Es por eso que gran parte de los argentinos ya comenzó a afinar sus presupuestos familiares y a sacar cuentas para determinar cuánto les rendirán este año sus ingresos.
Aquellos que han podido atesorar algunas divisas en épocas de fuerte dolarización, empezaron a realizar maniobras defensivas (muchos de ellos dolarizándose o adelantando la compra de bienes durables) y otros, que no han tenido esa suerte, llegarán a fin de mes con una menor –o casi nula– capacidad de ahorro.
Ese es el panorama que describen los expertos, que observan cómo la suba de precios -además de diluir el poder de compra– también incide fuertemente en el nivel de confianza de la población.
Al respecto y según el relevamiento que realiza mensualmente la Universidad Torcuato Di Tella, la confianza del consumidor sufrió una caída del 4%, mientras que las perspectivas de inflación para el año se elevaron hasta 31%, según la media de los consultados.
En buen romance, aumentó el nivel de incertidumbre producto del mayor ruido político, del repunte inflacionario y del mayor nivel de conflictividad que se espera como consecuencia de la puja sindical.
Sobre este último punto cabe destacar que las mejoras que logren los distintos gremios sólo beneficiarán a una porción de la población, considerando que la Argentina mantiene un muy elevado nivel de empleo informal y que buena parte de los jefes de familia están fuera de los convenios colectivos. Eso, sin contar a miles de personas que desarrollan sus actividades como profesionales independientes.
En definitiva, con una inflación que tiene como piso un 25% para 2010, serán muy pocos aquellos que logren –al menos – “salir hechos”, empatándole a la suba de precios.
Poder de compra en retroceso
En este escenario de alta inflación y de un nivel de actividad que hace que a las compañías les resulte difícil otorgar semejantes incrementos, la opinión de los analistas es casi unánime respecto a que –salvo contadas excepciones– el poder de compra de la población irá en franco deterioro.
“Será inevitable que haya una pérdida de poder adquisitivo porque la oferta necesita volver a sus precios de equilibrio, después de los controles que se vienen efectuando desde 2006, que golpearon los distintos niveles de producción”, resaltó Fernando Marengo, economista del Estudio Arriazu y Asociados.
Por su parte Martín Apaz, gerente del departamento de Economía de Deloitte, agregó que “en el mejor de los casos, algunos trabajadores tendrán una recomposición”, aunque el analista estima que buena parte irá perdiendo capacidad de compra, cercana al 10% promedio, a lo largo del 2010”.
Un billete de $100 que cada vez rinde menos
En general, los expertos consultados por iProfesional.com coinciden en que, a pesar de las subas salariales previstas, el bolsillo sentirá con mayor impacto el incremento en los precios.
"Un billete de $100 cada día rinde menos" es la frase que suelen repetir los consumidores al ver los precios en shoppings y supermercados.
Y no están desacertados en su percepción. A modo de ejemplo, a principios de 2009 un billete con la cara de Julio Argentino Roca les permitía comprar 8,5 kilos de asado o cargar cerca de 30 litros de nafta súper, dependiendo del octanaje. Ahora, apenas pueden adquirir poco más de 4 kilos o hacerse de 25 litros. ida en el poder de compra.
Desde el sitio especializado Inflacionverdadera.com señalaron a este medio que este nivel de inflación implica una caída de aproximadamente un 21% en el poder adquisitivo de una persona con ingresos constantes en el último año.
“Desde que comenzamos a medir los precios, en diciembre de 2007, la pérdida total del poder de compra en alimentos fue de aproximadamente 40%”, explicó Alberto Cavallo, titular de la consultora.
En este contexto, la tendencia es que la baja en el poder adquisitivo continúe profundizándose, conforme transcurran los meses. Y apenas una parte de la población económicamente activa ha recibido –o recibirá– aumentos que les permita compensar semejante caída.
Además, tal como sostuvo Eric Ritondale, economista de Econviews, “hay que tener en cuenta que muchos sectores aún no se recuperaron”.
Según Apaz, de Deloitte, los incrementos demuestran que, “aunque la Argentina tiene experiencia en inflación, un 25% es un número demasiado alto como para que el poder adquisitivo de la población no se resienta”.
“Creo que 2010 viene más difícil que el año pasado. Esto se suma a un mercado de trabajo que no se recuperó del todo. Por eso, la impresión es que la combinación de la situación laboral con la inflación golpearán más fuerte”, explicó Ernesto Kritz, especialista en cuestiones laborales y director de SEL Consultores.
Desde el estudio Arriazu, Marengo advirtió de la peligrosa generación de un “circulo vicioso” entre aumentos de salarios y su traslado a precios.
“El proceso inflacionario en la Argentina comenzó entre 2006 y 2007, donde a partir de un desequilibrio de la base monetaria subieron todos los precios de la economía. Al mismo tiempo, se invitó a una fiesta del consumo en la cual había desequilibrio entre los distintos precios relativos. Así, el consumidor se encontró con más oportunidades para comprar lo que deseaba. Ahora, es necesario que se reestablezca el equilibrio, de tal forma que haya inversiones y se recupere el nivel de oferta”, explicó el experto.
Los tres más afectados
El golpe al bolsillo no será igual para todas las clases sociales, sino que se esperan diferentes consecuencias de acuerdo a dos variables que son:
•Los consumos que prioriza cada nivel socioeconómico.
•El tipo de vínculo laboral.
De esta manera, hay tres sectores que más pueden sufrir la pérdida del poder adquisitivo en 2010:
•Trabajadores informales.
•Clase media no asalariada o fuera de convenio.
•Empleados públicos provinciales.
Para Ernesto Kritz, “los más afectados serán los trabajadores informales, porque no tienen capacidad de negociación. Lo mismo sucederá con la clase media no asalariada o fuera de convenio, que quedará aislada de las principales subas que se concreten en los sindicatos”.
Para el experto en cuestiones laborales esto indefectiblemente desembocará en un “mayor achatamiento de la pirámide salarial que ya se viene dando en las empresas”.
Mario Sotuyo, economista de la consultora Economía & Regiones, considera que también los empleados públicos, especialmente del norte del país, se verán dañados porque están en la nómina de gobernaciones que atraviesan un fuerte déficit en sus cuentas y enfrentan serios problemas a la hora de revisar salarios.
Ingresos medios
No es la primera vez que el sector de clase media se ve afectado por el proceso de recomposición salarial.
Muchos integrantes de este segmento -que según la pirámide socioeconómica elaborada por la Asociación Argentina de Marketing tienen ingresos que se ubican en la franja de entre $5.000 y $10.000 mensuales- son cuentapropistas o trabajan en empresas y buena parte está fuera de convenio.
Sus salarios no serán alcanzados por los reclamos de los sindicatos. De esta manera, su situación dependerá de lo estratégico que resulten para la operatoria de una compañía, de la política de compensaciones de la misma y del rubro en el que se desenvuelven.
“Aquellos sectores beneficiados con subas de la demanda doméstica e internacional, tendrán un margen mayor para aumentar salarios”, comentó Apaz.
Para los sectores medios también será clave la evolución de las tarifas de los servicios públicos, que si bien en 2010 no se presentan como el rubro de mayor aumento, están atadas a las decisiones que tome el Gobierno en relación a los subsidios.
“Si bien no habrá cambios radicales en las políticas expansivas del Ejecutivo, habrá que ver cómo generan ingresos para pagar tales subsidios. Eso puede repercutir en las tarifas”, explicó Mario Sotuyo.
Sectores informales
En el caso de los sectores de nivel socioeconómico bajo y los trabajadores informales, los economistas vinculan la pérdida del poder adquisitivo a las subas que se esperan en alimentos, que tienen un peso más significativo en la estructura de ingresos de este segmento de la sociedad.
“La recuperación de la demanda a nivel mundial y la escasa elasticidad de los productores para incrementar su oferta en el mercado local -como ya se observa en el caso de la carne– hará que los alimentos sufran grandes aumentos”, señaló Sotuyo.
En el mismo sentido opinó Gonzalo Bernet, de la consultora Finsoport, quien ubica dentro de este rubro a los incrementos más significativos que se darán en 2010.
“Hay que tener en cuenta que en las clases más bajas, aunque les aumenten un 20% los salarios en el año, si los alimentos se ajustan un 40% seguramente la pérdida de su capacidad de compra será mayor, porque ellos destinan casi la totalidad de sus ingresos a ese rubro”, destacó Apaz.
Arrastre de 2009
La situación de estos tres sectores no es la primera vez que se ve afectada.
Durante el año pasado, especialmente los informales y los que están fuera de convenio, se expusieron a una pérdida del poder de compra, con una inflación que se ubicó en 17% promedio, según las consultoras privadas.
Tal como había dado cuenta, en ese entonces, Daniel Vardé, socio de Consumo de Deloitte, algunos sectores de la clase media perdieron hasta 15% en su poder de compra.
“Un billete de 100 pesos rinde como uno de 85”, advertía el analista a iProfesional.com hace poco menos de un año, cuando los servicios públicos y otros gastos como prepagas, colegios o telefonía eran los que marcaban el ritmo de la inflación y por eso el golpe más grande era para los niveles medios.
“En 2009 la pérdida que se registró fue porque en algunos sectores cayó el nivel de ocupación”, explicó Kritz.
Lo cierto es que la inflación golpea cada vez con más fuerza, los reclamos salariales se hacen oír con vigor y la puja redistributiva recrudece en un 2010 que, a poco de arrancar, ya se presenta distinto a lo que se preveía a finales de 2009.
Guillermina Fossati
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