"Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo" así comienza el célebre Manifiesto Comunista escrito por Carlos Marx y Federico Engels, publicado en 1848. Desde entonces surgió también el anticomunismo para justificar todo tipo de crímenes y represión contra los comunistas y para todo el que pretenda cambiar el orden económico capitalista, a través de la historia hay muchos ejemplos de esta realidad
Las fuerzas fuerzas populares en Chile han sido víctimas y testigo de aquello desde la fundación del Partido en 1912, la traición de González Videla, y la más reciente Dictadura Militar de Pinochet, son ejemplos de esto.
Pero hay una arista del anticomunismo tan dañina para los comunistas, y es la siguiente: cuando se invoca por los propios comunistas la acusación de anticomunista a los mismos comunistas o a militantes de la izquierda que tengan una opinión distinta
Se inhibe toda posibilidad de discrepar, de analizar, de discutir, de opinar sobre la política del Partido, porque serás señalado como un elemento peligroso, quedarás bajo sospecha, tus propios compañeros te mirarán con desconfianza.
Nada hemos aprendido de la experiencia histórica, poco antes de la caída de la Patria Grande, todavía el PCUS rehabilitaba a los militantes, que habían caído en desgracia durante el stalinismo, acusados de los más horribles crímenes contra el Partido.
La historia nos demuestra que muchas veces el partido se ha equivocado en su política, ¿por qué no ahora? todavía se nos recuerda la "tardanza" en llamar a inscribirse y a votar en el plebiscito de 1988, cuando a los dirigentes de base nos paraban los militantes con la recurrente pregunta de "y cuando va llamar el Partido a inscribirse, en el barrio todos lo están haciendo", teníamos mil justificaciones para decir por qué no se llamaba a hacerlo, nuestro problema fue el día que se decidió llamar a votar, con la consigna de "No hasta Vencer" explicarle a las bases por qué ahora si era justo inscribirse y votar, vaya que fue difícil.
Actualmente sólo existe como válida la "línea" de la Dirección, hay del que ose contradecirla y opinar distinto, de inmediato te tildan de anticomunista, de traidor. Ya no se responde con argumentos, con confrontar puntos de vista distintos sobre la coyuntura política, no señor, es más fácil lanzar el epíteto, la descalificación, el denigrar en lo personal, todo vale contra quién tenga la audacia de opinar de otra manera. Flaco favor se le hace al Partido con esta actitud, nos aisla , nos convierte en secta, nuestra ideología en una religión, los militantes en feligreses, el Comité Central en una Curia Romana, el Presidente del Partido en Papa, con el agregado de tener el don de ser infalible. El si se pudo dar el lujo de homenajear en la Cámara a un anticomunista y golpista contumaz como el señor Frei Montalva y qué paradoja, el que criticó este hecho fue tratado de anticomunista y traidor, ¿traidor a qué, me pregunto? Como decía el compañero Volodia "ponemos el diccionario al revés" pensemos ¿cuantos militantes tenía el Partido sólo hace diez años y cuantos tiene ahora? el que no se fue desencantado, lo echaron a empujones, las bases del Partido lo saben bien, preguntémonos ¿cuantos somos ahora?¿la misma cantidad de sólo hace diez años?, ¿somos más o somos menos?.
Se agita el anticomunismo como una forma de cohesionar a la militancia y de ahí a una "caza de brujas" hay un paso.
Si tienes una opinión distinta mejor no la expreses, no lo hagas, porque no te entregarán argumentos, no te tratarán de explicar, de convencer. Es más fácil descalificar, denigrar y la mejor forma es acusarte de anticomunista, eres anticomunista y asunto concluido.
Fuente: G80
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