domingo, 4 de marzo de 2012

Uruguay: techo acampan en predio del Museo Oceanográfico

Un grupo de alrededor de diez personas aprovechan los techos del Museo Oceanográfico del Buceo. Desde la Intendencia se afirma que no presentan un problema para la seguridad, pero de todas formas están buscando la manera de retirarlos del lugar.
Uruguay,OCUPAS. Durante el día hay dos o tres personas,
pero en la noche el número aumenta. Son un grupo de indigentes que han e
ncontrado refugio en el Museo.


En la punta del Buceo, detrás de los cementerios, soplan fuertes vientos y el aire es gélico durante el invierno. Un numeroso grupo de personas acampa contra las paredes de las necrópolis del barrio, pero cuando llueve o necesitan refugiarse del viento, entran al Museo Oceanográfico “Dámaso Antonio Larrañaga” y duermen en su patio interior o bajo los aleros exteriores.
La Intendencia de Montevideo (IM)), responsable de la institución, hace tiempo que da cuenta de la situación y está estudiando soluciones.

“Tenemos problemas de gente en situación de calle que de noche se va a dormir al museo. Por lo que dice Inspección General, hay días que se mete mucha gente, que hay barras”, dijo a Ultimas Noticias Héctor Guido, titular de Cultura de la comuna.
El museo no tiene guardias por la noche, pero desde la IM se señaló que los ocupantes no significan una amenaza para el acervo o la integridad arquitectónica del museo. “El sistema de alarmas lo que nos garantiza es una capacidad de respuesta rápida que deja a salvo el patrimonio. Tenemos una central en la IM que tiene una buena respuesta combinada entre Inspección General y la Policía”, aseguró Guido.
Ultimas Noticias habló con algunas de las personas que habitan los alrededores del museo. En la tarde de ayer dos hombres y una mujer permanecían en el lugar y accedieron a contar parte de su historia. El mayor se llama Ricardo y dice haber vivido en el refugio de Eduardo Víctor Haedo y Joaquín Requena durante dos años, pero lo abandonó porque afirma que ahí se lo “comían” los piojos y no lo soportó más. Además, afirma que continuamente hay problemas con los otros alojados y que la comida “es un asco”.
“Tenía el cuerpo lleno de granos porque los piojos me comían. Insalubre es el refugio. La comida que te lleva el cuartel es un asco, no hay quien la coma.
La leche es agua cortada con color. Es una porquería. 180 personas éramos en el refugio y todos los días había problemas porque el que no llegaba borracho llegaba drogado. Y yo no soy así. Prefiero la calle porque la calle me da vida a mí”, dijo Ricardo.
Por el otro lado, Marcelo y Viana son una pareja que espera mellizos para el mes que viene. Marcelo estuvo preso varios años por robo y Viana vive en la calle desde hace más de 14. Según explicó Marcelo, sus padres solo le dieron el nombre. Fue adicto a la pasta base y ahora trata de recuperarse desde hace 10 meses ya que tiene un cuadro de tuberculosis en progreso.
Ambos hombres se dedican a “requechear” y vender los objetos en la feria. Además, cuidan coches en restaurantes de la zona y clasifican residuos. Los tres afirman que mucha gente se acerca a dejarles cosas. Ropa, un cochecito y 380 pañales esperan a los bebés, donados por una vecina. El grupo tiene alrededor de 10 perros que a veces dan problemas con quienes pasean por ahí. Comida para los animales también es donada por los vecinos.
Ricardo informó que actualmente por la noche el número de ocupantes crece considerablemente. Detrás del laboratorio, ubicado entre el cementerio del Buceo y la Rambla, hay un campamento de más de 10 personas. Cuando llueve o hace mucho frío descienden hacia el museo y lo utilizan de refugio.
“Cada tanto viene la IM y nos hace problemas”, dijo Marcelo, y Viana agregó que “van dos veces que los milicos me levantan la mano estando embarazada”. Según el hombre, hace un tiempo una persona pasó y le gritó “mugriento” a lo que él respondió con insultos. Al cabo de unos pocos minutos, la Policía se hizo presente en el lugar y requisaron todo el campamento ya que esa persona los denunció. “Yo no me meto con nadie. Sólo pienso en ella y los bebés que van a nacer. Trato de darles comida y no molesto a nadie”, apuntó Marcelo.
Por su parte, Guido afirma que la IM está buscando la salida a la situación, “tenemos que hablarlo con la parte de seguridad, la dirección del museo e incluirlo dentro de una problemática mucho más grande que excede a la que tiene el museo que es la gente en la calle. Es un problema que tiene la ciudad actualmente y, como todos sabemos, no siempre va directamente de la mano con los niveles de desocupación, la falta de trabajo. Son factores muy complejos. Según los expertos que estudian estos temas, puede estar vinculado con diferentes adicciones. Lejos de perseguirlos, la idea es cómo poder colaborar y ayudarlos",
Fuente: ùltimas noticias

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