jueves, 7 de enero de 2010

Francia deportó a más de 29.000 extranjeros durante 2009

En medio de un debate sobre los requisitos que París pretende exigir para acceder a la ciudadanía francesa, el ministro de Inmigración de ese país, Eric Besson, anunció que durante el año pasado se expulsaron a unos 29.000 extranjeros, una cifra similar al año anterior.

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El funcionario no proporcionó el dato exacto, en un mensaje difundido por la emisora francesa Europa 1, pero señaló que se "superó la cifra de 27.000 expulsiones.

Besson precisó que 250 afganos se beneficiaron con asilo político en Francia y que otros 12 fueron reconducidos a la frontera, al tiempo que los rumanos, argelinos y marroquíes figuran entre los máximos deportados.

Por su parte, la asociación de trabajadores magrebíes denunció en un comunicado el reenvío de personas hacia países donde "no tienen ningún arraigo y donde su seguridad está en peligro”.

La repatriación de extranjeros en situación irregular le cuesta al Estado francés alrededor de 232 millones de euros por año, es decir 12.000 euros por persona, según cifras comunicadas por el Ministerio.

No obstante, la ONG Cimade, que brinda ayuda a extranjeros en vías de ser deportados, calcula el costo por deportaciones forzadas en 27.000 euros.

El anuncio de Besson, un ex socialista que se sumó al gobierno de Sarkozy tras ganar éste las elecciones en junio 2007, se da en momentos donde el debate sobre la identidad nacional anunciado por el gobierno corre el riesgo de perjudicar al propio presidente galo.

Lanzado el 2 de noviembre pasado con el fin de "reafirmar los valores republicanos y el orgullo de ser francés”, según el propio Besson, no sólo fue rechazado por la oposición, si no que generó reticencias en las propias filas de la gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP).

Por su parte, organismos de Derechos Humanos creen que la polémica sólo sirve para dividir a la sociedad francesa, mientras que el diario Le Monde afirmó en su editorial que "en la práctica, el debate se redujo a discutir, cada vez más apasionadamente, sobre el papel de los musulmanes en Francia”.

"Este debate es una locura que escapa a todo control” lamentó Yazid Sabeg, Comisario de la diversidad e igualdad de oportunidades. En tanto, la Unión de Estudiantes Judíos de Francia, solicitó que el gobierno termine con la polémica ya que "a fuerza de servir de vehículo para opiniones racistas, el debate está dividiendo a la sociedad francesa y dificulta el hecho de vivir juntos".

A pesar de la polémica, la semana pasada Sarkozy defendió un "debate noble” e interrogó: ¿Acaso hay un problema de integracion en nuestro país hoy o no lo hay? ¿No hay guetos en ciertos barrios, el crecimiento del racismo en otros, la violencia en algunos otros, la ausencia de diversidad en las elites francesas?”, concluyó

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