viernes, 28 de mayo de 2010

Los “desaparecidos” de Israel

Por: Nadia Hijab

Al principio me pareció extraño. Israel impuso un manto de mordaza para impedir la cobertura por los medios de comunicación de la detención, el 6 de mayo de 2010, de Ameer Makhoul. un promintente ciudadano palestino de Isarael que dirige ITTijah, una coalición de las 64 organizacioes de la sociedad civil más importantes. Sin embargo, casi al momento la noticia había dado vuelta al mundo, y desde las páginas de Faceboo se comenenzó a pedir por su libertad y convocando una manifestación en Haifa para exigir su liberación.

Entonces, ¿hay tales órdenes mordaza? Resulta que hay. A diferencia del caso Makhoul la noticia obre otros detenidos sigue siendo absolutamente desconocida. Cuando la gente se movilizó para [conseguir la libertad de] Makhoul, comenzaron a aparecer informes acerca de otro ciudadano palestino de Israel, Omar Said, que fue detenido el 25 de abril en su viaje a Jordania.

Said tiene un doctorado y su innovador trabajo en el Antaki Center for Herbal Medicine apareció en Haaretz en 2007. Fuentes jurídicas afirmaron que había también una orden de mordaza contra la cobertura mediática de su caso y que, al igual que Makhoul, no se le ha permitido ver a un abogado.

Además, por supuesto, está el caso famoso de Anat Kamm, el periodista que estuvo bajo arresto domiciliario durante más de tres meses a principios de este año, en secreto, acusado de haber filtrado documentos militares israelíes sobre el asesinato premeditado de palestinos en los territorios ocupados.

¿Cuántos más hay? Es lo que se pregunta Didi Remez, una judía israelí que trabaja por los y que bloguea en Coteret. ¿Cuántos en verdad? Como señala Remez, la relevancia de Makhoul puede llamar la atención sobre un fenómeno mucho más extendido. Al escribir sobre el caso Kamm, The Jerusalem Post informó que la policía israelí pide a los tribunales una orden de silencio [para no informar de estos casos] unas 100 veces al año.

Pese a que Israel levantó el lunes las órdenes de censura sobre los casos de Makhoul y Said, la pregunta de "cuántos más" se plantea ahora con urgencia, teniendo en cuenta la cada vez mayor represión del Estado de Israel a sus ciudadanos, represión que se ha apoyado con entusiasmo por el movimiento de los colonos que ya implacablemente coloniza las tierras palestinas.

La comunidad palestina de Israel se encuentra claramente en riesgo.

Israel ha acusado ahora Makhoul y Said de espiar para Hezbolá (acusaciones similares condujeron al ex miembro de la Knéset y líder de la comunidad [árabe] Azmi Bishara al exilio auto-impuesto para evitar terminar en la cárcel). Aun así la comunidad está decidida a resistir. "No vamos a callar", ha dicho Adalah , el centro jurídico de los derechos de las minorías árabes, a Ynet anunciando una lucha legal contra “la persecución por parte del gobierno israelí contra la población árabe”. Pero judíos defensores de derechos humanos están en riesgo también. Grupos israelíes de derecha han iniciado una campaña de vallas publicitarias contra Adalah en la que incluyen a Naomi Chazan, director gerente del Fondo Nuevo Israel.

Uno de los resultados de la represión puede ser la creciente colaboración entre israelíes árabes y judíos en defensa de los derechos y libertades fundamentales: Adalah y la Asociación para los Derechos Civiles en Israel protestaron conjuntamente a la Corte Suprema contra la orden de silencio sobre Makhoul. Como Moshe Yaroni escribió en Zeek, una revista estadounidense progresista judía, "la erosión de los derechos es una dinámica que amenaza a todos los israelíes", y añadió que "Israel se está moviendo hacia un futuro muy aterrador, un futuro donde la mayoría de los judíos ya no van a ser capaces de apoyar a Israel”.

Aterrador es la palabra que mejor describe el estado de una persona completamente aislada de su mundo, sin posibilidad de recurrir o [de reclamar] derechos. La voz suave, la voluntad de acero de Makhoul ha desempeñado un papel importante en la defensa de los derechos palestinos y la identidad de Israel - de hecho, los grupos miembros de Ittijah se han duplicado en los últimos años. Su dedicación Makhoul le ha llevado ahora a la cárcel. Su mujer, estudiosa del feminismo, Janan Abdu, escribe con valentía en su página de Facebook: "ninguna prisión en el mundo puede absorber toda una nación." Pero la familia debe estar muy preocupada, al igual que otros activistas de la comunidad. ¿Quién será el próximo?

No hay muchos países que afirman ser las democracias y "desaparecen" a sus propios ciudadanos, al tiempo que les niegan el debido proceso. Irónicamente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo, que establece la democracia como una condición para ser miembro, dio la bienvenida a Israel en su seno. De este modo, la OCDE envió una terrible señal de que el poder del Estado prevalece sobre los derechos humanos. Además, al no pedir cuentas a Israel por sus violaciones diarias [de los derechos humanos] en los territorios palestinos ocupados, sus Estados miembros corren el riesgo de convertirse en cómplices de sus crímenes.

Desde su ataque a Gaza en 2008-2009, Israel ha puesto en marcha una importante campaña de relaciones públicas para hacer frente a la indignación popular y el creciente movimiento por el boicot, la desinversión y las sanciones y el movimiento, que le insta a respetar el derecho internacional. Se acusa a sus críticos de antisemitismo, incluso a los judíos que trabajan por la igualdad y la justicia y que están en crecimiento. ¿No sería más fácil admitir que tal vez, sólo tal vez, Israel está haciendo algo mal? ¿Y que hasta que respete la igualdad, la justicia y la libertad en casa y en el extranjero, no garantizará la legitimidad que anhela?

Nadia Hijab es analista independiente y directiva del Instituto de Estudios Palesinos.

*Relacionado:
. ¿Israel hacia un Estado policial?
http://www.laclase.info/internacionales/israel-hacia-un-estado-policial

Mel Frykberg (IPS)
El ex técnico nuclear israelí Mordechai Vanunu, quien pasó 18 años en la cárcel por haber divulgado el arsenal atómico de su país, fue sentenciado a otros tres meses de prisión tras supuestamente haberse negado a realizar servicios comunitarios en Jerusalén occidental.

Vanunu, otrora empleado de la instalación nuclear secreta israelí de Dimona, en el meridional desierto de Néguev, cobró notoriedad tras revelar información sobre esa central a la prensa internacional.

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