salieran las personas que estaban dentro, a quienes la policía amenazaba por la ventana diciendo frases como que si no abrían y salían les dejaría solos y que había más de mil personas afuera que entrarían a la fuerza, que ya venía el fiscal para ordenar tumbar la puerta… Desde fuera quienes hablábamos con las personas de dentro, les animamos todo el tiempo a no abrir y que así estarían protegidos… nunca imaginamos que un fiscal, el mismo Over Jaramillo, que actuó de la manera que todo el mundo conoce en la radio Sucumbíos el día lunes 16 de mayo, repetiría su actuación violenta y violatoria de los derechos humanos, contando con el apoyo de la policía y siguiendo las demandas a gritos de la turba de seguidores de los HE, ante quienes la policía cuando aún estaban en el patio los mantuvo en un área restringida.
Llovía muy intensamente, eran aproximadamente las 20h30 y el patio estaba casi a oscuras porque hay muy poca iluminación.
El Fiscal dio la orden de abrir la puerta a golpes y la policía entró sacándolos a empujones mientras los niños lloraban. Fueron dejando salir a todas las personas presentes, dejando por último al seminarista Carlos Botero con cédula colombiana 71556470, y visa 12-VII de misionero, con quien se mostraron especialmente agresivos porque estaba tomando fotos de los hechos. El mismo fiscal le quitó la cámara de fotos en la misma puerta de salida y como se resistía a que le arrebataran su cámara, lo redujeron y lo esposaron con los brazos atrás y lo fueron sacando entre dos policías por medio de los seguidores de los HE, mientras a las demás personas las dejaron salir por el lado de atrás de la catedral que lleva a la vigilia, por frente a la casa del conserje en la cual estaban solamente dos de los hijos del conserje, de 14 y 18 años. En el momento en que la policía se llevaba al seminarista Carlos, la compañera Elsa Cuenca, que había estado con él dentro del salón parroquial, reclamó y quiso impedir que se lo llevaran a pesar de tener en brazos a su hija de menos de dos años y al lado otra de 7 años a quien perdió de la mano en ese momento.
Angustiada por no encontrar a su hija, el joven de 18 años, medio hermano de sus hijas, sale a su encuentro preguntando por la niña de 7 años. Cuando la encuentra se van los dos jóvenes, Elsa y sus dos hijas al interior de la casa del conserje para intentar resguardarlas en este sitio que ella consideró seguro. Apagaron las luces con intención de dormirlas y cuando uno de los policías se acercó, vio, y dijo: “Aquí solo hay niños” y se retiró. Sin embargo, minutos después se acercó el fiscal señor Over Jaramillo acompañado de policías y golpearon la puerta hasta abrirla por la fuerza violentamente, entrando hasta la habitación, ordenando que todos salieran. La niña de 7 años y el de 14 años asustados se metieron bajo la cama, de donde un policía los hizo salir levantando la cama, lloraban por supuesto y estaban aterrorizados.
En ese momento vieron Elsa y sus hijos y los jóvenes cuando la policía tomó de un rincón del piso de la sala, un arma y se la llevaron. Era el arma que el guardia deja a guardar ahí.
Al dar aviso a la gente de la vigilia que se llevaban detenido a Carlos Botero, dos policías que custodiaban el paso a la vigilia, restaron importancia a la forma en que se lo llevaban y dijeron que era para protegerlo.
De inmediato un grupo de 4 personas se fue a buscarlo a la P.Judicial y allí no les dieron razón y luego les dijeron que estaba en el hospital, donde al llegar el grupo encontraron un impresionante operativo policial con agentes del GOE, quienes fueron los que lo sacaron del salón parroquial. Del hospital lo sacaban como si fuera un peligroso delincuente y se lo llevaron sin informar a dónde, pues esta orden habían recibido del Coronel. Se justificaba en que era por protegerlo por si la gente se acercaba a donde estuviera y quería hacerle daño y la policía no sabría de qué grupo eran. En la Comandancia estuvieron insistiendo en saber de su paradero durante 45 minutos sin respuesta. Cuando deciden denunciar por desaparición del Seminarista en manos de la Policía, llaman al Comandante, quien insiste en no avisar el lugar donde está. Llegan dos camionetas en ese momento una blanca y una azul, donde venía la Gobernadora, quien les dice que ahí se encuentra. Al final al Comandante quien inicialmente negaba la presencia, lo confirma.
Al ir más tarde a llevarle comida y abrigo la persona que fue se dio cuenta de que le estaban haciendo preguntas los policías y a las dos de la mañana, entregaron el parte policial indicando que le habían encontrado un celular, unos audífonos, una cámara y un arma de fuego.
Ahora en la mañana la Gobernadora acaba de llamar a una persona de las OO. Sociales quien se comunicó con ella alrededor de siete veces anoche, para decir y aclarar, -no sabemos por qué- que el parte policial dice que el arma fue encontrada en una vivienda contigua y no en manos de Carlos Alberto. Qué bueno! pero no fue lo que dijeron a las dos de la mañana.
Mientras tanto, anoche, al llevarse a Carlos la policía el grupo de seguidores de los HE que había ido subiendo en número a unas 400 personas, se desplazó sin ningún impedimento hacia el sector de la vigilia, gritando, profiriendo insultos, amenazando y exigiendo a la policía que nos desalojara de todos los lugares alrededor de la Catedral. Las personas de ISAMIS y de OO. Sociales nos agrupamos alrededor del área del altar de frente a la Catedral, protegiéndonos con una fila de bancas y en cadena humana tomados de los brazos, cantando con el equipo de sonido. Durante varias horas siguieron amenazando y acosando para romper el cerco, presentándose varios incidentes a los que los agentes policiales intentaban controlar.
Al llegar el grupo de seguidores a la vigilia, la policía se retiró quedando solo unos 4 agentes. Luego vinieron unos más pero si realmente el grupo atacante hubiera querido tomarse el espacio de la vigilia, la policía presente no hubiera podido contenerlos. Estuvieron varias horas a unos tres metros del grupo de la vigilia, separados solo por es reducido número de agentes. Nos cortaron el cable de la luz en la vigilia y la policía no hizo nada al respecto. Nos quedamos entonces sin sonido.
Llamamos varias personas en diferentes momentos a la Gobernadora quien inicialmente dijo que estaba de camino y a una hora de Lago. Se le pidió varias veces, que hablara con el Comandante y que pidiera refuerzos para protegernos, eso incluso antes de la toma del salón por el fiscal Over Jaramillo y la Policía y después también.
Las respuestas obtenidas de la Gobernadora fueron entre otras, intentando decir las propias palabras de ella:
- Eso es un problema que han creado ustedes, yo no estoy de un lado ni del otro porque de todos los lados me atacan, por eso digo, ya no voy a hacer nada, páseles lo que les pase. No me importa si son carismáticos o de qué color sean, yo ya no voy a hacer nada.
- Al decirle que ya habían roto la puerta del salón y entraban sacando a empujones a la gente y que había niños dijo: me parece improcedente, cómo van a tener niños en la calle a esta hora, 11 p.m. ¡Cómo van a tener niños ahí!
- Ya hablé con el Comandante y con Gaitán Celín. Seguramente no habrá más agentes disponibles en Sucumbíos.
- Ya estoy a 20 minutos y ya me iré a parar entre los dos grupos para que me insulten de un lado y de otro. Yo no creé ese conflicto han sido ustedes. De parte y parte.
- Le dijimos: Gobernadora usted dijo que vendría a aquí. Y ella respondió: “Yo no puedo ira ahora.” Nunca se presentó-
- Gobernadora, se están yendo de la Catedral y se irán a la Radio Sucumbíos. Ya dice, ya me voy para allá y no se dejen creer de rumores. Por favor y digan a la Radio que no incite a la gente de las comunidades a venir aquí.
Esta mañana repitió lo de la Radio cuando se llamó a decirle que la Radio Bolívar sigue diciendo y permitiendo que se diga toda suerte de barbaridades y mentiras.
Finalmente tal vez cerca de las dos de la mañana o un poco antes se dispersaron.♦
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