En estos días nuevamente se ha conocido que Es
tados Unidos ha tomado el control en Haití, y ha
desembarcado miles de efectivos militares en Haití,
las noticias más espantosas se han conocido en materia
de desolación, muerte, y caos. La solidaridad internacional
ha estado presente, a pesar que nada parece ser suficiente
ante la magnitud del desastre. Un ataúd cuesta
más de 160 dólares, en estos días.
En el día de ayer el ejército norteamericano, tiró alimentos
desde la aviación militar alimentos ante una verdadera
nube de hambrientos en un espectáculo dantesco.
También un nuevo sismo se produjo ayer en territorio
haitiano.
En forma sistemática además se han producido terremotos
en todo el continente americano, lo que está provocando
una legítima alarma en la región y también en
referentes de otros países que siguen no sólo este tipo de
fenómenos sino que además los estudian y buscan de
alguna manera dominar sus efectos negativos sobre la
población mundial.
Luego de este desastre natural, hoy ya puesto en duda
por algunas fuentes políticas y militares internacionales,
hay algo que queda claro en estos días en la vida de
Haití. Estados Unidos se ha apropiado de éste país, clave
reforzando la presencia militar, en medio del caos social
y la ausencia de estado y de gobierno.
En momentos que con el gobierno de Barak Obama
se ha reforzado la presencia militar norteamericana en la
región, ello se hace evidente en la instalación de siete
bases militares de este país en Colombia, con el consentimiento
de Uribe, y ahora lo que de alguna manera ya
estaba instalado se profundiza en el Caribe, la apropiación
de Haití por el gobierno de Washington, a partir del
terremoto, es lo que está encubriendo la invasión descarada
de un país en una zona clave del mundo donde desde
hace mucho tiempo ha sido considerada su patio trasero.
En términos estratégicos, la presencia militar de Estados
Unidos en Haití, no tiene una justificación en la situación
haitiana, la tiene sí se observa detenidamente lo
que sucede en la región.
La respuesta militar no puede explicarse si no se tiene
en cuenta el espíritu imperial de Washington y la búsqueda
de revancha contra Cuba, la Republica Bolivariana de
Venezuela, las FARC en Colombia, y los avances democrático
revolucionarios en América.
Por ello es que no solo es irracional mandar tropas
militares para Haití ya que nada solucionan sino que en
ultima instancia dan un buen paragüa a la flota de portaviones,
barcos y submarinos norteamericanos, que se
despliegan en la región.
Hay que recordar que no hay un solo país de la región
que no haya sido invadido por Estados Unidos a lo largo
de su historia hasta nuestros días, sin embargo ellos son
argumentos que parecen no tenerse en cuenta por los
analistas y medios de los círculos oficiales y privados.
La tragedia de Haití es parte de una nueva vuelta de
tuerca del control militar del Caribe y otras áreas por
parte del complejo militar más poderoso del mundo.
Haití necesita solidaridad y no asistencia militar como
hasta el momento, ni tampoco beneficencia. Así no se
contribuye a reconstruir un país, en todo caso sí a lo que
contribuyen las grandes potencias es a mantenerlo en el
atraso y la miseria.
Ayer los noticieros mostraban como un crucero de
lujo norteamericano llegaba a Haití a una zona privada
rodeada con muros y aislada de los acontecimientos
macabros, que se viven en la isla del Caribe. Sin embargo
el paraíso para la burguesía y sus apacibles negocios
es parte de la otra cara de la tragedia.
Aquí también el gobierno uruguayo seguirán mandando
fuerzas militares uruguayas a Haití, y también gracias
al gobierno progresista aumentan la llegada de navíos de
lujo a Montevideo y Punta del Este, mientras crece la
violencia social en los barrios pobres.
Las diferencias y las semejanzas están todas en el capitalismo
y en los gobiernos que los sostienen.
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