Menendez |
El general retirado Luciano Benjamín Menéndez, quien desde el mes pasado afronta su séptimo juicio oral por delitos de lesa humanidad como ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, sufrió ayer un infarto y fue sometido a una angioplastia en una clínica de San Miguel de Tucumán, donde quedó internado. El jefe de guardia de la clínica informó que “el cuadro era severo y puso en riesgo la vida del paciente”, el más célebre genocida del norte argentino, quien ya cumple seis condenas a prisión perpetua por sus crímenes durante la última dictadura.
Menéndez fue internado de urgencia ayer a la mañana, a primera hora, en la Unidad Coronaria del Sanatorio Modelo, en la capital tucumana, luego de sufrir un “infarto agudo de miocardio”, según informó el médico Luis Oporto, jefe de guardia del centro asistencial. El militar ingresó “con un cuadro de dolor de pecho y los estudios determinaron que sufrió un infarto agudo de miocardio”, precisó. “El cuadro era severo y puso en riesgo la vida del paciente”, agregó, y aclaró que por la tarde ya se encontraba “controlado y estable”. Mariano García Zavalía, secretario de Derechos Humanos del Tribunal Oral Criminal de Tucumán, informó ayer que un médico forense de la Justicia federal concurrirá hoy a la clínica para evaluar oficialmente la condición del imputado.
El represor de 83 años afronta en estos días un juicio ante el Tribunal Oral Federal de Salta por el secuestro y asesinato del ex gobernador Miguel Angel Ragone, el homicidio de Santiago Catalino Arredes y las lesiones a Margarita Martínez de Leal, durante un operativo realizado el 11 de marzo de 1976, cuando el funcionario salía de su casa rumbo al hospital San Bernardo, donde ejercía su profesión de médico.
El juicio comenzó a principios de abril con ocho acusados. Dos siguen las audiencias por videoconferencia desde sus hogares, porque por problemas de salud cumplen arresto domiciliario. Uno es el ex jefe de policía de Salta, Miguel Raúl Gentil, radicado en la ciudad de Buenos Aires. El otro es Menéndez, que sigue el proceso desde la casa de uno de sus hijos, ubicada en el country del Jockey Club, en el selecto barrio Yerba Buena, al pie del cerro San Javier, en San Miguel de Tucumán. El juicio salteño, con audiencias que se realizan semana de por medio, había pasado a un cuarto intermedio hasta el próximo lunes.
Menéndez sumó en los últimos tres años seis condenas a prisión perpetua, triste record que ningún otro genocida está en condiciones de alcanzar en el mediano plazo. La primera fue el 24 de julio de 2008. El Tribunal Oral Federal de Córdoba ordenó entonces el cumplimiento de la sentencia en el penal de Bouwer, pero la Sala III de la Cámara Nacional de Casación Penal ordenó días después postergar el cumplimiento efectivo de la medida hasta que el fallo quedara firme, decisión que por las demoras del propio tribunal se concretó recién a fines de 2010. El represor siguió preso por decisiones de distintos jueces y tribunales que lo tuvieron como imputado y luego como condenado, hasta el 18 de agosto pasado, cuando el juez federal riojano Daniel Herrera Piedrabuena le concedió el arresto hogareño en base a un diagnóstico de neumonía bilateral.
La última condena a Menéndez fue el 23 de marzo pasado, en Tucumán, por los homicidios de cinco militantes montoneros. Ex jefe entre 1976 y 1979 del mayor comando de cuerpo de Ejército del país, con epicentro en Córdoba y jurisdicción sobre diez provincias, al militar se le superponen los juicios y, si supera el trance actual, seguirá alternando camiones celulares del Servicio Penitenciario y pasillos de tribunales durante el resto de sus días. El 4 de octubre deberá afrontar un nuevo juicio en Tucumán y desde el 26 deberá alternarse para ser juzgado en Mendoza, en un proceso que comenzó en noviembre sin el Cachorro, por entonces en el banquillo en Córdoba.
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