Por Jonás Guerra / GCP-Ecuador
La fanfarria retórica de Rafael Correa de que a la “revolución ciudadana” nada, ni nadie la detienen y que el “socialismo del siglo XXI” va, porque va, se está constituyendo en un slogan populista, manejado desde las empresas de marketing y publicidad de los Alvarado y repetida por aquellos personajes que en su pasado juvenil agitaban la insurgencia y hoy promueven el pacifismo socialdemócrata.
Resulta absurda la actitud de quien se considera revolucionario, prescindir, del apoyo de las fuerzas sociales y políticas de izquierda y someterse a las ambiciones e intereses de un grupo de burgueses, cercanos colaboradores del Presidente, bajo el concepto de descorporativizar a las organizaciones sociales promotoras y protagonistas directos de que la tendencia democrática se enrumbe y se proyecte.
Nada más reprochable que la demagogia y el uso de la institucionalidad para movilizar a cientos de ecuatorianos que participan motivados por las posibles obras, regalías o satisfacción de ciertas necesidades básicas para las familias pobres, hombres y mujeres desocupados. Es más complejo cuando en su festejo niega los aportes y el apuntalamiento que hiciera el movimiento social organizado para que se dé la Asamblea Constituyente y se elabore una Nueva Constitución y ahora sean según sus palabras “infantilismo de izquierda”, “infantilismo ecológico”, “conspiradores”, “desestabilizadores” y una larga lista de adjetivos a todos quienes demandamos del gobierno correcciones y radicalizar el proceso de cambio que es en definitiva lo que interesa a los pueblos del Ecuador.
El autoritarismo y la prepotencia con la que se expresa y actúa el Presidente, el hostigamiento que significa las continuas y cansonas cadenas está generando cansancio en la población; su doble discurso respecto a dejar el petroleo y explotar el petroleo del subsuelo del parque Yasuni, hizo que Fander Falconi, dejara el Ministerio de Relaciones Exteriores y Manuela Gallegos renuncie a seguir siendo parte de Alianza PAIS, así como la renuncia de todo el equipo negociador; la ineficacia para vender los bienes incautados a los banqueros que robaron a miles de personas en el malhadado salvataje de Jamil Mahuad, luego de 10 años, de los cuales, tres, ha transcurrido en este gobierno, no tiene solución y es más, elFiscal General de la Nación, Washington Pesantez, resulta ser el protector de los Isaías. Esta justicia verde, no tiene nada de revolucionaria y por eso varios asambleístas han expresado su desacuerdo con Pesantez, incluso, porque su mujer, ha sido absuelta por el poder del Fiscal, dejando impune, la muerte de una mujer colombiana.
El hecho de que Correa este impulsando una importante obra vial, así como algunas reformas necesarias para impulsar el desarrollismo y sobre todo este promoviendo bonos, prestamos, insumos, inversión en las áreas sociales: salud, vivienda, educación, etcétera no significa que la satisfacción de las necesidades de hombres y mujeres pobres del país esté resuelto y que estemos viviendo el socialismo, nada de eso, lo que insistimos, es que se mantenga y aumente el mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo. Para que el pueblo viva bien no estamos de acuerdo que se recurra nuevamente a lo que Correa siempre a crirticado el endeudamiento externo, porque es inmoral, ilegitimo y a la larga es el dogal que genera probreza, tampoco, que se pretenda mensualizar los decimos para provocar consumo a costa de quitar una de las pocas conquistas salariales que le quedan a los trabajadores, mucho menos que se criminalice la lucha social y se persiga a los luchadores sociales.
Rechazamos también los elogios que hace a los oficiales que en estos días ordenaron disparar contra campesinos desarmados emulando a Uribe Vélez y congratulándose con Obama y el silencio cómplice con la posesión de las bases militares gringas en Colombia y ningún cuestionamiento a los responsables del desequilibrio climático en el mundo.
De mantener este peligroso giro derechista Correa no solo que esta condenado a que el pueblo le retire su apoyo y baje su popularidad como varios encuestadores lo vienen diciendo, sino que también el pueblo se tomara las calles para exigir un cambio radical y profundo de la estructura y superestructura de esta sociedad capitalista que pretende apuntalar esta “revolución verde” encabezada por una pléyade de socialdemócratas ávidos de poder y ambición.
La revolución es obra de los pueblos, en donde la clase mayoritaria, explotada y oprimida se levanta y lucha organizadamente y se convierte en poder popular, es decir vence ideológica, política y militarmente a la clase que hasta ahora sigue siendo dueño de los medios de producción.
La revolución social tiene como objetivo hacer que los medios de producción dejen de pertenecer a unos cuantos ciudadanos burgueses que se han enriquecido a costa de la explotación de miles de obreros y se conviertan en propiedad de todos los ecuatorianos y ecuatorianas, de esta manera, existirá igualdad, justicia y libertad. Este es uno de los aspectos en el orden teórico y práctico que expresa una clara contradicción entre los socialdemócratas “verde agua” del siglo XXI y los revolucionarios que afirmamos y reivindicamos el marxismo. Los primeros están cumpliendo el papel de adormecer la lucha de clases, defender la propiedad privada y sostener el capitalismo y los segundos buscamos a través de la agudización de la lucha de clases enterrar al capitalismo.
Grupo de Combatientes Populares-Ecuador
gcpecuador@gmail.com
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