Estimado Señor Presidente
Mi padre me enseñó que los buenos servidores públicos debemos defender siempre los intereses y fines del Estado y de la Nación y es por eso que he decidido escribirle. Quienes defendemos el Patrimonio del Estado no debemos darle ganas de llorar al Sr. Presidente.
Hace pocos días Usted habló públicamente defendiendo la idea de que las Dunas del Parque Nacional Cabo Polonio sean vendidas para recaudar fondos con los cuales proveer tierras productivas a los colonos.
Los objetivos del Instituto Nacional de Colonización son muy importantes, pero su cumplimiento no debe ser hecho en detrimento de otras obligaciones que tiene el Estado, porque el Estado tiene múltiples funciones que cumplir.
Su error es el de considerar improductivas a las Dunas del Cabo Polonio. Aparte de la arena que usted ve, esas dunas tienen para muchos ciudadanos ya nacidos como yo, un altísimo valor estético, histórico, geológico, biológico y espiritual que Usted no debe negar por el hecho de no reconocerlos.
Del mismo modo que Usted fue perseguido en el pasado por quienes no comprendían su lucha, Usted, quien ha sufrido tal persecución, debería estar mas atento a los reclamos que hacemos quienes ahora somos tildados de ecologistas. Tal adjetivo a mi no me molesta, como sin duda a Usted no le molestó en el pasado haber sido tildado de izquierdista.
Usted y nosotros, con prioridades distintas, luchamos contra la ceguera. Le suplico que abra los ojos y note que la mitad de las cosas de la vida no giran en torno al dinero.
¿Qué tendría de bueno vivir en un país donde el Patrimonio Nacional al cual pertenecen esas dunas ya no existiera?
¿Se ha puesto a pensar que las dunas que sirvieron para demarcar los límites entre los territorios de los reinos de España y Portugal en 1750 no solamente no necesitan, sino que no deben tomar parte en el desarrollo agropecuario del país y por ende no debe pedírseles que sean productivas?
¿Acaso piensa luego poner a la venta las obras de Torres García que hay en nuestros museos porque son improductivas?
¿No es también improductiva la casa Presidencial de El Prado? ¿Qué produce el Estadio Centenario?
Si usted lograra que se vendieran esas dunas que son sagradas para mi y para muchos mas, la contribución que se haya hecho para la compra de tierras que beneficien a colonos será olvidada pronto, pero ¿Qué decirles a los que vendrán? Me refiero a las generaciones de uruguayos que aun no han nacido y cuyo patrimonio habrán perdido.
La peor crisis, mucho peor que la crisis económica, es la crisis de confusión de valores.
Piense que el criterio de improductividad fue el utilizado para traicionar e intentar borrar definitivamente a la etnia Charrúa, quienes no eran productivos. Pero un gobierno impulsivo erradicó esa cultura indígena y con ellos el país perdió buena parte de su identidad, la cual algunos, quizás también entre ellos Usted, aun estén buscando.
Recapacite y lejos de vender esas dunas haga que el Parque Nacional Cabo Polonio cuya inauguración tuvo repercusión internacional, sea un parque nacional de verdad y ¿sabe una cosa? Se sorprenderá por la productividad que tendrán esas dunas que Usted quiere vender.
Atentamente,
Juan Carlos Gambarotta
C.I. 1.711.527-6
Enviado por Mabel Fosman
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