viernes, 7 de enero de 2011

China abre la muralla

Marwaan Macan-Markar

En respuesta al alza del costo de la mano de obra local, China recurre cada vez más a sus vecinos para que le suministren lo que antes se producía en su territorio, ya sean materias primas o bienes intermedios, y con ello mantiene su nueva reputación de “fábrica del mundo”.


“Al no haber un fuerte aumento en la demanda de los mercados industrializados, la prescripción para Asia es avivar su propio consumo”, dijo a IPS Simon Tay, presidente del Instituto de Asuntos Internacionales de Singapur.

“China será una parte enorme de eso, con su crecimiento, tanto general como en el mercado de consumo”, agregó.

Una mayor demanda, alimentada por el cambio estratégico de Beijing para reducir un componente costoso en su línea de producción, ofrece a otros países asiáticos una vía para aprovechar el creciente dominio de China en el comercio mundial, según expertos internacionales en economía.

Los beneficios mutuos de tal expansión en el comercio internacional no han pasado desapercibidos para los analistas regionales.

“Económicamente, China es el centro del futuro crecimiento de la región”, escribió Tay en el periódico tailandés The Nation.

Es mérito de Asia que pese a la crisis financiera la región haya continuado creciendo, sostuvo.

Para la profundización de estos vínculos dentro de la región en 2010 resultó crucial que China comenzara a importar materias primas y bienes intermedios (que tienen cierto grado de manufacturación pero que por sí solos no constituyen el objeto final) para convertirlos en productos terminados para la exportación, señaló la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico (Escap), una agencia de la Organización de las Naciones Unidas con sede en Bangkok.

Esto ayudó a que en 2010 las economías en desarrollo de la región lograran un aumento de dos dígitos en sus exportaciones e importaciones, agregó.

En 2010, esas naciones registraron aumentos de 19,3 por ciento en las exportaciones y de 20,2 por ciento en las importaciones, según el informe 2010 sobre comercio e inversiones en Asia-Pacífico, de la Escap.

Los investigadores de esa agencia señalan a China como el principal conductor del comercio intrerregional, que también involucra a Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur, Malasia, Indonesia, Singapur, Tailandia y Filipinas.

“El mercado de bienes intermedios en China es la estrella fulgurante de 2010″, dijo a IPS Ravi Ratnayake, director de comercio e inversiones de Escap.

El mismo “ha abierto nuevos mercados para que los países asiáticos exporten productos y se diversifiquen”, dejando de exportar solamente bienes terminados a Estados Unidos y Europa.

El hecho de que China se haya volcado a la importación y apartado de su rol de proveedor de materias primas y bienes intermedios en los sectores electrónico y textil tiene sus raíces en los problemas que desde 2009 vienen acosando al mercado laboral en el cinturón industrial costero del sudeste del país.

Algunos analistas chinos ven con beneplácito el aumento de los costos de la mano de obra y la decisión del gobierno de introducir un salario mínimo nacional.

“En el largo plazo, el aumento de los costos de la mano de obra ayudarán a la estructura económica e industrial de China a reducir la excesiva dependencia de la economía en los productos de exportación con bajo valor agregado”, escribió Shi Jianxun en septiembre en Diario del Pueblo, tras una serie de huelgas por reclamos salariales.

El aumento de los costos también ha empujado a más fábricas hacia el interior del país, apartándose del delta del río Perla, donde se ubica Shenzhen, vibrante símbolo de la China moderna y de rápida industrialización.

Shenzhen, que limita con Hong Kong, comenzó su ascenso tras ser declarada zona económica especial en 1979.

El viraje del modelo de producción chino refleja el compromiso de “elevarse en la cadena de valor industrial”, dijo Ganeshan Wignaraja, economista principal de la Oficina de Integración Económica Regional del Banco Asiático de Desarrollo.

“China se está convirtiendo en el gigante de todos los tipos de industria”, agregó.

El país también ha pasado de ser el “centro del comercio de partes y componentes en los años 90 a hacer de todo –partes y componentes, materias primas y productos terminados– desde la crisis financiera”, dijo Wignaraja en una entrevista telefónica desde Manila, donde tiene su sede el Banco Asiático de Desarrollo.

Los sectores industriales de China –desde el acero, el petróleo y los alimentos a los artefactos eléctricos y los productos textiles– han ayudado a impulsar sus cifras comerciales tres décadas después de que el líder reformista Deng Xiaoping (1904-1997) abrió la economía del Estado comunista, en 1979.

En 1978, el valor de los bienes exportados por China representaba el 0,6 por ciento del comercio mundial, muy por debajo del valor actual, de 8,5 por ciento del comercio mundial, según el Banco Asiático.

Las industrias relacionadas con la alta tecnología en el país representaron 11 por ciento de las exportaciones, mientras que las de mediana tecnología equivalieron a 15 por ciento.

Los componentes de automóviles se ubican entre las principales exportaciones de las industrias de alta tecnología, representando 28 por ciento, mientras que los productos plásticos representan 37 por ciento de los productos de mediana tecnología.

En 1985, por contraste, las exportaciones tecnológicas totalizaron 17 por ciento, según la institución financiera regional.(FIN/2011)

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