martes, 18 de enero de 2011

Argentina: Aislamiento o integración II (IIRSA)

La segunda parte del ensayo de Hans Schulz sobre Aislamiento o Integración, relativo al turismo y su importancia en Bariloche. Da sus opiniones sobre el proyecto de Integración de la Infraestructura Regioinal (IIRSA) y revisa qué le falta a Bariloche.

Si en la primera parte nos detuvimos en algunas consideraciones sobre la inevitabilidad de la expansión planetaria de la economía global en base a ciertos datos de la experiencia, en esta segunda parte me gustaría compartir algunas opiniones sobre IIRSA, una iniciativa de los gobiernos de los países sudamericanos para la “Integración de la Infraestructura Regional”, e incluir además otras opiniones sobre Bariloche y su región en relación con estos temas. Me gustaría también repetir que estas inquietudes nacieron de las observaciones que he hecho a lo largo de los viajes de los últimos años que me llevaron a recorrer varios de estos ejes a lo largo del territorio argentino, chileno, boliviano y peruano. Digamos que desde la observación ingenua de lo que veía con mis propios ojos y leía en los diarios regionales pasé a la investigación y desde ella nuevamente a la observación.


A lo largo de la década del 80, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) lanzó la Iniciativa de Integración Regional Sudamericana (IIRSA) y clasificó la totalidad del espacio sudamericano en “Ejes de integración y desarrollo”, un concepto que en sí mismo define sus intenciones. La iniciativa se consolidó en todos los países a lo largo de la primera década del siglo XXI y todos los proyectos de infraestructura nacional se remiten actualmente a ella. Los ejes multinacionales que se diseñaron son: “el eje Andino”, el “eje Andino del Sur”, el “eje de Capricornio”, el “eje MERCOSUR”, el “eje Interoceánico Central”, el “eje del Escudo Guayanés”, el “eje del Amazonas”, el “eje de la Hidrovía Paraguay-Paraná y el “eje del Sur, en el cuál estamos incluidos. Para información más precisa que incluye textos, mapas y estudios más detallados vale la pena consultar la página web: http://www.iirsa.org/.

Como siempre sucede con las iniciativas multinacionales de integración, éstas están envueltas en la controversia, ya que los actores económicos no globalizados de las economías locales y regionales temen que detrás de los proyectos en curso se escondan los poderosos grupos de presión de la industria y el capital internacional. Es un temor fundado, ya que hace muchos siglos el mundo, llevado por la lógica implacable del capitalismo y las necesidades de los países centrales, tiende a convertirse en un solo gran mercado. Por ello a comienzos del siglo XXI es difícil pensarse fuera del mercado global y pareciera que toda estrategia política futura se debe pensar desde el interior de él. Claro que existen diversas formas de existir y articularse, pero todas ellas deben pensarse desde su interior, afuera de él ya casi no queda nadie. Además, si los países sudamericanos no toman la iniciativa, otros, como ha sido muchas veces el caso, van a tomarla por ellos. Los ejes de integración diseñados no abarcan sólo la economía, sino que también incluyen a la cultura, el deporte, el turismo, el desarrollo local en base al potencial existente en cada eje y las actividades sociales y económicas que son competencia de los gobiernos locales. El diagnóstico contempla la realidad socio-económica de la geografía sudamericana, desde los centros industriales de Brasil, y Argentina (San Pablo como principal centro industrial de Suramérica, con diversas industrias de alto valor agregado como la aeronáutica, automotriz, metalmecánica, petroquímica, agroindustria, materiales de construcción, que además articula varios de los territorios agrícolas más productivos del mundo (granos, café, soja, frutas, ganado) hasta la biodiversidad de las Yungas y la Amazonía, incluyendo a los parques nacionales de gran valor y atractivo turístico y los territorios aislados de las comunidades indígenas con conocimientos ancestrales sobre el valor de la selva.

Albert Hahn,Indígenas Caimane
Bolivia, 1952




as Caimane
Es natural que en base a la experiencia, cuando mucho se habla de “integración”, “sustentabilidad para el desarrollo” y “equilibrio ambiental”, nos invada el escepticismo. Cuando a esto además le agregamos la sospecha de que los ejes sólo privilegiarán los corredores exportadores uniendo capacidades de los polos industriales ya desarrollados, el cuadro general puede resultar desalentador, ya que parecieran repetirse viejos esquemas que sólo beneficiaron a las economías de los países centrales. Sin embargo, debemos reconocer que las fronteras, hace mucho tiempo que sólo sirven para contener a la gente, ya que al capital, a la tecnología y a la política hace mucho que no la contienen y es muy probable que el ciclo del Estado-nación que comenzó con la Revolución Francesa, esté concluyendo.


Sin embargo debo decir, que en base a la experiencia de mis viajes y la lectura intensiva sobre estos temas, la integración real ya estaba en marcha mucho antes de que la Iniciativa le diera una forma teórica, porque la fue construyendo la lógica propia de los mercados y el lento avance sobre la frontera interior. La historia de las misiones Jesuíticas y el acoso de los bandeirantes sólo es uno de sus capítulos. Los miedos de muchos ambientalistas, antropólogos, indigenistas y políticos bien intencionados en cuanto al peligro que se cierne sobre los territorios incluidos en los ejes una vez que estos se desarrollen, no toma en cuenta que las guerras olvidadas de la Amazonía peruana como la que aniquiló a los Ashaninka en las décadas del 70 y 80 del siglo pasado (1), las continuadas masacres como la “del paralelo 11” que aniquiló las aldeas de los “cintas largas” en el Brasil en el año 1963 (2) , y las más recientes como la de los Yanomami en las fronteras de Brasil con Venezuela del año 1993 (3), sucedieron en el mundo de la confrontación fronteriza real, más allá de la existencia teórica de IIRSA. La articulación de las “humanidades dispersas” hace mucho tiempo que está ocurriendo y como siempre, ocurre más allá del discurso dominante del “progreso” y de una cierta “modernidad”. En las márgenes del ecumene los valores de la “civilización” se diluyen y los críticos de esa disolución, allí, siempre estuvieron ausentes. En cada región y sub-región del vasto continente sudamericano, carreteras precarias, ríos y una red de pequeños aeropuertos ha conectado el territorio en el cuál se producen encuentros culturales y comerciales de todo tipo desde hace siglos. Como lo recomendáramos en la primera parte, bien vale la pena tomarse el tiempo para recorrer en mapas satelitales el avance de los pequeños agricultores y garimpeiros (mineros lavadores de oro) a lo largo de toda vía de comunicación posible, para poder darse cuenta así de que las estrategias de integración impulsadas por los gobiernos son sólo un paso necesario para planificar una integración inevitable.

Carretera Interoceánica del Sur y río Madre de Dios
Amazonía Peruana
Durante décadas, la geopolítica obsoleta de las hipótesis de conflicto entre vecinos, impidió la integración de los pueblos. Todavía hoy, sobre muchas de las fronteras sudamericanas se discute en términos de la lógica antigua de la “seguridad nacional”. En el norte de Brasil por ejemplo, cuando el ejercito de ese país sostiene que la reserva Yanomami “representa demasiada tierra o muy pocos indios”, lo que en realidad quiere decir es que tiene miedo de que fuerzas extranjeras “internacionalicen” la Amazonía brasilera en beneficio propio o incluso que los Yanomami de Venezuela y Brasil se junten y formen una Nación independiente. La “cuestión” de las tierras indígenas en los países sudamericanos merece por si sola un capítulo aparte y es muy anterior a la iniciativa sobre la que estamos escribiendo. Además, una cosa son las leyes legisladas con buenas intenciones y otra cosa como se aplican sobre una realidad distante y de escaso interés para el público en general.


Imaginar una Sudamérica sin integración planificada es retrotraerse a los años del predominio de la Teoría de la Dependencia. Todos los continentes aspiran a la integración, basta con recorrer las autopistas norteamericanas y europeas, viajar en sus trenes o visitar sus puertos, para no mencionar a la India o a China. La apertura de fronteras entre los países europeos, incluyendo la de Polonia y Alemania, es sólo el resultado de la visión de la inevitabilidad de un proceso que sus líderes comprendieron hace muchos años, cuando todos aún tenían las manos manchadas de sangre de sus vecinos. Lo que no lograron los políticos con sus dudosas intenciones del dominio de los unos sobre los otros, finalmente lo logró la economía y el sueño de un mundo sin fronteras.

Si en la actualidad, de los casi 500 millones de habitantes que tiene América del Sur un 40% de ellos es pobre (200 millones), esto no se debe al aislamiento o a la integración de sus países, sino a nuestra incapacidad y la de nuestros representantes para gestionar nuestro capital económico y social para el bien común. La integración es sólo un proceso dentro de otros muchos que conforman las políticas que deben crear bienestar para la mayoría. Como dijera Humboldt, sólo hay que gestionarlas con eficiencia para ese fin. Si estamos a la altura del cometido lo dirá el futuro.

Puerto de Arica, Chile



II

Bariloche

Bariloche como tal vez ninguna de las otras ciudades argentinas, nació destinada a ser un centro de distribución internacional con vocación integradora. Fundada por chilenos descendientes de alemanes que buscaban tierra para cultivar y además expandir sus negocios, nació vinculada al país vecino por lazos de sangre. Ya para los habitantes originarios que habitaban sus orillas y los otros que deambulaban por el territorio desde el estrecho de Magallanes hasta el país de las Manzanas y desde el Pacífico hasta el Atlántico, el gran lago fue un destino predilecto de sus migraciones estacionales, tal cuál lo demostrara el viaje del inglés Musters del año 1869. Los jesuitas eligieron sus orillas para instalar su misión y fue meta de la tristemente célebre “campaña al desierto” en su versión andina. En el año 1913, de paso por Bariloche en uno de sus increíbles viajes por el continente americano, el ex-presidente norteamericano Theodor Roosevelt describe la ciudad y sus habitantes más notables reunidos en un agasajo que termina con un alemán citando el Cantar de los Nibelungos y con Primo Capraro recitando a Dante, en algo que más bien parece una conferencia internacional que una fiesta de pueblo en un lugar apartado de la civilización.(4) Cuando en la década del 30, la gente de Bustillo refunda la región para solaz de las clases altas y el turismo internacional, Bariloche vuelve a despertar a su vocación de integrada con el mundo. La inmigración sostenida de familias de trabajadores chilenos a lo largo del siglo XIX, ya forma parte también de su identidad regional. A medida que ésta se fue gestando y se desarrollaba el turismo en la región de los lagos norpatagónicos chileno-argentinos, Bariloche, como extremo oriental del “Cruce de los Lagos” y junto a su aeropuerto internacional, se conformó como un centro de distribución para toda la zona, incluyendo a Esquel y San Martín de los Andes y el sur de Chile. El turismo mientras tanto, va ampliando su lógica, que también va de la mano de las nuevas tecnologías y del ritmo más inquieto de los viajeros contemporáneos, es decir del mercado.

Lago Moreno,Lago Nahuel Huapi
Bariloche necesita un Centro de Convenciones y necesita una nueva Terminal. Bariloche debe trabajar en su infraestructura urbana y suburbana porque la “postal precaria” como comentó una lectora interactiva del digital no es un buen lugar para vivir y tampoco atrae al turismo. Al contrario de lo que piensan algunos, Bariloche necesita más integración con el Corredor de los Lagos, con Puerto Madryn, con Calafate, con Mendoza y con el sur de Chile. Hablar de “circuitos turísticos propios” para ofrecer es hoy sólo una herencia del pasado. Los circuitos turísticos hoy los diseñan aquellos que nos van a visitar en el futuro desde su casa frente a la computadora. Todavía recuerdo cuando hace años en un viaje mostraba en Ushuaia mis mapas del canal de Beagle a un grupo de turistas americanos que en sus manos tenían unos planos muy superiores al mío, que habían impreso la noche anterior en un cyber de la ciudad y los hoteles en mis viajes generalmente los proponen mis clientes a través de sus investigaciones en la red. No se trata de los viajes ni de los circuitos que yo quiero vender sino de los que ellos quieren comprar. La economía y la expectativa de los potenciales viajeros que nos podrían visitar tienen su propia lógica y por ello somos nosotros los que debemos estar atentos a los cambios que se producen en el mercado de los viajes. Si nos convertimos “en una localidad de paso de este bendito corredor”, tal vez sea sólo porque los viajeros contemporáneas han cambiado de hábitos. En mi último viaje al Noroeste tampoco estuve muchos días en una sola ciudad. A medida que avanzaba pernoctaba en una u otra y ni que hablar de mis viajes a Chile o Bolivia. En el mundo integrado la gente se desplaza con mayor rapidez y por ello debemos ser más competitivos, debemos tener mucho más para dar y además atraer a un mayor público con una oferta altamente diversificada.


En el diseño de los ejes de IIRSA somos parte del “Eje Sur”, él que abarca la Patagonía norte y llega además desde el Pacífico hasta Buenos Aires, para integrarse así con los otros ejes de Sudamérica. En el futuro, podemos pensarnos en términos locales, regionales e internacionales y podemos fijar políticas pensadas desde el aislamiento o desde la integración. En mi opinión, creo que en toda reflexión y en toda discusión futura debemos aplicar la mirada múltiple de Humboldt, es decir pensar y actuar en el plano local y no perder de vista la visión general. Además, debemos pensar en el turismo y en las otras industrias que queremos desarrollar, pero también debemos pensar en nuestro propio bienestar, porque siempre sólo podemos dar lo que somos. Una ciudad amigable es una ciudad integrada hacia su interior y vinculada armónicamente con su entorno. Cuando actuemos y gestionemos nuestro capital económico, cultural y social, debemos hacerlo sin perder de vista la mirada local, la regional, la nacional y la internacional. En caso contrario estaremos a la deriva, o peor aún, en manos de otros que alegremente diseñarán nuestro futuro según su propio criterio.

un mural sobre la Calle Ángel Gallardo



Bibliografía:

(1) Hvalkof, Soren, “El desastre Ashaninka y su lucha. La guerra olvidada de la Amazonía peruana, En: Asuntos Indígenas, IWGIA, Mayo 1994 y Varese, Stefano, “La Sal de los Cerros”, FCP, 1973
(2) “Los desheredados. Indígenas del Brasil, Organización Survival, 1998
(3) Aparicio, Teresa, “Oro y masacres en la selva brasileña”, En: Asuntos Indígenas, IWGIA, Septiembre 1993
(4) Roosevelt, Theodore, “A Book-Lover’s Holidays in the Open”, Capítulo: Across the Andes and Northern Patagonia, 1916 (“las vacaciones de un amante de los libros en la naturaleza”, A través de los Andes y el norte de la Patagonia,1916)

Además:
Arias Toledo, Maria Eugenia, “IIRSA: lógicas de integración, lógicas interconectadas”, En: Svampa/Maristella y Antonelli/Mirta (editoras) “Mineria transnacional, narrativas del desarrollo y resistencias sociales, Biblos, Buenos Aires, 2009
-------------------------
Aislamiento o integración (I)
http://www.bariloche2000.com/comentarios/cronicas--por-hans-schulz/56533-aislamiento-o-integracion.html


















No hay comentarios:

Ir arriba

ir arriba
Powered By Blogger