martes, 5 de enero de 2010

“Yo también elegiría a Lula pero sólo le creería al Che Guevara” - Jorge Majfud

Entrevista a Jorge Majfud
Por Miguel Ángel García

Pasados los resúmenes de rigor que tendremos a hacer al finalizar un año, procedemos a preguntarnos cómo será el nuevo que se inicia. Los astrólogos se convierten en estrellas de la televisión. Todos- hasta los más incrédulos- queremos saber por adelantado cóm nos irán las cosas este año. En esta entreista con Jorge Majfud buscamos una síntesis, según su punto de vista.

-¿Cómo ve el mundo en la nueva década que enfrentamos?

-En la mayoría de las lenguas europeas, cuando nos referimos al futuro lo visualizamos y lo verbalizamos como algo que está adelante. “Más adelante veremos que…” El pasado está atrás; “a lo pasado, pisado…” En pueblos más contemplativos como el griego, el pasado es lo que está hacia adelante, porque es lo que se puede ver. El futuro no, por lo tanto, para el griego el futuro está hacia atrás, a nuestras espaldas, llegando y pasando por nosotros para luego convertirse en hechos y memoria. En nuestra civilización, los protagonistas somos nosotros, no el tiempo ni la historia, somos los caminantes que hacen camino. En versos de Machado, “…al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”. Para nosotros el futuro es lo que está por delante al caminar y, no sin paradoja, es lo que menos claramente podemos ver. Apenas podemos predecir el movimiento de un huracán mirando Google Earth o creyéndole a The Weather Channel, pero no podemos predecir casi nada sobre un huracán que todavía no se ha formado. Aún así, la sabiduría consiste en saber pre-ver y si acaso pre-decir…

-Voy a ser más específico. ¿Cómo ve el mundo en el 2010?

-La obsesión por parecerse a Estados Unidos, maldiciendo todo lo norteamericano, seguirá su marcha triunfal. Mientras, Estados Unidos se aproxima a un capitalismo de estado, mientras maldice el modelo chino.

-¿No cree que China representa una alternativa al imperialismo americano?

-Sí. China es una alternativa al imperialismo americano, pero no una alternativa al imperialismo. Ni siquiera es una alternativa al imperialismo a la americana.

-En veinte años China será el país más rico del planeta.

-Sí. Pero la mayoría de la población china no alcanzaría el nivel económico per cápita de los norteamericanos antes de 2080 o 2100. Esto suponiendo que todas las tendencias de hoy sigan sin cambios durante medio siglo. No olvidemos que en veinte años China tendrá una población dramáticamente envejecida.

El progreso económico es importante y casi indispensable para sacar a una población del hambre y del atraso. No obstante este tipo de progreso-euforia medido según el porcentaje anual del PIB y en la mentada “capacidad de consumo” de sus habitantes es una forma casi animal de avanzar. Por algo la conducta de la bolsa de Wall Street se define como bull market (toro) o bear market (oso) según avanza atropellando o se retira precavido. Por otra parte, aun suponiendo que este parámetro de medir el éxito de una sociedad fuese el mejor, aún así queda claro que a la humanidad se les han acabado las ideas.

Pensemos en los últimos mil años, para no ir muy lejos. El humanismo en el siglo XII, el Renacimiento, el capitalismo burgués, el Iluminismo del siglo XVIII, las sucesivas revoluciones americana, la revolución francesa, la revolución industrial, el nacimiento del liberalismo y del marxismo, las democracias representativas, los movimientos de liberación de todo tipo y color, como el feminismo, el poscolonialismo, la lucha por los derechos de negros, amarillos, verdes, homosexuales, etcétera. Todos fueron, a su tiempo, propuestas radicales que desafiaron las convicciones unánimes de sus épocas, movieron los estamentos más profundos de las sociedades y, al menos desde mi punto de vista, significaron nuevos pasos hacia el progreso de la liberación del individuo. No sin retrocesos dramáticos, no sin nuevas formas de explotación y tiranías, claro.. Ninguna nueva idea, por virtuosa que sea, se impuso nunca sin la resistencia del poder de turno. Pero con sangre o sin ella se fue creando una nueva conciencia social e individual que hoy predomina.

Ahora, si nos preguntamos qué es lo nuevo que tiene nuestro tiempo para ofrecerle a la historia no encontramos nada.

-Pero todo tiempo tiene algo bueno. ¿Qué es lo bueno de nuestro tiempo?

-Cierto tipo de resistencias sociales que se conocen como grupos que luchan a favor de algo que tiene sus raíces en el humanismo más temprano, del que hablábamos. Todos referidos a derechos humanos en general y con nombres y acciones específicas, como el derecho de los niños, el derecho de las mujeres, el derecho de los pobres, el derecho de las parejas homosexuales a la igualdad civil, etcétera.

La lucha de los grupos ecologistas es otra de las resistencias propias de nuestro tiempo, pero no son suficientes como para constituirse en una propuesta revolucionaria, en una alternativa a la obsesión central, que es el incremento del PIB. GDP, Gross Domestic Product, éste es el lema universal que guía los gobiernos y los agentes más poderosos de la sociedad global.

Como lo venimos mencionando desde hace años, quizás lo nuevo que tiene nuestro tiempo para ofrecerle a la historia es la radicalización de la democracia directa. Otra vez, esta novedad no es más que la radicalización de la democracia representativa que a su vez fue la radicalización del Iluminismo que a su vez fue la radicalización de la crítica humanista. Pero hoy por hoy siento que ese camino es más oscuro y empedrado de lo que pensábamos a finales del siglo XX. Uno de los instrumentos de ese fenómeno es Internet, que al igual que la imprenta en el siglo XV, los libros de bolsillo del siglo XVI, la prensa escrita del siglo XIX y los mass media del siglo XX sirvieron tanto para democratizar la información, la cultura y, consecuentemente, el poder pero también sirvió para esclavizarla. La Era digital se encuentra en un estado de inmadurez senil. Es decir, a medida que los medios de comunicación se perfeccionan, los individuos, los supuestos fines, se convierten en otros medios. Somos consumidores que nos creemos individuos libres. Nos estamos alienando, aislando, al tiempo que nos enorgullecemos de lo conectados que estamos. Como los insectos, volamos hacia la luz y nos quemamos en el fuego.

-¿Qué líder mundial sería el modelo a seguir?

-En este sentido, no hay líderes mundiales. Seguramente tampoco son necesarios. Lo que hay, y mucho, son productos publicitarios construidos en el discurso del PIB, de la megalomanía, de la excusa del pragmatismo. En la cultura de lo nuevo no hay ninguna idea nueva. De hecho lo que hoy se considera sabiduría es el éxito económico y éste se comporta ante los presidentes y ante los economistas como el número de la lotería. Quienes aciertan recuerdan que soñaron con ese número. Los astrólogos olvidan sus cien errores y repiten su único acierto. Mañana será otra historia y así vamos erráticos, consumiendo discursos triunfalistas por aquí, explicaciones del fracaso por allá.

-¿No le cree a ningún político?

-A ninguno. A unos menos que a otros, pero al fin a ninguno. Ni a Obama ni a Hu Jintao, ni a Lula ni a los Kirchner, ni a Uribe ni a Chávez, ni a Sarkozy, ni a Putin, ni a nadie. Lo único que creo es que cada uno organiza su discurso según las conveniencias del momento. De vez en cuando se estrechan las manos, un beso y un abrazo. Luego, según el precio del petróleo cae o las bolsas se hacen el oso, uno amenaza al otro con alguna acción o sólo de palabra y todo sirve para ir creando ese nivel de de conflicto necesario para mantener el crecimiento anual del PIB por encima del equis por ciento y a la vez consolidarse en la conciencia de sus votantes que todavía en la sociedad global sufren de la trampa de los nacionalismos.

-¿Lula o el Che Guevara?

Si me dieran a elegir hoy un presidente entre Lula y el Che Guevara, elegiría a Lula, pero la verdad que sólo le creería al Che.

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