martes, 12 de enero de 2010

Otra Mirada, Otra Democracia:

ha llegado la hora para conectar nuestros deseos con la realidad, entretejiendo nuestras rabias en la acción
-.-.-.-Gustavo Esteva

11 / enero

En el futuro debemos acabar con el uso del poder y la autoridad coercitivos, es decir, la condición en que se usa la posición jerárquica para imponer una acción. Si una frase pudiera resumir la naturaleza de la nueva sería: el fin del privilegio y la licencia..."

[...] Sí, es cierto, estamos muy enojados, llenos de rabia. Pero no hay tiempo para llanto, furia destructiva o menos aún desesperación. Se nos ha invitado a un festival, para celebrar con espíritu de fiesta nuestra nueva esperanza, “esa rebeldía que rechaza el conformismo y la derrota”, una esperanza que también se llama dignidad, “esa patria sin nacionalidad, ese arcoiris que es también puente, ese murmullo del corazón sin importar la sangre que lo vive, esa rebelde irreverencia que burla fronteras, aduanas y guerras” (EZLN 1997, 126).[...]

[...] Hace un tiempo, me parecía que una imagen recogía bien lo que estaba pasando. El gran barco en que viaja la humanidad entera atraviesa por una agresiva tormenta. En el cuarto de máquinas se han reunido todos los dirigentes: políticos, científicos, financieros, intelectuales, activistas... Disputan intensamente entre sí sobre las decisiones a tomar y tan ocupados están en el debate que no se dan cuenta de que el barco ha comenzado a hundirse. Arriba, en cubierta, adonde la gente puede verlo, también hay disputa. No aparece el timón; quienes creen que todavía existe luchan entre sí para apoderarse de él. Otros lo andan buscando, convencidos de que ha de andar por ahí. Algunos, desesperados, se lanzan al agua y empiezan a ahogarse. Los más, en pequeños grupos, en comunidades, ocupan o fabrican botes y balsas y se lanzan a navegar. Poco después descubren que se encuentran en medio de un archipiélago y a sus playas se dirigen, para convertir cada isla en barco que les permita ir a encontrar a otros. No me funciona ya está imagen. Refleja bien lo que está ocurriendo, pero no lo que hace falta hacer. Es cierto que ya no hay capitán ni timón y que el barco se hunde. Es cierto que algunos, empecinados en su individualismo, se lanzan a aventuras insensatas en que se ahogan. Y es cierto que muchos grupos están inventando mundos autónomos, en sus propios espacios locales, que ahí se dedican a crear relaciones sociales más allá del capital y en abierta resistencia al sistema político dominante y que se entrelazan cada vez más en amplias coaliciones con otros como ellos.

Pero el horno no está para bollos. Esas iniciativas en pequeña escala son claro anticipo de la sociedad por venir, pero tienen que realizarse a contrapelo de un sistema agresivo y hostil que los acosa continuamente y les causa grave desgaste. John Berger señaló, no hace mucho, que si se viera forzado a usar una sola palabra para describir la situación actual recurriría a la imagen de la prisión. En eso estamos. Aprisionados. Bajo esas condiciones, no podemos esperar que el florecimiento autónomo de iniciativas aisladas baste para gestar nuestra emancipación e impedir el desastre que se prepara desde arriba. La capacidad de destrucción y opresión de que aún disponen los poderes constituidos sigue siendo muy grande.

Ha llegado la hora. Es cierto que pelear es abominable, pero no debe causar tristeza entregarnos a la militancia que hoy se requiere. Al conectar nuestros deseos con la realidad, entretejiendo nuestras rabias en la acción, en vez de retirarlas a las formas de la representación teórica o política, les daremos cabal fuerza revolucionaria (Foucault 1983, xiii). De eso se trata hoy. Me gustaría pensar que ese es el tema común de nuestro festival.

San Pablo Etla, enero de 2009

Fuente:Europazapatista



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