viernes, 20 de mayo de 2011

Uruguay: Una vigilia que mermó con el paso de las horas

Ley de Caducidad. Unas 2.000 personas manifestaron ayer fuera en las afueras del Palacio Legislativo. La central sindical hizo llamado a mantener la "lucha" por los derechos humanos pase lo que pase. Militancia se fue dispersando con el partido de Peñarol
F CASTILLO / D. FERREIRA

Unos 2.000 manifestantes rodearon ayer el Palacio Legislativo y siguieron el debate parlamentario por los altoparlantes. "Hoy se termina la impunidad", confiaban muchos. Ese fue el motor para mantener una vigilia que se extinguió en la noche.
En una espléndida tarde otoñal se respiraba ayer un aire a jornada histórica. Conscientes de eso, unas 2.000 personas plantaron campamento en las afueras del Palacio Legislativo para seguir por altoparlantes las instancias de la discusión en la cámara de Diputados sobre la Ley de Caducidad.
Claro que la intención también era enviar una señal a los legisladores, un mensaje de presión a favor de la anulación de la norma, que se explicitó en cada una de las pancartas, banderas y pasacalles que tapizaron las avenidas circundantes al Palacio de las leyes.
Allí estuvieron todos buena parte de la jornada, pero cuando el sol cayó y el frío entró a apretar, no fueron pocos los que se dispersaron.
A la 20.00 horas, en el momento que Peñarol comenzaba a jugar su partido en Chile por la Copa Libertadores, también hubo quienes abandonaron la espera.
En la noche cerrada eran algo más de 50 las personas que continuaban, estoicas, escuchando la retórica de los diputados.
Grupos. Sobre las 15.00 horas, coincidiendo con el comienzo del paro parcial programado por la central sindical Pit-Cnt, fueron llegando los primeros manifestantes. Había tres lugares de concentración.
Algunos se sumaron a una especie de rancho aparte que montó la Mesa Permanente contra la Impunidad en un predio cercano al Edificio Anexo del palacio. Allí, un medio tanque calentaba chorizos y el canto popular era la única banda sonora.
Otros fueron directamente a la explanada donde se ubica la puerta de ingreso a Diputados, donde la Policía dispuso un vallado para evitar incidentes. Allí se ubicaron los sectores más radicales en defensa de los derechos humanos.
El resto, quizá el grupo más numeroso, prefirió el sitio en el que el sol pegaba más fuerte y se concentró ante la Plaza 1° de Mayo, lugar elegido por los dirigentes del Pit-Cnt para dar el discurso de la jornada.
Las clásicas banderas de distintos gremios, algunas (no muchas) banderas del Frente Amplio, pasacalles rosados en contra de la Ley de Caducidad, banderas de la diversidad sexual, pancartas y fotos recordando a los desaparecidos en dictadura. Esa fue la escenografía que montaron los manifestantes en las afueras del Palacio Legislativo.
También se pegaron en muchos árboles de la zona, y en el vallado policial, siluetas de personas con un signo de interrogación en el medio. Simbolizaban a los desaparecidos. "No los olvidamos, seguimos luchando", era el mensaje principal del Departamento de Jóvenes de la central sindical.
Picnic. En las horas previas al discurso del Pit-Cnt la explanada frente a la Plaza 1° de Mayo parecía un picnic multicolor, con el sol brillando fuerte y un centenar de personas, jóvenes sobre todo, tiradas en el pasto. La oferta gastronómica era variada: además del mate y tortas fritas, había puestos de panchos, chorizos y maníes para completar el menú.
Para sumar al ambiente de picnic, de día de campo, muchas personas se sacaban fotos con el Palacio Legislativo de fondo. Había sindicalistas que parecían turistas.
Mientras esto se vivía en un sector del edificio, en otro, sobre la puerta de ingreso a Diputados, había una larga fila de personas haciendo cola para entrar a las barras y presenciar el debate en directo.
Mensaje al "Villano". Poco antes de las cinco de la tarde, los altoparlantes cortaron con la transmisión desde la sesión de Diputados para dar espacio al discurso de la central sindical. El coordinador Fernando Pereira fue el encargado de hablar.
Reivindicó en todo momento la "lucha" del movimiento sindical por los derechos humanos y recordó que pese a las críticas, "siempre dejamos la página abierta". "Menos mal que lo hicimos", repetía.
"Vamos a construir una sociedad sin impunidad", exhortó Pereira. "Ojalá hoy se vote esta ley, pero si no se votara, acá va a estar el movimiento sindical diciendo presente", finalizó.
Durante el discurso del coordinador se cortó dos veces el audio del micrófono y Pereira quedó hablando a los gritos para que se le escuchara.
El otro coordinador del Pit, Juan Castillo, aprovechó el desperfecto técnico para pegarle un palo por elevación al "villano" del día: el diputado oficialista Víctor Semproni.
"El cable te lo mandó cortar Semproni", le dijo a Pereira.
Castillo no fue el único que ayer se acordó del diputado más importante de la jornada. En muchos carteles se encargaron de hacerle sentir el rigor. "Dice mi padre que un solo traidor puede más que mil valientes", decía un solitario pasacalles en el medio de Avenida de las Leyes.
Una veterana mujer sostuvo durante buena parte de la jornada un cartón con un mensaje directo al legislador. "Semproni: en el 79 ¿qué hacías mientras torturaban en (el cuartel) La Paloma:  ¿colaborabas?".
Y más allá de estos mensajes escritos previamente, en cada pequeño grupo de charla de militantes que se armaba nadie olvidaba a Semproni. "Ahora la estrella de este país, el salvador de la patria, es Semproni. Muy fuerte", comentó uno de ellos
El frío, el fútbol y la noche en contra

Con el paso de las horas, la efervescencia del público y el número de asistentes a la convocatoria del Pit-Cnt y el Frente Amplio en apoyo a la anulación de la ley de Caducidad, fue mermando notoriamente.

El frío que fue ganando la noche, lo extenso de la jornada en el Parlamento (donde había anotados 56 diputados para hacer uso de la palabra) y hasta la definición del pasaje de Peñarol a la semifinal de la Copa Libertadores, dieron pie a la inexorable partida de los militantes hacia sus hogares.
Sobre las 22 horas, unos 50 manifestantes -jóvenes en su mayoría- aún desafiaban la baja temperatura, mientras esperaban las últimas novedades desde la Cámara de Representantes. La escena contrastó con las postales de las primeras horas de la tarde, donde las escalinatas del Parlamento estaban repletas de público.
A la noche, los militantes con sus banderas a cuestas y desperdigados en pequeños grupos, se contentaban con seguir lo que pasaba puertas adentro del Palacio Legislativo a través de la radio; otros aprovecharon la cercanía de los móviles de los canales de televisión para ver la transmisión en directo.
Mientras, dos vendedores ambulantes esperaban estoicos la llegada de algún cliente.

La calma de la noche se intensificó sobre las 20 horas, cuando comenzó el partido de Peñarol.
Algunos manifestantes, entre ellos un reconocido dirigente sindical, se habían ido a un bar cercano al Palacio Legislativo para poder ver el partido.
La espera de los militantes que transcurría en voz baja se vio interrumpida abruptamente. Sobre las diez de la noche, Peñarol hizo un gol que algunos de los jóvenes manifestantes celebraron a los gritos. Unos pocos policías apostados en las puertas del Palacio observaron la escena sin inmutarse.
Con el final del juego, el grupo de militantes había vuelto a disgregarse; la sesión aún estaba lejos de terminar.
Mientras, dos vendedores ambulantes esperaban estoicos la llegada de algún cliente.
La calma de la noche se intensificó sobre las 20 horas, cuando comenzó el partido de Peñarol.
Algunos manifestantes, entre ellos un reconocido dirigente sindical, se habían ido a un bar cercano al Palacio Legislativo para poder ver el partido.
La espera de los militantes que transcurría en voz baja se vio interrumpida abruptamente. Sobre las diez de la noche, Peñarol hizo un gol que algunos de los jóvenes manifestantes celebraron a los gritos. Unos pocos policías apostados en las puertas del Palacio observaron la escena sin inmutarse.
Con el final del juego, el grupo de militantes había vuelto a disgregarse; la sesión aún estaba lejos de terminar.
El País Digital





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