viernes, 15 de enero de 2010

Argentina: Reflexiones Sobre La Crisis Del Banco Central Argentino

HERNÁN PÉREZ Y LA DESMEMORIA

Hemos leído y oído gran cantidad de textos y palabras desde que se hizo pública la llamada "crisis" del Banco Central que no es otra cosa que la exteriorización de un conflicto referido al tema de fondo que los protagonistas apenas tocan de costado, por conveniencia propia: la deuda externa. El "personaje vedette" es ahora el tal Martín Redrado que, por lo que he leído, es Hernán Martín Pérez Redrado. No es el primero que usa un nombre semi-cambiado en la vida política argentina, y no por razones de clandestinidad o artísticas. Es elocuente, pero para nada lo esencial.

Leemos toneladas de críticas sobre su pertenencia al llamado "establishement", es decir, el elenco gerencial de la clase empresaria destinado a dirigir organismos políticos y económicos del Estado. Se presenta su arrogancia a atornillarse al sillón del Banco Central "independizado" (?) del resto de las estructuras del Estado, como un dato dominante. Se pone de relieve la perversidad de la Carta Orgánica impuesta por el llamado "neoliberalismo" (¿neo? ¡si es tan viejo el liberalismo como el capitalismo!).

Son muy pocos, ¡muy pocos! los que comentan que el tal Hernán Martín Pérez Redrado (o como se llame) hasta hace un mes no era objeto de ninguna crítica pública por parte de quienes hoy le lanzan, con mucha razón, cataratas de críticas.¡

Hace apenas un mes!

Pero ese señor está de Presidente del Banco Central no por obra y gracia de una maniobra judicial sino por decisión de la presidenta de la República Cristina Fernández, que lo ratificó en el cargo a donde lo había colocado su predecesor, Néstor Kirchner.

Oportuno es recordar que éste no lo designó en los momentos iniciales de su presidencia. Mantuvo por un tiempo largo, como dos años, a un tal Alfonso Prat Gay. ¿Qué no podía removerlo?

Recordemos cómo ese presidente barrió con algunos miembros de, nada menos, la Corte Suprema de Justicia a poco de asumir y precisamente, por otra cuestión económica esencial, ya que aquellos "magistrados" intentaban restaurar vía judicial el esquema de la anterior convertibilidad (1$=1U$S), para beneficiar a los perjudicados por la "pesificación" (nueva convertibilidad 3$=1U$S). Recordemos que esa "pesificación" significó la licuación de monstruosas deudas empresarias con pingües ganancias para numerosos pulpos. Entre ellos, uno muy conocido llamado Clarín.

En esos momentos, no tan lejanos, el pulpo Clarín no estaba en ninguna campaña para derribar al gobierno constitucional recién asumido, como sí ya lo estaba su colega La Nación.

¡Y lo sigue estando, pero ahora en dupla con su socio en Papel Prensa!

Clarín recibió por esa postura propagandística (periodística) de apoyo a aquella medidas, beneficios agregados, como ser ampliar su propio monopolio. Ese idilio duró hasta que el gobierno decidió incrementar los "derechos de exportación" de la soja.

Antes de esas crisis, los muy críticos actuales del "neoliberalismo", ¿qué decían de la expansión agrotóxica sojera y sus consecuencias, ahora irreparables?

¿Qué decían acerca de que el gobierno no reinstaló algo parecido a una Junta Nacional de Granos desaparecida bajo el neoliberal menemato?

Si se llegó a esta situación, no es por supuestos errores de mala administración, mala gestión o impericias del gobierno. Es por su decisión en políticas económicas que se expresaron en cada momento con la ubicación de personajes como el cuestionado en puestos cumbres. Como dicen en el barrio, la culpa no es del chancho sino del que le da de comer.

Nuestro país necesita memoria, mucha más memoria. Para que alguna vez se pueda revertir la compra de espejitos de colores.... ¡maldición de Malinche!

La deuda externa, regada con sangre de pueblo sometido por el terrorismo de Estado, y ampliada y reproducida por un cuarto de siglo de gobiernos constitucionales, ¿debe "honrarse"?

¡Ah, que nos van a volver a embargar, que nos van a bloquear, que todo será peor! Bueno, señores, dos generaciones ya hemos pagado con más de treinta años de vida miserable por la confiscación de nuestros salarios y con la desocupación más monstruosa que jamás hayamos conocido. ¿La debemos seguir pagando con neoliberales restaurados, con "fondos patrióticos" o con cualquier denominación que gobiernos y empresarios le quieran poner?

¿No hay quién en nuestro país tenga por fin ansias y audacias de vivir mejor? ¿No hay quien tenga memoria? ¿Seremos presa del reciclado permanente de deudas ilegales?

¿Por qué no emulamos a los trabajadores de esas olvidadas fábricas recuperadas, autogestionadas, sin patrones de estancia?

Abel Bo

postaporteñ@_______________________________________

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