martes, 11 de enero de 2011

Manuelita la tortuga está triste

Honoria Zelaya de Nader, doctora en Letras y escritora, da su testimonio

Siempre en nuestros corazones de niños.
Manuelita la tortuga, esta triste.


Hace pocas horas cuando uno de mis nietos llamó para preguntarme si era cierto que María Elena había muerto, perturbada le conteste.

- De que María Elena me hablas Juanito

- ¡Abuela!, contestó sorprendido el pequeño. De María Elena la de "Manuelita", la de "La Mona Jacinta", la "Del Reino del Revés"

Sin pensar más le respondí

- Escuchame bien. Seres como ella no parten definitivamente. Digamos que se fue de viaje. Que está de gira por el universo. Anda y pone sus canciones para celebrarla. Y si lo tenes a mano relee los cuento de Gulubú.

Cortamos y empecé a conectarme con la escritora desde su indiscutible lugar de renovadora de la literatura infantil Argentina, de esa mujer que en cada uno de sus textos despliega historia en la que las fantasías se tiñen de humor y la coloquialidad de su discurso. Coloquiedad que se aproxima nítidamente al nivel lingüistico de sus destinatarios.

Con esa mujer que en cada uno de sus textos logra desplegar historias de vida, de fantasía, humor, disparates, tradición, ricos juegos lingüisticos. Con la que supo, desde una intensa afectividad, dar respuesta a las necesidades psicofísicas de la infancia. En suma, con María Elena Walsh se fue una creadora que tenía muy claro la especificidad de la infancia y la función de la literatura infantil.

Obvia decir que mis reflexiones me llevaron ante tan dolorosa noticia a recordar que la trayectoria creadora de María Elena, si bien, está caracterizada por la diversidad de género que abordara (poeta, libretista, compositora, cantante, actriz, productora) la primera y principal ha sido siempre la de ser una escritora, con marca indeleble su amor por el idioma su voluntad ludica más la de una respuesta contundente para quienes aún hoy se preguntan si la literatura infantil es un género menor.

Basta transitar por su obra de creación para asumir que la literatura es una sola: la que es arte.

Hacia 1995 en una entrevista que le realizábamos con María del Carmen Tacconi de Gomez por canal 10, al preguntarle sobre el porqué de su adhesión al disparate desde lo eufónico (Gato Miau, Gatiperro, Eleniñodasante) ella contesto: el disparate le permitía jugar con la realidad musical del lenguaje, e inmediatamente empezó a cantar "Doña disparate/nariz de merengue, se ecovica, digo/Se equivoca siempre".

Sin lugar a dudas, la literatura Argentina hoy está de luto, pero con un luto que inscribe un magistral legado: la obra de María Elena Walsh esperando entrar de manera más amplia en los círculos académicos y en la infancia toda. Es vital sentir que: "el sol cuando sale/se llama José/Pajarito Chino/canta en japonés".

La Gaceta













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