Elsa Claro |
Palizas y detenciones hay en cada uno de estos sitios, con sus más y sus menos, pues no a todos sirve la misma talla. Pero hay manifestaciones, incluso en Estados Unidos, donde pese a la adormidera comercial que la impactante propaganda suministra, muchos jóvenes se han movilizado.
Quizás se deban tirar bombas en Paris o Roma, donde también existen motivos de descontento y unos la expresan o no, pero ni siquiera Nostradamus sería capaz de vaticinar hasta cuándo dura la capacidad de aguante de tanta gente que va a pie mientras por su lado pasan autos de 4 metros de largo. Es un decir, por supuesto.
Ya dije, desde temprano, que Muamar Gadafi no es santo de mi devoción. Pese a ello tiene los mismos derechos que se le otorgaron a los peores nazi-fascistas. Acaban de condenar y liberar en un acto que parece propio de circo barato, a uno de ellos en Alemania, casi nonagenario y participante hace 60 años, del genocidio de unas 30 mil personas.
¿Por qué a monstruo de este tamaño se le otorga el derecho a contar con defensores y tribunal y se le niega a un jefe de estado con el cual Occidente hizo negocios hace poquito y se dieron sonoros besos con él?
Cazar a bombazos a un individuo, haciendo pagar en el intento a miles de personas inocentes y destruyendo su patrimonio nacional, no es de locos, sino de salvajes desenfrenados. Si se les permite, ¿qué harán después? Sabido que cuanto se violan los valladares que le ley impone, justo como actos de civilidad y contención a lo peorcito que muchos tienen dentro, el tablón se sube y después sobreviene algo más grave.
Los mismos que crearon o le dieron amparo a la anormal situación económica y política existente en el mundo (y no excluyo al desarrollado, todo lo contrario) pretenden darle lecciones de moral a otras sociedades, ignorando el malestar de sus propios ciudadanos y problemas internos que no se arreglarán evadiéndolos o fabricando otros.
Hoy circulaban declaraciones rusas, anunciando que tras consultas con las autoridades libias, era posible dialogar siempre que concluyeran los ataques aéreos de la OTAN y el cese al fuego por parte de los insubordinados locales.
Dudo mucho que los agresores foráneos y quienes dentro de Libia les incitan o sirven de abrigadero, acepten lo que les han sido reiterado antes y desestimaron con olímpica chifladura. Suponen que destruyeron e hicieron colapsar la vida tanto que al régimen le queda poco. Suponiendo que así sea ¿qué debe esperarse para después? ¿Quién será el próximo?
Hay tanta inmundicia circulando por el planeta, tantas irregularidades ignoradas, que no sería difícil caer en el diván de Freud, viendo tanto empeño encaminado hacia objetivos erróneos o mal paridos, en razón de cualquier sinrazón.
Conociendo que todavía en Irak se batalla por expulsar a los ocupantes ¡por medios pacíficos! uno pudiera aferrarse a la esperanza, pero la pobre, está tan anémica y maltrecha, que se nos puede morir en el intento.
Fuente Colarebo
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