viernes, 14 de octubre de 2011

OccupyWall Street: el 15M cruza el charco - PROTESTAS CONTRA LOS MERCADOS


Foto: Ester Jové Soligue

El movimiento Occupy Wall Street se afianza en Nueva York y comienza a extenderse por Estados Unidos ante un creciente interés público.

Ástor Díaz Simón (Madrid)Viernes 14 de octubre de 2011- Diagonal
El proceso comenzó en el anonimato. En pleno verano, difundido entre las redes telemáticas de la izquierda militante, con un llamamiento escueto para ocupar el distrito financiero de Nueva York. La idea original no proponía fecha, lugar o estrategia, y surgió de la lista de correo de Adbusters, una pequeña revista anticonsumo de ámbito local radicada en Canadá. El primer comunicado proponía un “cambio en las tácticas revolucionarias”, a partir de una “fusión de plaza Tahrir y las acampadas españolas”,para enfrentarse “al gran corruptor de la democracia: Wall Street”.

Los contactos iniciales para definir lo que hoy es OcuppyWall Street se articularon a través de las redes sociales y tuvieron lugar en Bowling Green Park durante todo el mes de agosto. Este foro lo integraron grupos de estudiantes, activistas y anarquistas del área de Nueva York, reunidos en gran medida alrededor del intenso debate público generado por la crisis de la deuda de los EE UU y los recortes al gasto público implementados por la administración Obama a finales del verano.

El 17 de septiembre tuvo lugar la primera acción coordinada por OcuppyWall Street, una marcha de aproximadamente mil personas por el distrito financiero de Nueva York.
Durante esta convocatoria se estableció un campamento permanente en Zuccotti Park, que hoy funciona como sede de la Asamblea general y de los distintos grupos y comisiones que gestionan este movimiento.
Expansión del movimiento
Sin que haya pasado un mes desde aquella acción, el fenómeno crece con rapidez. Tras 15 días de acciones diarias con mínima participación, el día 5 salieron a las calles de Manhattan 15.000 personas, en una marcha pacífica entre Foley Square y Zucotti Park, lugar que ahora se conoce como Liberty Square.
Cada semana se confirma la adhesión de un número creciente de centrales sindicales y grupos activistas.
La presión policial ha disminuido notablemente y el mensaje de Ocuppy Wall Street se escucha con frecuencia en personajes públicos dispares, desde Barack Obama o Ben Bernanke hasta Noam Chomsky o Joseph Stiglitz. Su composición sociocultural se diversifica con rapidez, y crece el número de acampadas Occupy por todo EE UU (200 al cierre de esta edición).
.El 17 de septiembre tuvo lugar la primera acción coordinada, una marcha de mil personas por Wall Street

Vicente Rubio, profesor aragonés afincado en Nueva York, apunta que este fenómeno de expansión ha sido determinado con fuerza por la “cobertura mediática que, en líneas generales, ha estado marcada por una especial atención a la actuación de la policía”, a raíz de episodios de represión como la detención de 700 activistas durante una marcha por el puente de Brooklyn. Rubio añade que “en algunos casos, dicha atención puede responder, al mismo tiempo que a un honesto ejercicio de denuncia, a un intento por encuadrar Ocuppy Wall Street en un esquema de protesta convencional, ligado a imágenes violentas de gran efecto sensacionalista, que entorpecen y dificultan el debate en torno a las críticas a la situación económica y política que este movimiento pretende poner encima de la mesa”.

Similitudes con el 15M
A primera vista, surgen muchos factores que relacionan Ocuppy Wall Street con el movimiento 15M.El hecho de tomar una plaza es uno de ellos. “Construir en un lugar al que el poder deba dirigirse, en vez de tratar de perseguirlo en cumbres e instituciones”, como señala Vicente Rubio. La recuperación de espacios de carácter público, "algo insólito o perdido en Nueva York”, es uno de los aspectos que están empujando a los neoyorquinos “a acercarse a Liberty Square para participar en las asambleas y diferentes actividades”.

Bennett Baumer, trabajador social y participante del movimiento, señala otro punto en común cuando comenta que “se nos acusa con frecuencia de no tener exigencias. Pero mi opinión es que una lista concreta de demandas es menos importante que el papel que desempeñamos como una inspiración para otros”. Esto enlaza con otra semejanza aparente, expresada también por Rubio: “la voluntad de mantener la máxima apertura ideológica posible, aun a costa de una indefinición a la que se es especialmente hostil en EEUU”.
.Tomando la plaza, construyendo la plaza

En Liberty Square, como en Plaça Catalunya o en la Puerta del Sol, ha ido surgiendo toda una infraestructura destinada a atender las necesidades de este nuevo espacio de acción política. “Hay una cocina. Una biblioteca. Hay un consultorio médico. Grupos como el National Lawyers Guild (sindicato de abogados) ofrecen servicios legales. The Indypendent Newspaper ayudó en la creación del Occupy Wall Street Journal”, nos informa el trabajador social Bennett Baumer.

La asamblea general tiene una periodicidad diaria, está abierta a cualquiera e incluye un número creciente de comisiones y grupos de trabajo. Se utilizan las herramientas de facilitación y códigos gestuales que ya son un clásico en los procesos asamblearios de todo el mundo.
En palabras de Vicente Rubio, “el propio espacio físico de la plaza va dando prueba de un mejor funcionamiento, en el establecimiento de horarios, reparto de funciones, creación de grupos de trabajo, otros que se transforman, otros que dejan de funcionar si no cumplen una función. Se han empezado a programar charlas con académicos todos los días a las 18 de la tarde, en las que ya han participado Naomi Klein, Rick Wolff, Barbara Ehrenreich o Slavoj Zizek”.






Las demandas generales del movimiento también resuenan a este lado del Atlántico: “Acabar con el gobierno de las finanzas, subida de impuestos a las clases altas, protección de coberturas sociales y laborales, como primeros pasos para cambiar un país en el que el 1% posee el 40% de la riqueza, en el que 46 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza y 50 millones carecen de seguro médico”.

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