jueves, 30 de junio de 2011

La Patagonia rebelde (película completa)x

La Patagonia rebelde o la Patagonia trágica es el nombre que recibió la lucha protagonizada por los trabajadores anarcosindicalistas en rebelión de la provincia de Santa Cruz, en la patagonia argentina, entre 1920 y 1921. Comenzó como una huelga que luego fue salvajemente reprimida por el ejército por orden del presidente Yrigoyen. A su término, 1.500 obreros habían sido fusilados.


La Federación Obrera Regional Argentina había organizado en Río Gallegos, Provincia de Santa Cruz, la Sociedad Obrera de Río Gallegos dirigida por el anarquista español, Antonio Soto, conocido como “el gallego” Soto. Santa Cruz era un centro de producción de lana con destino a la exportación, con grandes latifundios y frigoríficos ingleses. La baja demanda de los stocks de lana que estaban acumulados al finalizar la Primera Guerra Mundial, y la caída del precio de $9,74 a $3,08 regresando así al nivel normal de cotización en tiempos de paz, darán lugar a una crisis regional. Esta afectó a los estancieros y comerciantes, pero repercutió aún más sobre los trabajadores laneros y los peones rurales, que vivían en condiciones miserables. La jornada normal de los obreros de ese entonces era de 12 horas, la de los esquiladores y los arrieros rondaba las 16 horas; los salarios eran ínfimos, y frecuentemente eran pagados en bonos o en moneda extranjera que al cambiarla en los comercios era tomada por un valor menor. El único día de descanso era domingo.

Una huelga de protesta en septiembre de 1920 contra las arbitrariedades de la autoridad policial, el boicot a tres comerciantes ligados a la Sociedad Rural y la detención de los dirigentes de la Sociedad Obrera, profundizó el enfrentamiento. Acudieron delegados de toda la provincia, que discutieron las medidas a exigir a la Sociedad Rural. En esta situación, los obreros congregados en la Sociedad Obrera de Río Gallegos presentaron a la patronal un pliego de reivindicaciones exigiendo un mejoramiento de las condiciones laborales.
Entre otras demandas, los obreros exigían que en recintos de 16 m² no durmieran más de tres hombres, que se entregase un paquete de velas a cada obrero mensualmente, que no se trabajase los sábados, un mejoramiento de las raciones de alimentos, un sueldo mínimo mensual de 100 pesos y el reconocimiento de la Sociedad Obrera como el único representante legítimo de los trabajadores, aceptando el nombramiento de un delegado como intermediario entre las partes en conflicto. Este pliego fue rechazado por la organización que nucleaba a los estancieros, la Sociedad Rural. La respuesta de los trabajadores fue declarar la huelga general en toda Santa Cruz.
PRIMERA HUELGA
El 1 de noviembre de 1920 se declara la huelga general. El 3 de noviembre intentan asesinar al dirigente Antonio Soto, pero logra escaparse. El 18 de noviembre en una asamblea en la Sociedad Obrera se hace una nueva propuesta en un 2º pliego a la Sociedad Rural, que será aceptada por un reducido grupo de estancieros el 2 de diciembre.
En Puerto Deseado y en San Julián también se declara la huelga general, liderada por anarquistas, plegándose los ferroviarios y los empleados de La Anónima. El 17 de diciembre la policía asesina al huelguista Domingo F. Olmedo.
La Sociedad Obrera en una asamblea en que se discutían los pasos a seguir, radicaliza su posición al prevalecer la tendencia de la FORA del V Congreso (anarquista), por sobre la de la FORA del IX Congreso (sindicalista). Antonio Soto viaja clandestinamente a Buenos Aires, a buscar apoyo y solidaridad en el Congreso de la FORA que se realizaba en esos días.
Los huelguistas continuaron tomando como rehenes a policías, estancieros y al personal administrativo de los establecimientos rurales, incautando las armas y los alimentos para el sustento de las columnas movilizadas. Hasta ese momento no habían ocurrido hechos de violencia graves, con excepción de los protagonizados por una banda anarquista liderada por Alfredo Fonte alias “El Toscano”, que asaltaba estancias.
El 2 de enero de 1921 “El Toscano” y su socio el “68” asaltaron la estancia “El Campamento”.
En la región de Lago Argentino, los obreros se organizaron en columnas y marcharon por las estancias levantando a la peonada, movilizándose de un lugar a otro, para evitar las represalias policiales y dirigirse hacia Río Gallegos. El 4 de enero, al llegar al paraje denominado El Cerrito, la policía los atacó con armas de fuego. Como resultado del combate, hubo varios policías y obreros muertos y heridos. Este hecho fue manipulado por los periódicos que respondían a la Sociedad Rural, al gobernador Edelmiro Correa Falcón y a Liga Patriótica Argentina, para pintar un cuadro de situación en el que la provincia entera había caído en manos del bandolerismo anarquista. Lo que se procura desde este sector era involucrar al gobierno nacional que presidía Hipólito Yrigoyen, en la represión del movimiento obrero.
El 21 de enero los obreros toman la estancia La Anita, tomando de rehenes a sus dueños y al comisario Micheri; luego toman la estancia
La Primavera. El 29 de enero llega el nuevo gobernador en reemplazo de Correa Falcón, el capitán Ángel Ignacio Yza, de extracción yrigoyenista. Su política será de tipo conciliadora, buscando arreglos pacíficos entre las partes. Mientras tanto, las tropas del Ejército comandadas por el teniente coronel Héctor Benigno Varela llegan a Puerto Santa Cruz el 2 de febrero y se trasladan de inmediato a Río Gallegos.
El gobernador Yza acuerda con Varela no recurrir a la represión, y se entrevistan con los huelguistas en la estancia El Tero el 15 de febrero. Las condiciones eran deponer las armas y la liberación de los rehenes. A cambio se reconocían gran parte de las demandas de los trabajadores, aceptándose un convenio que los patrones habían propuesto a los obreros con fecha 30 de enero. Al día siguiente se levanta la huelga, mientras se vivía un clima de triunfo en la Sociedad Obrera (“El Toscano” y su banda no aceptaron la mediación y se ocultaron en el interior de la provincia, llevándose consigo gran parte de las armas, para impedir que las requisaran). El conflicto llega a un principio de solución a través de un laudo del gobernador Yza, que es aceptado por las partes y homologado por el Departamento de Trabajo de la Nación (22 de febrero de 1921).
Luego del acuerdo con el gobernador Yza, las tropas de Varela retornan a Buenos Aires en mayo de 1921. Lejos de cumplirse el acuerdo, la patronal comienza una serie de represalias contra los participantes de las huelgas en las estancias y en los puertos de Santa Cruz. Comenzaron a actuar las fuerzas policiales con refuerzos parapoliciales integrados por miembros de la Liga Patriótica del nacionalista Manuel Carlés.
INTERMEDIO: PROFUNDIZACIÓN DEL CONFLICTO
El grupo de estancieros, comerciantes y capitalistas patagónicos nucleados en la Sociedad Rural (y apoyados por la Liga Patriótica y algunos funcionarios policiales) abrió la ofensiva contra los otros grupos de intereses que se le enfrentaban: los obreros de la Sociedad Obrera y los radicales yrigoyenistas liderados por José María Borrero y el juez Ismael Viñas, formalmente nucleados alrededor de la figura del gobernador Yza. Este último grupo respondió a las acciones de los estancieros por medio de su periódico La Verdad, dirigido por Borrero, denunciando los contratos leoninos que el frigorífico norteamericano Swift hacía firmar a los obreros del gremio de la carne.
El conflicto finalizó con el triunfo del frigorífico, ayudado indirectamente por Santiago Lázaro y Rogelio Lorenzo, los sindicalistas de la FORA del IX Congreso enviados desde Buenos Aires que, enfrentados con Antonio Soto por su estilo anarquista afín a la FORA del V Congreso. Desde su vocero La Organización Obrera la FORA sindicalista atacaba a la Sociedad Obrera de Río Gallegos de carácter anarcosindicalista, logrando que varios gremios se separaran (el primero fueron los trabajadores gráficos, y a continuación los choferes y mecánicos). Así, el sector obrero quedó dividido, acercándose el grupo de la FORA del IX al grupo yrigoyenista de Borrero y de Iza. Se inició una serie de ataques a la Sociedad Obrera, con la publicación de volantes por parte los dirigentes de la FORA sindicalista.
En mayo de 1921 los telegrafistas del correo de Río Gallegos en huelga, cambian la comisión y rompen con la Sociedad Obrera. El 10 de mayo en una asamblea realizada en el cine “Select” de Río Gallegos, el dirigente de la FORA sindicalista Rogelio Lorenzo y su “Sindicato autónomo de chaufeurs” ocuparon la sede de la Sociedad Obrera. Un grupo de gremialistas encabezados por Soto los expulsó violentamente del local.
Si bien los dirigentes enviados desde Buenos Aires fueron estrepitosamente derrotados en asamblea, demostrando una nula capacidad de movilización, la Sociedad Obrera comenzó a dar algunas muestras de debilidad. A pesar de haber logrado unos triunfos parciales en boicots contra algunos comerciantes acaudalados, el gobernador Yza dejó de tenerlos como interlocutores válidos, reconociendo solamente a los de la FORA sindicalista.
La Sociedad Rural comenzó a mover sus influencias en Buenos Aires, y propició una campaña en los periódicos La Prensa, La Razón y La Nación para denunciar el peligro anarquista, el bandolerismo y la posibilidad de que el gobierno chileno, intentase apoderarse de la región de Santa Cruz. Paralelamente, propiciaron la inmigración de trabajadores “libres”, es decir, rompehuelgas traídos desde otras regiones, que serán objeto de graves agresiones por parte de los obreros locales.
Debido a los ataques contra su persona desde la Sociedad Rural, el periodismo, el gobierno, el sindicalismo de la FORA del IX y las fuerzas policiales, Antonio Soto renuncia como secretario de la Sociedad Obrera, y asume Antonio Paris, prestigioso dirigente obrero, cocinero de profesión. Rogelio Lorenzo, de la FORA sindicalista, intenta conformar un gremio autónomo de trabajadores rurales en el interior de la provincia, en especial en la zona de Lago Argentino, inundando con volantes la región. Por esa razón Soto viaja por toda la provincia de Santa Cruz, esclareciendo a los trabajadores rurales, arrieros, esquiladores, etc. sobre la naturaleza del conflicto y el incumplimiento del acuerdo con Yza por parte de la patronal, haciendo fracasar la maniobra de Lorenzo. La asamblea organizada por la FORA sindicalista el 2 de octubre, será un completo fiasco.
Durante el mes de octubre la situación llega a un punto de no retorno. Uno de los puntos conflictivos fue la actuación del grupo El Consejo Rojo, capitaneado por Alfredo Fonte alias “El Toscano”, que comenzó a perpetrar asaltos, saqueos y toma de rehenes en las estancias de la provincia. A principios de octubre se entrevistó con Antonio Soto para exponerle su plan: huelga general, asaltar las estancias y tomar rehenes, de forma sorpresiva y violenta. Soto se opuso, y sostuvo que había que hacer huelga o boicot solamente a aquellos estancieros que no hubieran cumplido con el pliego de condiciones y argumentó que era darle argumentos a la Sociedad Rural. Ambos rompieron relaciones por completo. “El Toscano” fue capturado el 8 de octubre, por el comisario Vera, paradójicamente, denunciado por los obreros.
Soto partió en campaña y recorrió los parajes de Barranca Blanca, El Tero, Mac Cormack, Tapi Aike, Fuentes del Coyle, Cancha Carrera, Primavera, San José, Laurita, Rospentek, Punta Alta, Glen Cross, Rincón de los Morros, Douglas, Balla Vista, Buitreras, Paso del Medio, Clark, etc. Si bien logró una adhesión aplastante entre los obreros rurales, la Sociedad Obrera había quedado sin apoyos externos: el juez Viñas afrontaba juicio político en Buenos Aires, José María Borrero estaba recluido y silencioso, los abogados Corminas, Cabral y Beherán tampoco aparecían a dar su apoyo, y el gobernador radical prefería a la FORA sindicalista como interlocutor. Además la Sociedad Obrera había perdido fuerza en los puertos, que respondían a la FORA sindicalista. En Puerto Deseado los ferroviarios, y en Puerto San Julián y Puerto Santa Cruz los obreros estibadores y de playa, no apoyaron la huelga. El único apoyo era el de algunos anaquistas como Ramón Outerello, con excepción de San Julián, donde el dirigente era Albino Argüelles, socialista. El único apoyo en la costa provenía de Río Gallegos.
SEGUNDA HUELGA
El 24 de octubre se allanaron y clausuraron los locales de la Federación Obrera de Río Gallegos, Puerto Deseado, San Julián, Puerto Santa Cruz y se arrestaron a los dirigentes obreros. Antonio Paris, secretario general de la Federación Obrera es detenido y torturado por la policía; luego será deportado junto con otros dirigentes obreros. Se declara la huelga general en Santa Cruz. Antonio Soto, que estaba en la estancia Bella Vista, enarboló una bandera roja y negra del anaquismo, y comenzó a impulsar la huelga y toma de estancias. A comienzos de noviembre, Soto había levantado a los trabajadores de las estancias Buitreras, Alquinta, Rincón de los Morros, Glencross, La Esperanza y Bella Vista.
La policía inicia una apresurada ofensiva y detiene a los dirigentes que Soto envía a Río Gallegos: Mogilnitzky, Sambucetti y Severino Fernández son torturados y deportados en el vapor Vicente Fidel López, mientras que son detenidos y apaleados José Graña, Domingo Oyola, Restituto Álvarez y el dueño del bar donde se encontraban reunidos, Martín Tadich. La ola de detenciones de dirigentes en las ciudades costeras aisló al movimiento huelguístico, que siguió creciendo. Ramón Outerello logró evadirse de las autoridades en Puerto Santa Cruz, iniciando un accionar más agresivo que Antonio Soto, que no quería enfrentarse con el Ejército y el gobierno. Outerello comienza a organizar grandes columnas de obreros, y a tomar estancias, dirigiéndose a los puertos, para romper el aislamiento. En la estancia alemana Bremen, en Laguna Cifre, los huelguistas son atacados por los estancieros, con el resultado de dos obreros muertos y varios heridos.
Llegada de Varela
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http://vozentrerriana.blogspot.com/2011/06/la-patagonia-rebelde.html












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