lunes, 3 de octubre de 2011

¿Dónde se me ha escondido el Sol?

Ya casi no se le canta al Sol en Cuba... en cambio, pululan los Pequeños Gigantes.

Por Yankiel Sarduy (Universidad Central de Las Villas)

Casi al comenzar el verano oí hablar a más de una persona sobre los Pequeños Gigantes. Inicialmente no le hice mucho caso, pero tras comprobar que dicho programa era seguido tanto por niños, jóvenes y adultos de una forma alarmante, me dediqué a buscarlo y verlo.
Con tan solo el primer capítulo me dominó la nostalgia, sencillamente porque me hizo reflexionar sobre la necesidad que tienen los niños de nuestro país de un proyecto similar a ese.

Y digo proyecto porque sería iluso pensar en un programa parecido en cuanto a la producción e intereses. Y es que a pesar de estar viciado por el sensacionalismo excesivo, inherente a los show de Univisión, en este caso; rescata una serie de valores musicales en los niños y promueve el intelecto y la gracia de los mismos.
Sucedía de forma similar con el prácticamente extinguido concurso de composición e interpretación cubano Cantándole al Sol, una competencia que anualmente reunía a los mejores exponentes de la música infantil de nuestro país.
Según conozco la génesis de estos festivales se remonta a la década de los ochenta. No obstante, nací durante el Periodo Especial y a pesar de las dificultades que tenía nuestro país, dicho concurso sobrevivió.
Me cuentan personas bien allegadas a la competencia por aquellos tiempos que las audiciones comenzaban en el municipio y era toda una fiesta que los niños agradecían con creces. Del mismo modo sucedía con la provincial donde se definían los participantes en la última etapa. Entonces las cámaras y señales de la televisión se volcaban sobre el concurso en el que intervenían asiduamente La Colmenita, la cantautora cubana Liuba María Hevia y algún infante del extranjero, entre otros.
Los regalos eran modestos, pero tremendos para cualquier niño. Y aunque no estaban a la altura de los IPad o atractivos viajes al Parque Disney al estilo Pequeños Gigantes, constituían estímulos sumamente importantes.
Pero en nuestros días casi no se le canta al sol. Aunque se mantiene el concurso, no tiene la promoción y el nivel de convocatoria de diez años atrás. Solo la televisión divulga esporádicos videos y al son de programas como Sopa de Palabras, Alánimo, etc.
Sencillamente, creo que es un espacio digno de recuperar con los niños. A fin de cuentas, últimamente está de moda criticar el gusto y la preferencia de los más pequeños porque prefieren el reguetón. Sin embargo, se fomenta poco el gusto y los espacios de promoción musical infantil. Creo que se puede, y con un mínimo de recursos. Talento existe en los más pequeños de casa, así como las ganas de hacer. Creo que ese es una de las mejores vías para propiciar un mayor disfrute de la niñez que añora cantarle más al sol.

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