Ayeren 60 ciudades de toda España y una decena de ciudades extranjeras, (entre ellas: París, Londres, Amsterdam, Dublín o Lisboa), decenas de miles de personas gritaron una sola voz, la del cansancio, la del hastío, la del hartazgo contra el 0,01% de la población que habita las instancias de poder, contra el 0,01% de la población, que desde sus despachos, dirige la vida del resto de personas que no conoce, ni le interesan para nada, más allá que por el beneficio que pueda extraer, o seguir extrayendo de ellas.
Este movimiento protagonizado por miles de españoles indignados es sólo el principio de lo que, sin duda, vendrá. Esto no ha hecho más que empezar, es el principio del fin del sistema oligárquico que controla cada aspecto de la vida del resto de la población y lo dispone y enfoca a la consecución de un mayor y más estable beneficio para sí. Lo de ayer es el principio del fin de este sistema, es el principio de su fin. Como dijo Marx, los desposeídos tienen un mundo que ganar, y yo añado los que se lo robaron tienen que perderlo.
Los “grandes” medios de comunicación han tratado este asunto de diversa manera, desde la más completa y cómplice indiferencia, hasta la más virulenta animadversión que, traspasando con mucho los límites de la falsedad, se llega a terrenos limítrofes con lo delictivo, como es el caso del diario católico-fascista ABC que, bajo el título de "La protesta de «indignados» acaba en una batalla campal"[1], acusa a las decenas de miles de ciudadanos que se manifestaron, de provocar, de incitar a lo que estos pseudoperiodistas han llamado “batalla campal”, entre otras muchas sandeces y falsedades. En su intencionada ceguera, este panfleto de extrema derecha, se centra en la detención de 24 participantes (tras ser agredidos por la policía), en lugar de resaltar que decenas de miles de españoles están hasta las narices de gentuza como la que ellos defienden y representan desde su rancia tribuna.
Otros diarios de la misma tendencia ultraderechista y, por lo tanto, antisocial, no han considerado que la preocupación y la indignación de tantos miles de españoles sea motivo de ni una triste línea, ni siquiera de una línea tergiversada.
Ahora parece claro que, gracias a la forma de abordar estas movilizaciones ciudadanas por parte de los medios, tenemos la oportunidad de saber qué sectores de la sociedad, representados por qué medios, tienen más que perder en beneficio del creciente colectivo de indignados. Pero todavía no sé qué resulta más despreciable y ruin, si no hacerse eco de las justas y pacíficas exigencias de tantos ciudadanos o si dar una imagen distorsionada de lo que ayer, día 15, dio comienzo en España.
Con todo, quizás lo más remarcable es el vergonzoso silencio con que la televisión y la radio pública han abordado el tema No le han concedido ni un maldito titular en los principales informativos. Nada. Como si no hubiera ocurrido nada. Absolutamente vergonzoso. Y lo han hecho con mi dinero, con tu dinero, con nuestro dinero. Ni siquiera pagando tenemos los ciudadanos voz en los medios.
Puede que solo sean impresiones mías, pero creo que si la televisión pública no va a las manifestaciones de los ciudadanos, quizás las manifestaciones de los ciudadanos debieran ir a la televisión pública. ¿Podrían silenciarnos entonces?
[1] http://www.abc.es/20110516/madrid/abcp-protesta-indignados-acaba-batalla-20110516.html
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