martes, 25 de octubre de 2011

MASACRE EN CHINA: MATARON A 100 MILLONES DE NIÑAS HASTA 1990

Rino Cammilleri/il giornale.it- Traducción por José Arturo Quarracino


En otro informe ya hemos mostrado que el modelo chino de crecimiento económico se basa y funda en la masacre y genocidio de los niños por nacer.
En rigor de verdad, este tipo de crecimiento hiper-capitalista está motorizado por las multinacionales angloamericanas y europeas y tiene como condición sine qua non la implementación del control de la natalidad. Es el modelo de crecimiento diseñado por el poder financiero internacional (dueño de las finanzas mundiales y de las grandes empresas productivas y de servicios), cuyo rostro visible y operador político por excelencia es el clan Rockefeller: crecimiento económico sustentado en el genocidio (¿o humanicidio?) de millones de seres humanos, inocentes e indefensos. En tal sentido, resulta indignante comprobar que este modelo de crecimiento sustentado en el genocidio fue pactado por el supuesto líder marxista y "revolucionario" chino Mao Tse Tung con David Rockefeller, a mediados de 1973. En el informe que presentamos a continuación, se muestra una de las caras más horrendas de este hipercapitalismo-genocida: el genocidio-masacre de millones de niñas en el vientre materno.
Desde China, hasta la India y Corea son abortadas, asesinadas en una cuna o abandonadas. Son consideradas una carga, porque hay que encontrarles un marido y proporcionarles una dote

Son cien millones de mujeres desaparecidas. Así lo denuncia una investigación del diario inglés The Economist (retransmitida el 15 de marzo de 2010 por la agencia Zenit). El título de la investigación británica, traducido, resuena así: "La guerra contra las niñas; genericidio; muertas, abortadas o abanonadas, han desaparecido por lo menos cien millones de niñas. Y el número va en aumento". La razón es obvia. Si Occidente abraza a sus mujeres, crea los ministerios competentes para que tengan igualdad de oportunidades y les reserva su “cuota rosa” en los puestos de mando o en los tradicionalmente masculinos como las fuerzas armadas y el boxeo, en el resto del mundo el nacimiento de una hembra es un drama.
Para los pobres, las hijas mujeres son una carga, porque hay que encontrarles marido y proporcionarles una dote. Así era en el mundo pre-cristiano y así es en el mundo que se mantenido fuera del área cristiana. En la India, por ejemplo, en las zonas más atrasadas ​​aún hoy en día muchas mujeres son asesinadas porque se considera que su dote es insuficiente. En China, es el Estado comunista el que provoca la hecatombe. La obligatoria política del hijo único, para contener el crecimiento demográfico, hace que los padres quieran que ese hijo sea varón. Esto, tanto por la vieja costumbre (también era costumbre entre nosotros augurar “salud e hijos varones”) como por una razón más concreta: es un seguro para la vejez en los lugares donde prácticamente no existe el bienestar.

Anteriormente, para obviar el no-deseado nacimiento femenino, se recurría a métodos brutales. Hoy está la ecografía, que está al alcance de todos, y se recurre al aborto. The Economist calcula que en China y en el norte de la India los nacimientos masculinos superan a los de las mujeres en por lo menos el 20 %. Los que han estudiado demografía en la Universidad saben que, al dejar que lo haga, la naturaleza produce más varones que hembras en los nacimientos; pero los varones tienen una mortalidad mayor y las dos curvas se emparejan sólo en la edad fértil, para luego divergir en las subsiguientes, hasta hacer que las mujeres superen a los varones. Si se interviene, por así decir, en forma artificial en los equilibrios de la naturaleza, ello provoca los derrumbes a los que estamos asistiendo. China, por ejemplo, llama “ramas desnudas” a sus varones solteros (los que no pueden encontrar esposa porque las mujeres necesarias no han nacido), cuyo número es igual al de todos los varones estadounidenses en edad fértil. Esto provoca tráfico de mujeres, violencias sexuales y suicidios.
¿Cuántas son las mujeres que “faltan”? El famoso economista indio Amartya Sen calculaba en 1990 cerca de cien millones. Pero seguramente hoy en día son muchas más, aunque las estadísticas de los países incriminados nunca han sido suficientemente fiables. En resumen, hay un desequilibrio antinatural entre varones y mujeres, que en el mundo globalizado no puede sino tener consecuencias preocupantes. De todos modos, el problema es cultural más que económico. En efecto, se lo encuentra en países de ninguna manera “pobres” como Taiwán y Singapur, así como en naciones ex comunistas de los Balcanes y del Cáucaso. El gobierno indio ha tratado de contener el fenómeno, prohibiendo por ley la ecografía, pero parece que la prohibición ha tenido escasa eficacia. Mejor le ha ido a Corea del Sur, que está llegando a la normalidad (aunque hay que decir que el país cuenta con una población mayoritariamente cristiana). El verdadero problema está en China, donde el Partido no tiene ninguna intención de cambiar la política demográfica, en la cara de Mao, para quien las mujeres sostenían “la mitad del cielo”.
La selección sexual hace que en algunas provincias chinas los varones superen a las mujeres hasta en un 30%, compensadas por las mujeres norcoreanas, no raras veces vendidas a campesinos chinos. Montanelli tenía razón cuando dijo que para el Tercer Mundo no sirven tanto las ayudas como los misioneros. Cristianos, por supuesto, porque sólo con el cristianismo, el hombre ha dejado de considerar a la mujer como un ser “inferior”. Pero díganselo a Hu Jintao o a los fundamentalistas hindúes."
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