Nicaragua despertó hoy con la noticia del fallecimiento de Francisco Ruiz Udiel, poeta de origen esteliano y promotor cultural de la literatura nicaragüense.
Ganador del Premio Internacional Ernesto Cardenal de Poesía Joven 2005, con el poemario "Alguien me ve llorar en un sueño", participó también en otras publicaciones como "Retrato de poeta con joven errante" (2005), y se constituyó como un pilar y embajador para las nuevas generaciones de jóvenes poetas y escritores nicaragüenses.
Participante en festivales de poesía en España, Colombia, Cuba, Brasil, México, Panamá y países de Centroamérica, algunos de sus poemas han sido traducidos al sueco, francés, portugués e inglés y llegó a colaborar en revistas argentinas, de México, Colombia, Suecia,
Además de desempeñarse como promotor cultural en el Centro Nicaragüense de Escritores (CNE), desde donde catapultó e impulsó a muchos perfiles de la nueva generación de poetas y escritores del país, Francisco colabaraba con la revista centroamericana www.caratula.net y se desempeñaba como Jefe de Redacción de la Revista Hilo Azul, dirigida por el escritor y ex-vice presidente de la República, Dr. Sergio Ramírez Mercado.
Colaborador de Confidencial Digital, fundó en 2004, junto al escritor nicaragüense Ulises Juárez Polanco, el proyecto sin fines de lucro Leteo Ediciones, que promueve la literatura joven de su país. Entre las publicaciones como co-editor se encuentran: Memoria poética: Poetas, pequeños Dioses (Managua, 2006); Sergio Ramírez: Perdón y olvido, Antología de cuentos (1960-2009), (Managua, 2009); Claribel Alegría: Ars Poética (Managua, 2007); Missael Duarte Somoza: Líricos instantes (Managua, 2007) y Víctor Ruiz: La vigilia perpetua (Managua, 2008).
Su vela se realizará en Funeraria Reñazco, el domigo 2 de enero desde las diez de la mañana. El lunes 3 de enero partirá el cortejo fúnebre al Cementerio Sierras de Paz.
Sin duda alguna, Nicaragua ha perdido a un poeta que prometía mucho no solo para la literatura, sino también para las nuevas generaciones de poetas y escritores, a quienes apoyó desde su cargo como relacionista público del CNE.
Queda, al menos, para Nicaragua y para el mundo, su muestra poética, cargada de sentimiento desde donde se y nos descubre la cotidianeidad de la vida.
Hay noches que no quiero saber de nada
Hay noches que no quiero saber de nada
ni oír nada,
y lo único que busco
es sentarme en la desamparada calle
y mirar a un perro,
que en su silencio sabe,
permanecer solo quiero,
y desea hablarme con sus ojo
-pero recuerda- y calla
Esta noche recitaré
a un hombre que perdió su paz,
un poema para morir en paz.
En el momento en que pienso esto
una sombra se me sube
por el pecho y me acaricia
con sus manos la frente
-entonces callo-
Ni la noche, ni la calle, ni el perro
podrán apaciguar esta ausencia
2 comentarios:
Los lectores están un poco excitados. Algo sospechan, leen la noticia sobre la muerte del poeta Francisco Ruiz Udiel y se enteran de muy poco. Su muerte nos recuerda a los marineros de Joaquín Pasos, quienes siempre quisieron lanzar el ancla, pero perdieron el habla y el barco se quedó estancado. El barco de Homero estaba rodeado de sirenas, que con sus atractivas voces sedujeron a todos los marineros provocando el naufragio de sus embarcaciones y la muerte de sus tripulantes, excepto Ulises.
Mientras que el barco de Francisco Ruiz estaba rodeado de poetas temerosos. ¿Acaso no son las instituciones literarias sirenas traidoras, los antídotos contra la libertad creadora? Pero el que se suicida nunca es cobarde, porque tiene el valor de arrojar todo por la borda. El mundo literario es ciego a todo lo que no sean sus operaciones de mercadeo. Los grupos literarios suelen ocultar unas cuantas verdades para salvaguardar su mar oscuro y una muerte voluntaria es demasiado grave para que los temerosos asuman sus responsabilidades. “Los marineros se preguntan ¿qué pasa?” ( Canto de guerra de las cosas ). Los lectores también se lo preguntan.
Fran y yo éramos amigos cuando yo vivía en Nicaragua (incluso traduje su libro de poesía al ingles). Y a pesar de que él había dejado de escribirme, mucho antes que yo publicara: “Sobre la implacable inutilidad del Premio Nobel de Literatura”, le dedico estas 400 palabras. Aunque desde Europa yo no pueda averiguar mucho, puedo decirle: Hiciste bien Fran, te felicito; por lo menos tú no fuiste un cobarde y recobraste tu dignidad de poeta como lo hicieron otros; si bien las tumbas queden abiertas al murmureo sin pulpa y al lloriqueo hipócrita. Una espesa niebla de ilusión hace que utilicemos mal nuestros talentos creativos. Pero parece que le debiéramos gratitud al suicidado. Y así se fue cumpliendo su melancólica profecía: “La noche está cansada / en mis ojos y el agujero / que el hormiguero hace cava un pozo en mi cuarto”. Fran quiso lanzar el ancla, pero ya no caminaba el barco, que decidió inmovilizarse para toda la eternidad. Ahora cúbrete el rostro, Fran, para que ya no te canten las sirenas y asómate a lo más profundo del océano, para no ver más la sociedad “fraternal” de poetas, cardenales y festivales impostores. En ausencia de Poseidón reinan las sirenas y sus palabras huecas.
Raoul Shade
ADIÓS AL POETA RUIZ UDIEL La Prensa 05 enero 2011
Managua, 05 de enero, 2011
Opinión http://www.laprensa.com.ni/2011/01/05/opinion/48121
Cartas al Director
Los lectores están un poco excitados. Algo sospechan, leen la noticia sobre la muerte del poeta Francisco Ruiz Udiel y se enteran de muy poco. Su muerte nos recuerda a los marineros de Joaquín Pasos, quienes siempre quisieron lanzar el ancla, pero perdieron el habla y el barco se quedó estancado. El barco de Homero estaba rodeado de sirenas, que con sus atractivas voces sedujeron a todos los marineros provocando el naufragio de sus embarcaciones y la muerte de sus tripulantes, excepto Ulises.
Continua.....
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