Periodistas en Haití: la columna de CIA
Por Carlos Ignacio Altavista
¿Existe alguna razón de real importancia para que el canal estatal y los tres canales privados de este país manden camarógrafo y cronista a cubrir la catástrofe de Haití? ¿Qué pueden aportar los periodistas uruguayos, qué pueden mostrar que no esté en las cadenas internacionales? La columna de CIA para Pantallazo.
¿Existe justificación para este seguimiento? La única razón de peso, la única excusa, era estar presentes durante la búsqueda del compatriota, el teniente coronel Gonzalo Martirené. Y el 18 de enero hallaron su cuerpo sin vida. Toda la cobertura posterior, sobra.
Canal 12 mandó nuevamente al único periodista preparado para contingencias de este tipo, Martín Sarthou, especialista en asuntos internacionales que ha estado en Medio Oriente y que realizó varias coberturas en zonas de guerra. Sin embargo su presencia fue simplemente simbólica: ha estado en lugares en donde supuestamente estaban sucediendo cosas tremendas, mientras la cámara presentaba de fondo una tranquilidad asombrosa. No es necesario mostrar caos si no lo hay, pero la única persona nerviosa de la zona era Sarthou.
Canal 10 decidió apoyarse en la impronta del periodista de policiales, Aureliano Folle, un hombre que ha construido un personaje casi de novela negra, austero, con modismos, reflexivo (como si una voz en off nos fuera contando sus pensamientos). Decidió hablar con los militares, verlos en su vida, a la uruguaya. Su presencia parece más de apoyo moral que de cobertura de la zona de desastre.
Y no podía faltar canal 4, que en los últimos dos años se ha desprendido de todos los periodistas con capacidad de análisis, y como consecuencia envió a Haití a Carolina Domínguez, una joven sin ninguna preparación para enfrentarse a la magnitud de los hechos. Sus comentarios son de perogrullo, son los que cualquiera con una lectura de Internet puede hacer desde estudios. Duda, se pone nerviosa y se tiene que topar con las increíbles preguntas y acotaciones de Fernando Vilar (como el día que le pidió que mandara saludos a su familia para que supieran que estaba bien). El informativo de Monte Carlo ha hecho de los sucesos de sangre un leiv motiv, un eje central, por lo que era impensable que en esta catástrofe con cientos de muertos no estuviera presente.
Seguramente los enviados no la están pasando bien, trabajando en condiciones tremendas, con carencias de todo tipo y envueltos en una situación de angustia general. Seguramente están tratando de hacer lo mejor que pueden. Pero está claro que no es suficiente con eso. El producto al aire, lo que vemos los televidentes, está muy lejos de ser algo interesante y se acerca lamentablemente al morbo.
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