lunes, 17 de octubre de 2011

En Estados Unidos existe asimismo una crisis espiritual: Sigamos con las ocupaciones

La viñeta de Kalvellido

-Fundación Interreligiosa para la Organización Comunitaria-IFCO: Rescatando la espiritualidad subversiva del pueblo
Por Padre Luis Barrios
Las demostraciones contra la jactancia, el pillaje, la tragonería y la idolatría al dios dinero por parte de la gente que administran a Wall Street (la bolsa de valores) aquí en la ciudad de Nueva York, comenzaron el pasado 17 de septiembre de 2001, en el Parque Liberty.  Las mismas me traen a la memoria una pasaje de la Biblia en donde el Apóstol Pablo amonesta a su discípulo Timoteo diciéndole: Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero…(1 Timoteo 6:10). Al leer la misma no me queda la menor duda cuando digo que el capitalismo no está en crisis; el capitalismo es una de las crisis que estamos enfrentando la humanidad en este momento, por lo tanto hay que erradicarlo
Las demandas
Ahora bien, es bueno notar cuando uno participa en las demostraciones de ocupación en Wall Street la variedad de quejas y demandas que se están presentando. La primera es que quienes estamos en la calle nos hemos identificado con el nombre de que somos el 99% y quienes controlan las riquezas son solo el 1%. Y además le recordamos a los/as policías que ellos/as son parte del 99%, por lo tanto que se dejen de estar hostigando y macaneando al pueblo, recibiendo órdenes inmorales del 1%.  
Este movimiento por un lado nos presenta un lamento de indignidad del pueblo el cual se ha convertido en un clamor colectivo de muchas voces indignadas. Pero por otro lado, ha pasado a ser un movimiento de resistencia colectiva contra quienes producen la indignidad.   Véalo de esta manera. Curiosamente, Estados Unidos es uno de los países más rico del mundo, sin embargo, en un informe preparado por el gobierno (ERR-125, U.S. Dept. of Agriculture; Coleman-Jensen 2011) se declara que en el año 2010, unos 17.2 millones de hogares, entiéndase el 14.5% de los hogares, carecieron de alimentos. El informe además nos dice que 39.8 millones de personas viven en la pobreza. ¿Por qué esta hambruna y esta pobreza? Porque el sistema socio-económico que tenemos –capitalismo corporativo- donde el 1% de la población controla el 40% de las riquezas, solo funciona para la gente rica.  
Aquí en la ciudad de Nueva York una de las demandas que estamos presentando es que se les aumenten el pago de impuestos a las personas ricas. Hay que retomar lo que se conoce como el millionaire’s tax o sea, (los impuesto de la gente rica). Ahora bien, por un lado en el estado de Nueva York, el gobernador Andrew Cuomo, se opuso a que les aumentaran los impuestos a las personas ricas. Ahora en la ciudad de Nueva York, el alcalde Mike Bloomberg, como uno de esos millonarios, no está de acuerdo.
No es un secreto que este tipo de impuesto produciría unos $4 billones de dólares anualmente. Mientras tanto las medidas de la gente rica para lidiar con las demandas del presupuesto es que se siga estrangulando al pueblo con medidas neoliberales de privatización de los servicios sociales, como por ejemplo los servicios médicos y educativos.   Lo interesante de todo esto es que todas las demandas del pueblo, del 99%, se pueden ubicar dentro de un propósito general: democracia participativa. Nos referimos a democracia participativa en lo económico, social, género, político, generacional,  sexual, religioso, racial, étnico, cultural, judicial, etc. Es por esto que estamos gritando a toda voz: ¡que entren to coño!  Este pueblo indignado ha traído una serie de agendas diversas sobre el tapete que le ha ocasionado un tremendo dolor de cabeza a la clase dominante de este país y a su clase gobernante.  Esto me encanta, es lo que Pablo Freire nos sigue diciendo cuando muy sutil nos dice: hay que problematizar.
-El neoliberalismo cristiano estadounidense
Ahora bien, permítanme aclarar un poco este asunto del neoliberalismo que estamos viviendo aquí en Estados Unidos porque el mismo ha tomado un matiz de deformar los principios básicos del cristianismo al rediseñar una explicación mística para la pobreza.
¿Qué es entonces pobreza para este neoliberalismo-cristiano? Es un estado natural que surge como consecuencia de que una persona no realizó lo suficientemente el trabajo individual a través del esfuerzo y trabajo arduo. Que quede claro, este esfuerzo individual para explicar el progreso se mercadea de esta manera con el propósito de por un lado poder lidiar con las actitudes temerosas y suspicaces que el pueblo pueda producir. Y por otro lado, cuando el pueblo llega a un extremo que no aguanta más, desviar la atención de la búsqueda de las explicaciones de los problemas en los fenómenos estructurales socio-políticos que están ocurriendo, y trate de encontrar respuestas en su interior, o sea, su vida personal con Dios.
En resumidas cuentas, si algo está mal, la respuesta está dentro de mí.
El otro problema, y en particular me sigo refiriendo a la realidad del neoliberalismo-cristiano en Estados Unidos, lo sigue siendo el solo definir pobreza basándose en aspectos económicos, cuando debería asimismo de incluir el analfabetismo funcional que sufrimos, la incapacidad de no tener poder participativo en el gobierno, la carencia de poder popular para monitorear o cambiar gobiernos corruptos y la desorganización en nuestro activismo comunitario que nos impide tener la capacidad para movilizar al pueblo hacia su liberación. De aquí la necesidad de reconocer que no solo tenemos una crisis económica; tenemos asimismo una crisis política, moral, espiritual y social.
Ahora bien, me parece necesario aclarar que el aspecto cristiano del neoliberalismo estadounidense es una abominación teológica que contradice seriamente los fundamentos del verdadero Cristianismo en donde desde un principio esa Iglesia-Pueblo se caracterizó por la vivencia en unidad, el tener todo en común y la repartición de los bienes de acuerdo a la necesidades (Hechos 2:44-45). Es por esto que nunca he tenido dudas al declarar que todo proyecto verdadero en donde está nuestra Diosa envuelta tiene que por obligación ser anticapitalista. De lo contrario es pura teología camaleonista que busca la fiebre en la sábana. Y por supuesto, asimismo estamos gritando en Wall Street: este movimiento también tiene que ser anticapitalista.
Por un lado estamos diciendo a toda voz que de la misma manera que existe una crisis política, económica, y social en Estados Unidos, asimismo existe una crisis espiritual, porque hay en este momento en el país una especie de bancarrota moral. De aquí la necesidad de igualmente de crear también militantes espirituales y me preocupa porque de este tipo de militancia se habla poco o nada. 
Esa militancia espiritual debe de ser radical y la misma debe de estar caracterizada por una experiencia de empoderamiento solidario que busque por un lado el despertar de la conciencia crítica y de clase, para que podamos entender nuestras realidades sociales, sexuales, género, raciales, étnicas, políticas, económicas, históricas, religiosas y de clase, sin tener que recurrir a respuestas mágicas que nos enajenan de nuestras responsabilidades. O sea, ¡Diosa no creó este desorden, por lo tanto nos corresponde a nosotras/os arreglarlo! 
Por otro lado, también esta militancia de una espiritualidad radical, debe de tener la capacidad de subvertir el desorden que existe actualmente, y nos haga partícipes de un poder que nos lleve a la organización que persigue dejar como resultado la organización socio-política de nuestras comunidades para lograr la transformación de circunstancias opresoras en experiencias de liberación. De aquí el que reconozcamos que esta espiritualidad radical tiene dimensiones sociales y políticas. 
Y por supuesto, otro punto importante de esta militancia espiritual lo es la opción de creer o no creer en Dios y la obligación de trabajar por la justicia en todas sus dimensiones. De aquí el que siga creyendo en la utopía realizable del proyecto de Dios; un socialismo democrático. 
-El movimiento de Ocupación a Wall Street:
Contrario a otros movimientos que llegaron a Wall Street, realizaron demostraciones y se fueron, este nuevo movimiento llegó con la gente joven, realizó una apertura para otras realidades y agendas, y se quedó. Aquí el asunto tan importante de la ocupación. 
Por otro lado es necesario recalcar lo diverso de este movimiento en donde muchas agendas de liberación tienen cabida. A mí me parece que hay, a mi juicio, tres agendas que nosotros/as como comunidad Latinoamericana en general y Puertorriqueña en particular todavía no hemos elaborado apropiadamente. 
Por un lado la agenda latinoamericana de la reforma de inmigración, con la protección de los santuarios y el cese a las deportaciones. En esta agenda Latinoamericana en general igualmente es importante enfatizar la encarcelación masiva a través del Complejo Industrial de Prisiones.
La ola masiva de encarcelamiento de personas Latinas por desgracia ha aumentado un 50% en la administración del presidente Barack Obama.
Por lo tanto se hace necesario el que demandemos el cese de las redadas, las deportaciones y encarcelamientos arbitrarios. 
En Wall Street las agendas democráticas para la construcción de un mundo mejor claman por el cese del racismo, clasismo, sexismo, heterosexismo, etnocentrismo, cristocentrismo y xenofobismo, etc. O sea, la eliminación de toda aquella práctica que viola los derechos humanos y la dignidad del pueblo, vengan de donde vengas.
Ahora bien, hay una opresión que no se menciona mucho y esta es la del colonialismo. En esta última opresión entra nuestra patria Puerto Rico.
En el caso de Puerto Rico, nuestra presencia con una agenda de descolonización e independencia se hace necesaria. Aunque ya se ha comenzado a trabajar en esta dirección, todavía necesitamos hacer visible esta realidad donde demostremos que el colonialismo, como una declaración de guerra, es parte de la antidemocracia política que Estados Unidos practica. Por lo tanto, demandemos la descolonización e independencia para Puerto Rico. 
Conclusión:
Me gustaría concluir esta reflexión con un pensamiento del Rev. Martin Luther King, Jr. que no se menciona mucho aquí en Estados Unidos. El nos dijo –y nos sigue diciendo- que un movimiento que solo tiene la capacidad de sacar a la gente a la calle es una revuelta. Pero por el contrario, un movimiento que tiene la capacidad de cambiar tanto a las personas como a las instituciones es una revolución. No estamos para reformismos ni parches socio-políticos. Esta es una revolución del pueblo, sigamos resistiendo y ocupando. 
En el amor solidario, el sacramento más importante, seguiremos resistiendo y ocupando, recatando la espiritualidad subversiva del pueblo 
Padre Luis Barrios
16 de octubre de 2011

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