Francia se sumó a la ola de huelgas que azota Europa occidental.
Ayer los seis principales sindicatos del país realizaron una jornada de huelgas en protesta por la reforma del sistema jubilatoiro, la nueva prioridad del gobierno de Nicilas Sarkozy. El proyecto recién entrará al Parlamento después del receso del verano que comienz en los próximos días. Sin embargo, el tema provocó malestar entre la mayoría de los franceses, según las encuestas. Para los orgazadores, más de un millón de personas se plegaron a la medida de fuerza; según el gobiero no llegaro a 400 mil. Más allá de las cifras, para los sindicatos fue apenas un precalentamiento. Las manifestaciones masivas y las huelgas totales llegarán en septiembre, cuando empiecen las votaciones en el Parlamento.
La reforma propuesta por el gobierno de Sarkozy tiene dos ejes: subir la edad de jubilación y aumentar el período mínimo de aportes. Actualmente, los franceses pueden jubilarse a los 60 años, un sistema más beneficioso que el español o el alemán, en los que la edad es 65 y ahora se está discutiendo aumentarla a 67. Según argumentó hace poco el primer ministro François Fillon, si el sistema no se reforma, el déficit fiscal seguirá ensanchándose. Las proyecciones oficiales advierten que de continuar como ahora, en el año 2050 al Estado francés le faltarán 100 mil millones de euros para hacer frente con las jubilaciones de sus ciudadanos.
De acuerdo con las últimas encuestas, casi dos tercios de los franceses están dispuesto a manifestarse activamente para mantener la actual edad de jubilación. Lo ven como una victoria social tan apreciada en el país europeo como la semana laboral de 35 horas, otra conquista que el actual gobierno ha ido cercenando.
El proyecto de reforma recién se presentará formalmente en el gabinete de Fillon en julio próximo y para el mes de septiembre ya tendría que estar siendo discutido en el Parlamento, en donde el oficialismo mantiene mayoría en las dos Cámaras. El presidente Sarkozy pronosticó que la reforma del sistema jubilatorio será aprobada antes de fin de año.
Pero aunque todavía la reforma no parece inminente, el malestar ya se siente en las calles. La huelga general de ayer no afectó todos los servicios en todo el país, pero sí se dejó sentir. Las estadísticas aún no están listas, pero hubo cancelaciones de varios vuelos en los dos principales aeropuertos de París, Charles De Gaulle y Orly, y algunas de las estaciones de tren más importantes. También se vieron afectadas escuelas, empresas y oficinas estatales en todo el territorio. En el centro de París, en tanto, 90 mil trabajadores –según los organizadores– se manifestaron en las calles.
El pasado 23 de agosto las centrales sindicales habían reunido más de 800 mil personas en todo el país, bajo el reclamo de más empleo y evitar nuevos ajustes y recortes en el gasto público. Las experiencias de los países vecinos –España, Italia, Grecia y Reino Unido– envalentonaron al gobierno de Sarkozy, que comenzó a anunciar reformas de corte neoliberal.
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