viernes, 26 de agosto de 2011

PC de la Argentina, Los EEUU y la OTAN están consumando una feroz agresión contra Libia, que merece nuestro más profundo repudio y el de todos los pueblos del mundo

Tras un continuo e ilegal bombardeo de cinco meses, incluso contra población civil e instalaciones fabriles, educacionales y asistenciales, ingresan a Trípoli bandas armadas terroristas, dirigidas por agentes comandos de la alianza atlántica e integradas por mercenarios y traidores a su país, que han dejado a su paso miles de cadáveres y cometido toda clase de crímenes contra el pueblo.

Esta brutal intervención, cínicamente presentada como “humanitaria”, traspasa con creces toda norma de derecho internacional y es la expresión cruda de un capitalismo global que, para solventar la crisis que lo carcome, no vacila en aplicar la salvaje ley del más fuerte para adueñarse de los recursos energéticos que necesita, para asaltar literalmente las arcas de un país soberano y para hacerse del control de un territorio que resulta estratégico a la hora de controlar los procesos de lucha que han emprendido otros pueblos norafricanos como los de Egipto y Túnez.
Han desatado también acciones desestabilizadoras en la República Árabe Siria.
Por ello es que, ebrios de sangre, celebran estas acciones las petroleras que ya se disputan el reparto de los pozos como animales hambrientos; la banca internacional para la cual esta agresión es parte de las políticas de salvataje de Obama y el Tea Party y las monarquías, emiratos, jequiatos y otros regímenes antipopulares de la región que comienzan a ver amenazados su dominio secular. La borrachera abarca al Pentágono yanqui, que ha puesto en marcha el AFRICOM (Comando para Africa), que monitorea todas estas acciones mientras prepara nuevos zarpazos.

Los problemas internos de un país deben resolverlos sus propios ciudadanos y no hay fuerza en el mundo por poderosa que se considere, que pueda arrogarse el derecho de constituirse en tribunal y gendarmería internacional. Permitirlo sería renunciar a toda forma de convivencia internacional y abrir las puertas a un mundo de caos, violencia, y terror plagado de guerras, hambrunas, migraciones forzadas, epidemias y toda clase de desastres contra la humanidad y la naturaleza.
Permitirlo sería exponerse a que toda región o país cuyos recursos o ubicación geográfica interesen a la voracidad imperial esté sujeto al injerencismo, al intervencionismo, a la agresión militar y al sometimiento. Y ante esos peligros ni América Latina ni Argentina pueden dejar sus brazos cruzados.
Es justo y plausible precaverse ante los embates de la parte económico-financiera de la crisis capitalista como hace hoy UNASUR. Bien vale también hacerlo ante los riesgos ciertos de agresiones militares, que bien conocemos los latinoamericanos en muchos de nuestros países y particularmente los argentinos en las Islas Malvinas, donde hoy son robados el petróleo de nuestra plataforma continental y los recursos ictícolas.
Consideramos que Argentina, como país soberano, en el marco de la unidad regional, debe repudiar la agresión e intromisión brutal de los EEUU y la OTAN contra Libia y no aceptar ni reconocer a ningún ente surgido cono consecuencia de esos actos contrarios a todo derecho.
Hacemos un llamado a repudiar estos actos de terrorismo internacional a todas las fuerzas patrióticas y antiimperialistas de Argentina y de Nuestra América.
Comité Central del Partido Comunista
Buenos Aires, 25 de agosto de 2011

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