José Mora
Violeta Parra |
En mercadopublico.cl, el portal de licitaciones de Chile Compra, el Ejército ofrece a los proveedores pagar hasta 130 millones de pesos para otorgar el "Contrato Anual de Suministro de Víveres, bebidas y otros".
Quienes quieran ganar la licitación deberán garantizar la calidad y los plazos de entrega de productos como langosta, centolla, ostras, calamar, huevos de codorniz, variedades de quesos, lomo de wagyu y langostas, entre otros.
Los establecimientos beneficiarios del proceso son: el Club Militar de Chile, Club Militar de Campo Peñalolén, Club Militar de Suboficiales del Ejército, el hotel militar 11 de Septiembre, el hotel militar Termas de Colina, el hotel militar "Guayacán" y el Cuartel General del Comando de Apoyo Administrativo del Ejército.
La jefatura recreacional solicitó también la provisión de frutas y verduras de primera calidad, de las que se destaca deben ser hidropónicas u orgánicas (les da igual una u otra, para que veas lo considerados que son).
Quien postule al proceso deberá esperar hasta el 13 de mayo de este año para saber si podrá proveer a la institución de tales exigencias.
Y que te cuento de los que debían defender a los humildes y empuñar las Rojas banderas Proletarias y la cacha de la espada, que estuvieron 20 años cultivando con esmero y sin ninguna preocupación los siguientes antivalores:
1. El nepotismo.
En veinte años, la Concertación creó una estructura estatal a la que solamente tenían acceso los miembros de determinadas familias que llegaron a reemplazar a la vieja aristocracia castellano/vasca vigente hasta la llegada del Gobierno Popular en 1970.
2. El favoritismo hacia los familiares.
Los familiares llevan a otros familiares. Y éstos, a sus amigos, y a los familiares de los amigos. En la cúspide de las organizaciones políticas y del estado se forma una dirección unida por vínculos de parentesco y amistad.
3. Colocación de amigos u ‘operadores políticos’ en cargos del estado, a fin de robustecer la posición personal
El favoritismo hacia los familiares se extendió a ciertos amigos personales y a los llamados ‘operadores políticos’ a fin de robustecer el poder personal. Por supuesto que el interés colectivo estaba ya ajeno a las prácticas políticas
4. El empleo del poder para la obtención de ventajas personales o del grupo político
Quienes conocen a quienes detentan el mando y mantienen ciertos vínculos con ellos comienzan a emplear tales influencias para la obtención de favores
5. Los negocios al amparo del Estado
Muchas de las empresas que contrataban con los servicios y dependencias del Estado pertenecían a personas ligadas a la Concertación. Con ellas no sólo se pactaban precios y condiciones especiales sino, además, comisiones, porque cada funcionario necesitaba aumentar sus ingresos. Esta práctica llegó a extremos tales que hasta en los sectores más apartados de la población nacional se hablaba del ‘CVY’, una contracción del ‘cómo voy yo’.
6. El tráfico de influencias.
7. El estado como fuente de financiamiento para determinadas organizaciones.
El estado mismo, sus dependencias, servicios y empresas fueron fuente de financiamiento para numerosas organizaciones vinculadas a la Concertación y su dirigencia.
8. El uso de la improvisación y falta de previsión
No pocas acciones del gobierno fueron improvisadas y mostraron públicamente una asombrosa falta de previsión.
9. Falseamientos de los títulos académicos.
Un numeroso contingente de la Concertación falseó sus títulos universitarios a fin de justificar el acceso a determinados cargos de gobierno
10. Persistencia a respaldar al familiar, amigo u ‘operador político’ responsable de un ‘error’ manifiesto
Cuando existe nepotismo, la defensa de todos por todos, el ocultamiento de los errores y desatinos pasa a ser la forma de vida del grupo privilegiado
11. Maridaje entre la empresa privada y el servicio público
El caso más emblemático es el de Jaime Estévez Valencia, ex ministro de Obras Públicas y de Transportes y Telecomunicaciones de Ricardo Lagos, bajo cuyo desempeño participó decisivamente en el diseño para la puesta en marcha del Transantiago, incurriendo, junto a Javier Etcheberry y Germán Correa, en incalificables torpezas. Fue presidente del directorio del Banco del Estado de Chile al que cambió nombre por el de Bancoestado, gastando una enorme cantidad de dinero; allí concedió créditos a Andrónico Luksic para la compra de las acciones del Banco de Chile. Meses más tarde, al dejar la presidencia del Bancoestado, asumió como directivo en dicho banco para pasar, además, al directorio de la empresa ENDESA Chile, adquirida por capitales españoles, donde participa en el proyecto Colbún e Hidroaysén.
12. Arribismo y frivolidad.
No es extraño que la generalidad de ellos opte por vivir ‘de plaza Italia hacia arriba’. Algunos dirigentes de los partidos populares, incluso, han elegido vivir en Las Condes, los Domínicos, Lo Barnechea, Chicureo. Muchos de ellos compraron casas en un sector exclusivo a pocos kilómetros de Valparaíso, y no pocos han adquirido habitaciones en Cachagua, Reñaca, Caburgua o Lago Ranco a la manera de los magnates. La explicación es siempre la misma: todos ellos tienen ansias de gozar de cierta ‘tranquilidad’.
13. Mesianismo.
La generalidad de la dirigencia concertacionista mostró constantemente un marcado carácter mesiánico, como si la misión de gobernar la veleidad del ‘pueblo’ les hubiese sido confiada por mandato divino.
14. Arrogancia injustificada.
La forma de comportarse como sujeto superior, sujeto colocado por sobre encima de los demás, arranca del presunto éxito del modelo económico heredado de la dictadura. b. Las omisiones.
15. Falta de preparación teórica de los dirigentes.
16. Incapacidad para transformar el modelo y tendencia a administrarlo
Jamás la Concertación intentó transformar el modelo de sociedad heredado de la dictadura.
17. Incapacidad para ver y corregir sus propios errores.
18. Incapacidad para resolver adecuadamente sus conflictos.
El conglomerado que así funciona marcha, ineluctablemente, a la dispersión porque cada uno ve lo que le interesa y jamás considera el interés colectivo.
19. Incapacidad para distinguir el interés particular del interés colectivo.
En efecto, la satisfacción del interés particular impide ver la satisfacción del interés colectivo.
20. Impunidad de quienes cometían actos de dudosa moralidad. El Consejo de Defensa del Estado pocas veces funcionó como debió hacerlo; durante toda la era concertacionista dio la impresión de ser un ente inútil, pesado y burocrático. Pocas veces se hizo parte en la defensa del interés del Fisco y de la comunidad; hubiere resultado ilusorio suponer, siquiera, que lo haría en materia de derechos humanos.
21. Inactividad frente a los evidentes casos de inmoralidad y abusos.
Cuando la propia presidenta explica que Sebastián Dávalos Bachelet no ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores utilizando la calidad de hijo suyo y no le exige la renuncia, es porque el nepotismo y la impunidad han alcanzado tan alto grado de desarrollo que es inútil adoptar medidas al respecto. Lo que se repite constituye costumbre y por el transcurso del tiempo se hace ‘normal’: la inmoralidad y el abuso se han entronizado.
22. Escaso interés por efectuar cambios en el entramado legal heredado de la dictadura.
No debe sorprender, por consiguiente, que haya existido escaso o casi nulo interés en abrogar el entramado legal heredado de la dictadura. Lo que se ha obtenido ha satisfecho con creces los intereses de los grupos de presión que se han organizado bajo los partidos de la Concertación.
23. Incapacidad para crear organizaciones de reemplazo las que existían.
Hay, no obstante, un crimen mayor que cometen quienes así proceden, es decir, quienes destruyen las organizaciones sociales existentes en aras de un bien que suponen mayor, y ese crimen no es otro que olvidar crear las organizaciones que han de reemplazar aquellas. Esto es tan cierto que la propia dictadura, luego de destruir las organizaciones sociales de la Unidad Popular, creó los sindicatos que irían a sustentar el régimen que instauraba. Así lo hizo Ibáñez al tomar las riendas del estado, en la primera mitad del siglo pasado. Y es lo que no hizo la Concertación. Convencida que sólo ella bastaba para dar sustento a un régimen que calificaba de democrático, no desarrolló ni organizó a quienes irían a darle el sustento social que requería. No fue por olvido tal inacción, sino por conveniencia. Y, tal vez, ese fue su más grande error. Porque las grandes transformaciones sociales y la permanencia en el tiempo de una estructura sólo se alcanzan cuando se cuenta con fuerte respaldo ciudadano.
Bueno Mujer GRANDE, no quiero darte lata, como ves Chile no solo da pena, sino que dan ganas de llorar, pero, como en chile no llora naide, solo agradecerte eternamente por tu profecía:
Me gustan los estudiantes
Porque son la levadura
Del pan que saldrá del horno
con toda su sabrosura,
para la boca del pobre
que come con amargura
Caramba y zamba la cosa
¡Viva la literatura!
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